Tras una primera batalla exitosa frente al coronavirus, Japón y Singapur han registrado durante los últimos días un aumento de los casos positivos que les ha obligado a tomar medidas que hasta ahora habían podido evitar. Singapur ha impuesto un confinamiento de cuatro semanas, mientras Japón ha optado por delegar esta decisión a las autoridades locales.
Contagios al alza. Japón se despertaba hoy con un total de 3.654 casos de coronavirus confirmados y Singapur con 1.309, unas cifras que a juzgar por el aumento en el número de positivos respecto a la tendencia de las semanas anteriores, deja patente que están ante un rebrote del virus. En este contexto, la situación que más preocupa es la de Tokio que se coloca como el principal foco de contagios del país nipón con 1.034 casos totales.
¿Confinamiento? Mientras Singapur ha decretado la paralización de todos los sectores no esenciales de la economía, un confinamiento de cuatro semanas y un paquete de medidas económicas que representa el 12% del PIB nacional, Japón ha declarado un estado de emergencia con matices. Esto permite a Shinzo Abe delegar en las autoridades locales (prefecturas y alcaldías) la decisión de implantar un periodo de confinamiento, paralizar la economía o restringir el movimiento.
Apoyado en un comité de expertos, el primer ministro asegura que "en el caso de Japón no existe ningún confinamiento ni tenemos esa necesidad" y, por el momento, los ciudadanos podrán ir a comprar y utilizar el transporte público.
Medidas previas. El pasado mes de febrero, cuando Japón tan solo tenía 186 casos confirmados, el ejecutivo decidió cerrar todos los centros educativos hasta finales de marzo y sometió a cuarentena a todos los ciudadanos que habían viajado a China o a Corea del Sur. Como resultado, mantuvo el número de contagios por debajo de los mil casos. Si además tenemos en cuenta que los japoneses ya mantienen la distancia social por una cuestión cultural, la propagación se redujo.
De forma similar, desde que Singapur registró a su paciente cero procedente de Wuhan, comenzó a aplicar una estrategia donde realizaban pruebas a casos sospechosos, aislaban y sometían a un periodo de cuarentena a los positivos. ¿Resultado? Tres semanas después, el número de pacientes curados superaba a los nuevos contagios y la curva se estabilizaba.
¿Por qué ahora? Japón asocia el actual brote a un incremento de los casos importados y por ello prohíbe la entrada de viajeros procedentes de Estados Unidos, Europa, China o Corea del Sur, entre otros. Sin embargo, el gobierno de Singapur es más crítico y asocia el rebrote a una situación de transmisión comunitaria descontralada. Según The Strait Times, de los últimos 120 contagios registrados, solo cuatro son importados de otros países.
De hecho, al hilo del aumento de los casos en la India la semana pasada, desde la OMS lanzaron una advertencia en términos generales: "La epidemia está lejos de haber terminado en Asia y el Pacífico. Esta será una batalla a largo plazo y no podemos bajar la guardia".
¿Y Corea del Sur? Según los datos proporcionados por el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de Corea del Sur, en las últimas 24 horas el país ha registrado un aumento de 81 casos respecto al día anterior. Las autoridades asocian el aumento a una transmisión entre los profesionales sanitarios y no tanto a casos importados, los cuales ascienden a 741 sobre un total de 10.237.
En este contexto, el país asiático ha extendido sus medidas anti-aglomeración y de distanciamiento social hasta el próximo 19 de abril, pero celebrará elecciones la semana próxima extremando las precauciones.
Imagen: Kunihiko Miura/AP