Esta es la historia de un instante de inspiración. De un momento 'eureka'. Y sus protagonistas son un estudiante de la Universidad de Cambridge, en Inglaterra, y una lengua milenaria. En la actualidad apenas unos pocos miles de personas utilizan el sánscrito en India, y esta cifra es irrisoria en un país cuya población roza los 1.400 millones de habitantes.
Sin embargo, esto no significa en absoluto que esta lengua esté muerta. Ni siquiera casi muerta. Y es que, aunque la emplean muy pocas personas en todo el planeta, mantiene intacta su condición de vehículo sagrado del hinduismo, una religión cuya tradición se remonta miles de años atrás en el tiempo y que hoy es practicada por más de 1.300 millones de personas.
Además, y esto es algo que puede parecer anecdótico pero que, en realidad, no lo es, es la lengua utilizada en el yoga. Esta prevalencia ha provocado que, sin saberlo, casi todos hayamos incluido en nuestro vocabulario algunas palabras tomadas del sánscrito, como, por ejemplo, gurú, avatar o karma. Lo curioso, y aquí empieza nuestra aventura, es que la gramática de esta lengua es complicadísima.
La máquina del lenguaje de Panini era indescifrable. Hasta ahora
Panini fue un estudioso del sánscrito que vivió en India en el siglo V antes de Cristo, y la historia lo recuerda como el más célebre gramático especializado en esta lengua. Su mayor contribución fue un conjunto de reglas gramaticales, unas 4.000, que fue recogido en un texto, el Astadhyayi, que ha frustrado a cientos de eruditos prácticamente desde el mismo momento en el que vio la luz.
Durante 2.500 años muchos expertos en sánscrito han propuesto interpretaciones de la máquina de Panini
Las reglas de Panini proponen un método eficaz de construcción de palabras y frases en sánscrito, pero hasta ahora tenían un problema: con frecuencia dos o más de estas reglas pueden aplicarse simultáneamente en un mismo contexto, y, al parecer, Panini no expresó con absoluta claridad qué se debe hacer en estos casos. En qué orden se deben aplicar estas reglas cuando varias tienen cabida y queremos obtener un resultado correcto desde un punto de vista gramatical.
Durante los más de 2.500 años que han transcurrido desde que el Astadhyayi vio la luz muchos expertos en sánscrito han propuesto interpretaciones de la máquina de Panini que, presumiblemente, resolvían la injerencia de unas reglas sobre otras, pero ninguna de estas propuestas ha demostrado ser certera. Hasta ahora.
Y es que Rishi Rajpopat, un estudiante indio que está preparando su doctorado en la Universidad de Cambridge, ha demostrado que su estrategia a la hora de interpretar las reglas de Panini es la correcta. Su investigación le ha llevado varios años, y, al parecer, estuvo a punto de tirar la toalla en numerosas ocasiones, pero inesperadamente y durante un instante de inspiración, dio con la solución.
Su algoritmo resuelve con eficacia los conflictos que aparecen al aplicar varias reglas de la máquina de Panini, permitiendo, de esta forma, crear palabras y frases impecables desde un punto de vista gramatical. Este hallazgo nos permitirá entender mejor los textos antiguos escritos en sánscrito, y, además, en el futuro puede propiciar el desarrollo del procesamiento del lenguaje natural con ordenadores. Pase lo que pase hay algo que no admite discusión: el sánscrito tiene cuerda para rato.
Imagen de portada: Wellcome Images
Más información: Universidad de Cambridge