Pese a lo rimbombante de su victoria, es oportuno recordar que Trump no ha ganado los corazones de una mayoría de los estadounidenses. Al contrario, ha perdido el voto popular, lo que significa que más de la mitad del electorado está entre muy descontento y abiertamente asustado ante su elección.
A las muchas reacciones en forma de análisis sesudo sobre la realidad política o demográfica de Estados Unidos, se han sumado otras más estridentes y otras más enternecedoras. Esta última es el caso de Subway Therapy, una instalación artística en el metro de Nueva York que está llenando las paredes de las estaciones con post-it motivacionales, con pequeñas cartas de amor escritas por los pasajeros para el resto del mundo en un ejercicio de expresión propia que aspira a ser liberador en un tiempo de división.
En Manhattan, el proyecto resuena en el corazón de la mayor parte de sus habitantes. El 86% de ellos votó a favor de Hillary Clinton, lo que explica las numerosas protestas frente a la torre de Donald Trump en la Quinta Avenida.
Pero la frustración también tiene su lado creativo. La mente pensante detrás del proyecto es Levee, un artista local, que había trabajado con ideas similares en anteriores ocasiones. De forma más profunda, Subway Therapy se convierte en un antídoto contra la alieanción diaria a la que se ven sometidos millones de neoyorquinos en su trayecto del trabajo a casa y de trabajo a casa. Si pintas las paredes de miles de colores brillantes con mensajes bonitos para hacerles más felices, el metro es un alivio, no un castigo.
Lo mismo sirve para la extraordinaria elección de Donald Trump. Ya hay unas 1.500 pegatinas fosforitas en el camino que lleva desde la línea 1 hasta la L, entre la 6ª y la 14ª avenida. El proyecto tiene su fundamento en las contribuciones de los viandantes (hay mesas con post-it para que los escribas), convirtiéndolo en la carta de amor propio más grande que Nueva York se ha escrito jamás a sí misma.