La historia es la de siempre. Alguien en el contexto de su reducido público habitual (pero dentro del ecosistema de enorme capacidad de repercusión que tienen las redes) dice algo que en su círculo no es demasiado llamativo. Pero el mensaje llega a miles de receptores ajenos y se forma la polémica. La polémica de hoy tiene como protagonista un tupper de garbanzos.
María Medino además de madre es nutricionista, y lleva unas activas cuentas de consejos profesionales desde su blog y desde Twitter. En la mañana de ayer le mostró a sus 300 contactos (ahora 1100) la situación que se acababa de producir en su cocina:
Mi hijo no sabe lo que es una galleta. El es feliz desayunando garbanzos. @SinAzucarOrg #EducaciónNutricional #SnacksSaludables pic.twitter.com/mbwzeJH8Qw
— Comiendo con María (@comiendo_maria) January 9, 2018
Pero el mensaje no se quedó ahí, y al poco de subir la imagen Comiendo con María dejaba también una lección que hacía marinar la recomendación nutricionista con la crítica con retranca.
Vuestros malos hábitos de alimentación me llenan la consulta. Vosotros comed lo que queráis, yo seguiré alimentando a mi hijo en vez de darle de comer. 2 conceptos muy distintos 😉
— Comiendo con María (@comiendo_maria) January 9, 2018
Por muy tolerantes que nos consideremos a nosotros mismos, hay algo transgresor en su mensaje. Algo que desafía todos nuestros hábitos alimenticios y violenta nuestras costumbres del último medio siglo. No es sólo dejar de comer bollería industrial, sino que, teniendo a mano cualquier otro alimento, María le hizo desayunar a su hijo legumbres a puñados. Cocidas, sin acompañamiento, aliño o alegría. Desayunar garbanzos.
Como puedes imaginar, Twitter no ha sido especialmente comprensivo y benévolo. Más bien ha aprovechado la oportunidad para hacer lo que mejor se le da: optar por el humor descalificador.
Pido perdón por haberme quejado de mi familia alguna vez https://t.co/nEAEX9F6Q3
— Raúl (@UnTipoElegante) January 9, 2018
Eso no es nada, mi vástago desayuna pasto organico sin gluten plantado artesanalmente en Oaxaca https://t.co/OyoX8uXz9B
— Cosas De Mamadores (@EsDeMamador) January 9, 2018
Se le ve rebosando alegría https://t.co/qepTlYrmkr
— Jardiner (@Jardiner_) January 9, 2018
Y algún día él dirá: "madre no necesita visitas, ella es feliz en el asilo". El ciclo de la vida. https://t.co/IUXwixswCY
— Izzy (@izzygirl86) January 9, 2018
La triste historia del niño garbanzo https://t.co/fpbMfNPwzw
— CYN (@Cynnderela) January 9, 2018
— Tuan (@____tuan) January 9, 2018
Canino, Yorgos Lanthimos, 2009. https://t.co/EjKqJiRSUq
— 👺GUSTAVO.M PAVARONI (@gustavo__malo) January 9, 2018
20 horas y miles de comentarios después, Medino ha elaborado uno de sus habituales podcasts, aunque esta vez lo ha dedicado a defenderse y a mostrar su postura ante el revuelo que generó su tuit.
“Con esto me he dado cuenta de que la gente come muchísimo peor de lo que pensaba y la ideología que tiene la gente es realmente pésima […] El problema es que la población general tiene metido en la cabeza lo que la industria ha querido meterles […]. El consumo medio de azúcar de la población es de 80 gramos cuando lo recomendable para obtener beneficios para la salud sería no pasarse de los 25. No me parece mal que mi hijo desayune garbanzos porque cuántas veces habré desayunado yo misma hummus o cuatro garbanzos que me han sobrado del día anterior”.
Una verdad violenta que nadie quiere oír
Aunque el tuit tenga su parte cómica, por mucho que su lección nos desagrade moral, estética y casi filosóficamente, sabemos que, en el fondo, está señalando un problema real como lo es la mala alimentación de los niños.
Según la OMS, la obesidad infantil se ha multiplicado por 10 en España en los últimos 40 años. Un 12% de los niños y un 8% de las niñas son obesos, mientras el sobrepeso afecta al 26% de ellos, frente a la media del 23% de la OCDE. Hablando de adultos, nuestro país ocupa desde hace años el segundo puesto de mayor cantidad de gente con obesidad en el ranking europeo, sólo por detrás de Reino Unido (permítanme la puntilla, ese país en el que se desayuna alubias). En sitios como Canarias son cifras de epidemia y de crisis sanitaria.
Pero cuando se encuesta a los padres, el 90% de ellos considera que la alimentación de sus hijos es correcta. Como recordaba el también divulgador nutricionista Miguel Ángel Lurueña en el blog Gominolas de Petróleo, esto se debe al ambiente obesogénico, a los “pocos conocimientos en materia de alimentación”, la “baja percepción del riesgo” y la “falta de criterio y de pensamiento crítico” de los progenitores a este respecto.
Aunque también influyen otros factores que impiden poner todo el foco de responsabilidad en los padres, como “las carencias del sistema educativo” o las condiciones socioeconómicas: hay familias que no pueden permitirse fruta fresca en la misma medida que galletas María.
Como podemos intuir, tampoco todo tiene que ver con el alimento en sí, sino con su correcta dosificación, con el tamaño de las porciones y lo que entendemos por “desayunar galletas”, como criticaba la nutricionista. Y la industria tampoco nos lo pone fácil a este respecto: desde principios del siglo XX el tamaño de una “ración de chocolate” (una chocolatina) se ha visto incrementado en un 1233%. En España dos casos bien conocidos a este respecto son el petit suisse-Danonino y las galletas Príncipe.
Más garbanzos y menos galletas.
— SinAzucar.org (@SinAzucarOrg) January 9, 2018
Así que sí, Medino tiene razón, en general tenemos un problema con nuestra alimentación y es mucho más recomendable que tu hijo desayune legumbres que leche y bollos. Otra cosa es la desazón indescriptible que nos produzca la visión.