Galicia ha sufrido en apenas una semana una quincena de incendios que han arrasado unas 6.000 hectáreas, algo más de la mitad que en todo el 2015. Mientras, La Palma ha sido testigo de cómo las llamas han arrasado hasta casi 5.000 hectáreas a principios de este mes. Situaciones que se podrían haber evitado con fuego. Sí, combatir al fuego con fuego.
Hablamos de las quemas controladas (o prescritas) que consisten en la creación de un fuego controlado con el principal objetivo de crear discontinuidades en el terreno que eviten y/o mitiguen los incendios. Es decir, son una forma eficaz para que un incendio no se expanda, ya que sus ventajas son la mejora de los pastos y sobre todo la reducción del material combustible, por lo que el terreno donde se ha trabajado actuará posteriormente de cortafuegos.
Las quemas controladas se efectúan desde noviembre hasta marzo. Así, al tener lugar durante otoño e invierno no alcanzan temperaturas muy altas, por lo que la materia orgánica de la zona apenas se ve afectada y además ayuda a crear un nuevo hábitat.
¿Cuánto cuesta una quema controlada?
Las quemas prescritas se realizan siempre por petición de una empresa, un ganadero o el propio Ayuntamiento de la localidad, siendo prioritarias si la piden estos últimos. No suponen ningún coste para el que las pide, aunque eso sí, es necesario realizar un informe de ejecución final que se incluye en una hoja de costes que asume el Gobierno.
De esta manera, el precio de un fuego controlado se situaría entre los 60 y 100 euros por hectárea. Cifras que varían en función de la zona y la extensión, por lo que las quemas de menos de una hectárea no son usuales ya que no salen rentables.
Este tipo de prácticas son llevadas a cabo por los Equipos de Prevención Integral de Incendios (EPRIF), que son una de las brigadas del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (MAGRAMA) y que tienen su base en varios puntos del mapa de España, con especial relevancia en el norte y el noroeste peninsular.
“Hay mucha controversia con las quemas controladas, pero no tienen nada de negativo, sino todo lo contrario, según muchos estudios que se han hecho y que hemos hecho”, explica Jorge Nieto, del Equipo de Prevención Integral de Incendios que se encuentra en Gredos (Ávila). Por poner un ejemplo, que relata el propio Nieto, durante esta semana una tormenta eléctrica ha provocado dos incendios de 90 y 100 hectáreas en Serranillos (Ávila). Ambos fuegos fueron controlados rápidamente “gracias a una quema prescrita que se efectuó hace dos años”.
Desde la Xunta de Galicia consideran que esta técnica de prevención es "una medida más en la lucha contra los incendios". Así lo asegura Miguel Cela, subdirector general de prevención y defensa contra los incendios forestales de la comunidad. "Se trata de medidas de carácter técnico, que sirven para apoyar las políticas globales de prevención y defensa contra incendios".
Cada vez se quema menos... de manera controlada
Pero aunque los propios equipos de prevención avalen esta técnica, las quemas controladas han caído un 13% desde 2011. El año en que menos se hicieron fue en 2012, cuando las EPRIF practicaron 254 quemas. Por cierto, que ese mismo año está catalogado como el peor del siglo XXI, después de que el fuego arrasara 216.893 hectáreas, según datos del MAGRAMA analizados por la Fundación Civio
En concreto, las provincias donde más ha bajado este tipo de técnica han sido Navarra (un 38,8% menos que hace cinco años), La Palma (-53,85) -que ha sufrido además este mes uno de sus peores incendios y que ha arrasado casi el 7% de la isla-, y todas las provincias pertenecientes a la comunidad gallega, donde recordemos el fuego lleva unas 6.000 hectáreas calcinadas.
Eso sí, Miguel Cela sostiene que desde su punto de vista "no calificaría las quemas como decisivas en la lucha contra el fuego, especialmente en un territorio como el gallego con unas peculiaridades tan específicas marcado por una gran dispersión de la población y zonas en las que se mezclan áreas forestales, prados, viviendas, etc."
