¿Y si fuese peor el remedio que la enfermedad? Ese es, literalmente, el sentimiento de un recuperado por coronavirus, un estadounidense de 71 años llamado Michael Flor cuya historia ha contado el medio local The Seattle Times para pasmo de sus lectores. “Me siento culpable de haber sobrevivido. Me ronda el pensamiento ‘¿por qué yo? ¿acaso me merezco esto?’ Miro el precio final y no paro de sentir culpa de haberlo pasado”, ha dicho.
1.122.501,04 dólares. 992.330,21 al cambio a euros. Son 181 páginas de factura, más páginas que las que ocupa la Metamorfosis de Kafka o El extranjero de Camús. Flor ha sido de los desdichados pacientes de la Covid-19 que ha tenido que pasar 62 noches de cama en un hospital de Washington, además una de cuidados intensivos. Sólo la estancia ha costado 408.912 dólares. De esos días 29 necesitó un respirador. Cada visita de un médico, cada medicamento…
Mientras el cuerpo del hombre se debatía entre la vida y la muerte, con fallos pulmonares y cardíacos incluidos hacia el final de la travesía, la factura ha ido engordando.
En principio está salvado del pago. Flor tiene un seguro privado que incluye Medicare. Gracias a él el precio del tratamiento habría rondado los 6.000 dólares, pero gracias al paquete de asistencia específico para la emergencia por coronavirus firmado por el Congreso lo más probable es que no tenga que pagar ni un centavo, aunque sigue a la espera de la aparición de una posible factura sorpresa, una figura que existe. Nada de eso quita que, al haber recibido el pesado sobre en su casa, ahora se sienta como una carga para el país.
Búscate una enfermedad con una gran campaña de márketing: esa es la conclusión a la que llega el redactor de The Seattle Times de esta pieza, así como otros analistas. No hay paquete de estímulo económico para luchar contra el cáncer (el 42% de los estadounidenses a los que se les diagnostica pierde los ahorros de su vida en los dos primeros años), tampoco para los que sufren toxoplasmosis, una infección causada por uno de los parásitos más comunes en el mundo y cuyo medicamento cuesta 45.000 dólares al mes. De no haber sido por la alerta social que ha generado la crisis del coronavirus, si se hubiese tratado como otro problema sanitario más, Flor podría haber acabado en bancarrota.
El caso de este anciano no es, ni mucho menos, el único relacionado con el coronavirus que ha movilizado el enésimo replanteamiento sobre el sistema sanitario estadounidense. Aquí CNN mostraba la brecha norteamericana y europea: dos pacientes graves de Covid, una de EEUU y otro italiano, que requirieron del mismo tratamiento y mientras uno lo recibió sin preocuparse la otra veía cómo cada noche de recuperación le costaba más de 1.000 dólares, y eso teniendo en cuenta que estaba cubierta por una póliza. Estados Unidos es la única nación de los países desarrollados sin sanidad universal.
Mientras ellos gastan un 17% de su PIB en la factura anual sanitaria, la media de la OCDE es de 8.4% (en España es el 8.8%), y eso para acabar puntuando casi en cualquier estadística frente a estos países como uno de los peores sistemas en cuando a acceso, eficiencia de gasto y cantidad y calidad de vidas salvadas.
¿Y la factura nacional? Muchos de los seguros médicos estadounidenses están vinculados al empleo. Teniendo en cuenta las catastróficas cifras de paro en las que se han sumido la mayoría de economías mundiales, y dado el alto riesgo que había de que la gente dejase de tratarse por Covid para no pagar la factura y extendiese así la pandemia, EEUU ha tenido que aprobar las mencionadas ayudas sanitarias exprés. Sin embargo, las cifras de contagios siguen desbocadas.
Ya se han lanzado simulaciones: de contagiarse el 20% de los estadounidenses, 11.2 millones de personas tendrían que ser hospitalizadas. Son 13 millones de días de respiradores, lo que se traduce en 163.000 millones de dólares de gasto sanitario directo (el indirecto es imposible de calcular), y el coste total iría aumentando progresivamente cuanto más porcentaje de la población se infecte: según la simulación, más de un 80% de infectados supondrían 654.000 millones.
Según el Banco de España, el gasto sanitario extra que supondrá en nuestro país el virus este año serán 4.000 millones.