Estambul es hoy una capital que se mueve entre aguas inciertas. El golpe de estado fallido contra Recep Tayyip Erdoğan y la deriva autoritaria a iliberal del actual presidente turco cierran las puertas de la proyección internacional de la ciudad, una de las más pobladas a este lado de Euroasia y con una historia increíblemente rica en eventos, civilizaciones que se cruzan y legados culturales. Su siglo XX ha sido, en muchos sentidos, catárquico. ¿Pero cómo era Estambul en los últimos compases del mundo antiguo, en el siglo XIX?
Retrotaerse más de cien años a Estambul implica viajar al ya extinto Imperio Otomano, una de las grandes organizaciones político-territoriales de la historia. Con varios siglos a sus espaldas de esplendor cultural y económico, el Imperio Otomano radicó en la antigua Constantinopla el centro de su inmenso poder. Antes de que el orden dinástico quedara arrasado en el interior de Europa, Constantinopla representaba un permanente cruce de culturas, una puerta abierta a Asia desde Europa y un centro de sofisticación y arte.
La Primera Guerra Mundial acabó con ella. Con su nombre y con el estado para el que ejercía de capital: el Imperio Otomano fue desmembrado por las potencias aliadas y en Anatolia surgió la República de Turquía, que eliminó el rastro oficial musulmán de los gobernantes de la Sublime Puerta y que, al adoptar el alfabeto latino, renombró la ciudad a Estambul. ¿Fue el fin de sus días? No: estas imágenes (recopiladas por Retronaut) tomadas con la técnica del fotocromo reviven los agitados días de la Constantinopla finisecular.
Las imágenes recopiladas aquí forman parte del inmenso catálogo de la Detroit Publishing Company. En concreto, de una pequeña colección titulada "Imágenes de pobladores y sitios de Turquía" que fue publicada en 1905 (aunque algunas de las fotos incluidas en este artículo son ligeramente posteriores). Por aquel entonces, la técnica del fotocromo, como ya hemos visto en otras ocasiones (a propósito de París o Venecia, sin ir más lejos) servía de herramienta fantástica para aportar color allí donde las placas fotográficas no lo hacían.
Constantinopla dejaría de ser denominada oficialmente como tal a partir de 1930, con la definitiva implantación de las políticas kemalistas, de la República de Turquía y del borrado total de todo rastro del Imperio Otomano. Mustafa Kemal Atatürk, padre de todos los turcos, trataría de despojar a la actual Estambul de la herencia imperial y musulmana, modernizando a la ciudad como capital de una República de Turquía de carácter más occidental. Constantinopla quedaría encapsulada para siempre en estas preciosas imágenes de fotocromo.