En el ecuador de los Juegos Olímpicos, el medallero presenta el siguiente aspecto: China lidera con 31 oros (66 preseas en total), Estados Unidos le sigue con 22 (66) y Japón completa el podio con 18 (34). Reino Unido (39 en total), Alemania (29), Francia (23), Italia (29) y Países Bajos (19) dan lustre a la participación europea. Otros países como Corea (6 oros, 19 en total) y otros países más pequeños como Chequia (4/8), Suiza (3/23), Cuba (3/10) o Hungría (3/10), engalanan la parte media de la clasificación.
Poco, mucho. ¿España? Lejísimos. Sólo un oro y 9 medallas. ¿Son pocas o muchas? En comparación al resto de países, en especial dada la estatura económica y demográfica de España, pocas. Pero esta aproximación es inadecuada para comprender el desempeño de la delegación olímpica española. Mucho más útil es este otro gráfico: el dinero destinado al plan ADO desde su puesta en marcha hasta nuestros días. Los atletas españoles han llegado a Tokio en mínimos históricos.
Para lo que buscáis que nos asemejemos en medallas en #JJOO a grandes potencias mundiales en deportes con poco presupuesto... aquí va la inversión en el Plan ADO por ciclo olímpico. #Tokyo2020 pic.twitter.com/9L2ZBimAPh
— Alvaro López (@alopezmillan) July 29, 2021
Era dorada. El plan ADO nace en 1988 con el objetivo de realzar el rendimiento deportivo español en los JJOO de Barcelona. La fórmula era muy sencilla: dinero. España había conseguido cuatro medallas en los JJOO de Seúl y necesitaba becar a sus atletas para que pudieran dedicar la totalidad de su tiempo a preparar la cita de 1992. El dinero saldría de tres fuentes: las aportaciones de empresas privadas, RTVE y la suma conjunta del COE y el CSD. Fue un éxito. Se recaudaron 12.000 millones de pesetas, casi €80 millones al cambio, y se consiguieron 22 medallas.
Desde entonces la cuantía jamás se ha igualado. El frenesí de Barcelona fue puntual. El Plan ADO recauda €32 millones para Atlanta; 42€ millones para Sidney; €46 millones para Atenas; y €63 millones para Pekín. La correlación del presupuesto con el medallero es alta: 17 medallas en 1996 (arrastrando las mieles de 1992); 11 medallas en el 2000; 20 medallas en 2004; y 19 medallas (pero 5 oros) en 2008.
La recesión. El clímax del plan ADO coincide con el punto álgido de la "edad de oro del deporte español", aunque sus éxitos (fútbol, baloncesto, balonmano, Nadal, Alonso) no estuvieran relacionados. Desde entonces el presupuesto disminuye: cae a los €52 millones en Londres y a los €36 millones en Rio, Olimpiada marcada por la profunda recesión que atravesó el país. Tokio certifica el agotamiento del modelo. El Plan ADO a duras penas ha rascado €22 millones, prórroga del quinto año incluida.
El drama. ¿Por qué ha desparecido el dinero? Este artículo de El País ofrece un buen resumen. La aportación de RTVE ha pasado de los €28 millones para el ciclo de Pekín a los €3,5 millones de Tokio. El ente atraviesa una crisis presupuestaria endémica. Las aportaciones privadas también se han hundido. Del pico de €27 millones hemos pasado a los poco más de €10 millones. La situación ha sido tan dramática que el CSD ha tenido que intervenir de urgencia, aportando €16 millones directamente de los Presupuestos Generales del Estado.
Sin futuro. El CSD ha tenido un rol clave sosteniendo las becas de los atletas españoles (Ana Peleteiro y Ray Zapata entre otros medallistas) aportando el 56%, el 61% y el 62% del Plan ADO durante los últimos tres años (en torno a los €9,5 millones anuales). A finales del año pasado y ante la incertidumbre de un quinto año de ciclo, Irene Lozano, secretaria de estado para el Deporte, tuvo que disipar cualquier duda sobre la financiación de los deportistas: "Las becas están garantizadas, os lo aseguro". En España la línea que separa el amateurismo del profesionalismo es así de fina.
Poco comparado. Los sistemas de financiación no son equitativos país a país, pero un dato evidencia la parquedad española: mientras el COE cuenta con una dotación anual de unos €10 millones, el CONI, su equivalente italiano, superaba en 2016 los €400 millones (aunque ha caído este año a unos €75 millones, fruto de una reforma obligada por el COI). En 2016, Reino Unido se gastó €320 millones. Delegaciones como la de ciclismo igualaban al Plan ADO para el mismo ciclo. Australia, con la mitad de población de España, se dejó unos €200 millones.
En perspectiva, de hecho, España saca mucho para lo poco que invierte. En Rio, cada medalla le costó a Reino Unido unos €4,69 millones; a Australia, más de €7 millones; mientras que España se gastó €2,1 millones.
Mal futuro. El Plan ADO partía del apoyo conjunto de fuerzas públicas hoy en crisis (COE, RTVE) y empresas privadas ligadas al deporte o al aparato del estado (Telefónica y La Caixa aportaron 860.000€ al último ciclo; Damm, Viajes Barceló o Leche Pascual, 275.000€; Coca-Cola, con intereses globales en los Juegos, 421.000€). Una colaboración público-privada muy en sintonía con los tiempos de 1988 pero hoy caducada. ADO siempre fue un parche muy lejos de los proyectos integrales de otros comités olímpicos internacionales. España necesita otro modelo.
Imagen: GTRES