Por su parte, Nieto destaca como “hace unos años en Ávila hacíamos quemas controladas en alrededor de 1.000 hectáreas. Este año la cifra ha bajado a 30”. Añade además que “ la intención en Ávila es crear un mosaico de discontinuidades en la región”.
No es la única medida preventiva... ni la única que cae
Además de las quemas controladas, las EPRIF realizan otras medidas de prevención contra los incendios como es el desbroce mecánico y la preparación de parcelas (destinadas a mejorar la eficacia de las quemas) así como la evaluación de labores anteriores, que consiste en la revisión de las zonas en las que se trabajó para comprobar la efectividad de esos fuegos prescritos y si se cumplieron los objetivos de los mismas.
En cuanto a esta última técnica, llama la atención Valencia donde la revisión de los terrenos han caído un 94,23% con respecto a 2011. Las localidades restantes donde ha bajado el número de evaluación de labores anteriores son León (-60%), Huesca (-25%) y Cantabria donde el descenso es de apenas un punto.
Con todo, la suma total de las labores de prevención realizadas por las brigadas de las EPRIF ha descendido en seis de las quince localidades en las que tienen presencia. La Rioja ha sido el municipio en el que más han caído, en poco más de 36%.
¿Hay realmente menos recursos para hacerlas?
Esta caída en las labores de prevención se debe en parte, a unos “servicios públicos retraídos de recursos”. Así lo asegura Alejandro Rodríguez, coordinador federal de agentes forestales y medioambientales de CC.OO.
Tanto los sindicatos como las propias brigadas de extinción y prevención de incendios del MAGRAMA continúan denunciando los recortes en inversión con los que tienen que lidiar cada año. “Los materiales con los que trabajamos están obsoletos”, dice Rodríguez. “No puede ser que tengamos que desplazarnos a apagar un fuego en un vehículo que no tiene ni aire acondicionado. Algunos compañeros han sufridos golpes de calor”.
Por su parte, Miguel Cela asegura que sí que "mantenido los fondos dedicados a este fin, a pesar de las restricciones presupuestarias provocadas por la crisis", y explica también que están "haciendo un esfuerzo constante por renovar y mantener al día el parque de vehículos de defensa contra el fuego. Además, todo el material que se utiliza pasa los controles preceptivos".
Precisamente, Galicia es una de las comunidades que sí han aumentado su gasto en la prevención y extinción de incendios, al menos en los últimos dos años. Según los datos que constan en los presupuestos de la Xunta de Galicia, el pasado año se destinaron casi 109 millones a la lucha contra los fuegos. Un repunte que llega después de que en 2012, la partida se recortase hasta los 91 millones y en 2013 hasta los 85 millones, siendo este último el peor de los últimos cuatro años.
Caso contrario es el que presenta Asturias, la comunidad que más incendios sufre junto a Galicia y que el pasado diciembre tuvo que lidiar con una oleada de fuegos que arrasó hasta 15.000 hectáreas. La partida que ha ido destinando durante los últimos años se ha mantenido entre los 21 y 19 millones hasta llegar a 2015 cuando el gasto bajó a los 16,5 millones.
En ese sentido, Alejandro Rodríguez reclama una “mayor transparencia” por parte del Gobierno a la hora de publicar cuánto se invierte realmente en la prevención de incendios y cuánto han supuesto los recortes. “Los políticos nunca van a asumir su culpa”, apunta. Como ejemplo, el coordinador de agentes forestales y medioambientales de CC.OO pone el incendio que asoló a La Palma a principios de agosto.
“El punto exacto donde comenzó el fuego de La Palma era una bomba de relojería y días antes de que se produjera, el comité de empresas de la localidad ya se había quejado de la falta de medios”.
Una visión, la de Alejandro Rodríguez, que coincide con la de Jorge Nieto, quien sentencia:
“No hay política forestal y el monte se está quedando abandonado”.
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