En 1975 la actriz británica Helen Mirren estaba empezando su carrera sobre los escenarios. Tenía 30 años, y para su primera entrevista televisada la invitaron al talk show de Michael Parkinson, probablemente el más importante y conocido de la historia de la televisión británica. Estaba promocionando su papel en Lady Macbeth, la nueva obra del grupo teatral Royal Shakespeare Company de próximo estreno. Y a Parkinson no se le ocurrió otra cosa que preguntarle por sus pechos.
Como ha reconocido en entrevistas posteriores, Mirren estaba muy nerviosa antes de ir al programa. Temía no dar la talla con sus respuestas. Pero como puedes ver en el siguiente fragmento de su intervención en el programa, la actriz lo hizo más que bien. Con la perspectiva que nos da ver el video 40 años después, comprobamos cómo las respuestas de la entrevistada son impecables. Mientras que las preguntas que le hacía Parkinson encajan perfectamente en lo que entendemos como sexismo de baja intensidad.
Es una entrevista en la que se palma la incomodidad. El lenguaje no verbal, la dificultad para expresar lo que cada uno de ellos tiene en mente. Al llegar al plató, el periodista introdujo a Mirren a la audiencia definiéndola como “reina del sexo” y recordando la cita de un crítico que la había definido como “especialmente hábil para proyectar un erotismo ‘de zorra’”.
Llega la parte difícil. Después de que la actriz aguante esos comentarios, el hombre cuestiona que ella pueda considerarse a sí misma una “actriz seria” por el “equipamiento” que posee. La mujer empieza a acorralarle, le pide explicaciones (en nuestras cabezas parece que la actriz quiere decirle “atrévete, dime que no puedo ser formal porque tengo unas tetas grandes”). “¿Mis atributos físicos? ¿Te refieres a mis manos?” Dice Mirren a la defensiva.
“Claro, ya se sabe que las actrices serias no pueden tener unos grandes pechos”. La británica termina su intervención clamando a que los espectadores no fueran tan mediocres como para valorar el talento de una mujer sólo en base a su físico. La estocada, “me gustaría que la relación entre espectadores e intérpretes sobrepasara estas preguntas aburridas”.
Lo más seguro es que un trato así por parte del entrevistado hacia una mujer sería repudiado por entrevistado, lectores y espectadores de inmediato. Tal vez por eso esta impactante entrevista ha vivido un segundo florecimiento en los últimos meses en las redes sociales. Es imposible no pensar en la distancia que salva aquella época con la nuestra. En el plató del talk show los espectadores reían, pero esas risas hoy suenan malvadas, inconscientes de lo que suponía que a una artista se la estuviera entrevistando desde la posición de que lo único que interesaba de ella era su condición de objeto de deseo.
Helen Mirren, la actriz que fue mucho más que unos pechos grandes
Los años le han confirmado a Helen Mirren que su talento va más allá de sus “grandes pechos”. Es una de las pocas actrices del mundo que ha ganado los cuatro premios principales de su categoría dentro del cine comercial por una sola película, ya que con La Reina (donde hacía de Isabel II) se llevó el Óscar, el BAFTA, el Globo de Oro y el Premio del Sindicato de Actores.
Ha sido galardonada dos veces al premio de mejor interpretación femenina en el Festival Cannes, en 1984 por la película Cal y en 1995 por La locura del rey Jorge. Después de su trabajo como lady Macbeth, Mirren realizó el doble papel de Ofelia y Gertrudis en Hamlet, momento a partir del cual su popularidad se disparó. Y sigue siendo, a sus 71 años una actriz activa y solicitada, algo que suele costar en mayor medida a las mujeres que a los hombres de su misma profesión. Puede que en 1975 pasara un mal momento con las preguntas de Parkinson, pero está claro que el mundo supo valorarla como lo que ella sabía que era, una "actriz seria".
Imagen: Dick Thomas Johnson.