¿Cuánto tiempo necesita una empresa para ser rentable? La respuesta más habitual oscila entre el año y los dos años. Tiempo más que suficiente para saber si tiene futuro o si por el contrario está condenada a sumergirse en un pozo sin fondo de pérdidas. Lo cierto es que muchas de ellas no superan el umbral, y se ven obligadas a cerrar pese al esfuerzo, la ilusión y el trabajo invertido por sus creadores.
De ahí que los récords de larga duración sean tan impresionantes. Sostener un negocio a lo largo del tiempo no es sencillo. Se requiere un preclaro talento en la gestión, la definición clara de objetivos o una suficiente flexibilidad que permita adaptar el rumbo de la empresa a los entornos cambiantes. Dadas estas circunstancias, no es de extrañar, pues, que aquellas que triunfan resulten tan admirables para aquellos que aún sueñan con seguir su camino.
Ahora bien, ¿qué hay de las empresas extremadamente duraderas? No aquellas que superan la prueba de su tiempo y se expanden a lo largo de una o dos décadas, sino aquellas que llevan funcionando centenares de años. Miles de ellos. Por increíble que parezca, existen, y muchas de ellas se han mantenido contra viento y marea hasta nuestros días. Talleres que comenzaron en la Edad Media y han sobrevivido hasta hoy.
Hace no mucho hablamos de la más vetusta de todas, Kongō Gumi, dedicada a la construcción y reparación de templos budistas en Japón y fundada por un grupo de inmigrantes chinos en el año 578. Lleva funcionando 1.400 años, reciente adquisición por un gran grupo de construcción incluida, y es el paradigma del modelo de empresa nipón. Japón es el país con el mayor número de empresas milenarias, las más viejas del planeta.
Los motivos son variados y, como todo lo que rodea a Japón, fascinantes. Se pueden entender en gran medida por la inusual estabilidad política y económica a la que se acostumbró el país, muy aislado, desde pronto, y por el peculiar modelo de negocio familiar implantado a lo largo y ancho de la isla. Todos ellos son elementos presentes en otros puntos de la geografía mundial, pero en ningún otro lugar como Japón se han amalgamado de tal modo que haya permitido pervivencias tan prolongadas.
El otro núcleo de empresas centenarias es Europa. En Alemania y Reino Unido las dos compañías más antiguas, Staffelter Hof (862) y The Royal Mint (886), se remontan al medievo. La primera es una destilería, la segunda es una fábrica de moneda y timbre hoy propiedad del gobierno británico. Otras europeas no disfrutan de tanta solera, pero sí acumulan casi un milenio a sus espaldas: es el caso de Sean's Bar en Irlanda (900), Munke Mølle en Dinamarca (un molino, 1135) y la Casa de Ganaderos de Zaragoza en España (1218).
Todas ellas quedan reunidas en estos magníficos mapas de Business Financing, donde se analiza país a país las empresas más viejas. Allá donde la colonización forjó los estados modernos, como América o África, la ascendencia de las empresas más antiguas se remonta de forma habitual al siglo XVIII o XIX. Así, en América del Sur la más antigua es la Casa de la Moneda colombiana (1621), y en África, el servicio de correos de Namibia (1814). Por supuesto, la gran mayoría disfruta de registros más modestos que Japón. Se puede explorar ampliamente en todos estos mapas.
Un viaje al pasado que, al mismo tiempo, es un inspirador viaje al presente.