La tecnología y las redes sociales brindan a los grupos extremistas una plataforma global perfecta para difundir su ideología y adoctrinar a jóvenes reclutas. Empresas como Facebook y Google llevan años luchando para frenar esa lacra. Tras miles de millones de euros invertidos en capital humano y tecnología, Silicon Valley finalmente está logrando eliminar todo ese contenido nocivo. Pero a pesar de tales éxitos, los videojuegos online se están convirtiendo en el nuevo modus operandi para que los grupos extremistas sigan organizándose.
Los gobiernos y los servicios de inteligencia ya han expresado su preocupación de que los videojuegos, en particular los servicios de chat y mensajería dentro de ellos, sean herramientas para difundir propaganda.
Alejados de la realidad. En 2019, una usuaria de Twitter llamada @lululemew comenzó a compartir referencias neonazis en Roblox, un popular juego online que tiene más de 100 millones de usuarios activos en todo el mundo y es popular entre los niños. "Mi hijo juega a Roblox", escribió en un intento de alertar a la empresa. "¿Sabía que tiene miembros en su sitio que promocionan grupos #WhitePowerExtremist #DomesticTerrorism?".
Roblox, como Minecraft, permite a los usuarios crear avatares y mundos virtuales para que esos personajes deambulen. Si bien la mayoría usa la plataforma para crear personajes divertidos e inocuos, algunos la han usado para tratar de difundir mensajes de odio. El juego se ha convertido en otra frontera en la batalla en curso por la moderación del contenido y las líneas de expresión apropiadas en plataformas privadas.
Hi @Roblox —🚨
— ʟᴜʟᴜ ʟᴇ ᴍᴇᴡ☮︎ (@LuluLemew) August 18, 2019
My kid plays Roblox.
Did you know you have members on your site promoting #WhitePowerExtremist #DomesticTerrorism groups?
ATOMWAFFEN is responsible for 5 deaths over the last few years & is one of the most violent #WhiteSupremacistTerrorist groups in the US. pic.twitter.com/gXKicxcYWr
Radicalización donde menos te lo esperas. Algunos investigadores han alertado de contenido antisemita, racista y homofóbico en plataformas como DLive y Odysee, donde los usuarios transmiten y charlan sobre videojuegos como Call of Duty y Minecraft. Conversaciones que luego se trasladan a canales privados de Telegram. "Ahí es cuando comienzas a ir a otras reuniones, a grupos más pequeños que no necesariamente están jugando, hablando de política de manera más explícita", explican desde Hope Not Hate en este reportaje de la BBC.
En 2013, filtraciones de la Agencia de Seguridad Nacional conseguidas por Edward Snowden revelaron que tanto la NSA como la Sede General de Comunicaciones de Gran Bretaña estaban rastreando a extremistas islámicos utilizando videojuegos como World of Warcraft y Second Life.
Campos de concentración online. Pese a que videojuegos como Call of Duty defienden que "toman acciones para enfrentarse a ese comportamiento, baneando a los jugadores con nicks racistas o que usan comentarios orientados al odio, e implementado nueva tecnología", Hope Not Hate ha encontrado escenarios de "rol" extremistas dentro de los mismos juegos en varias plataformas que permiten a los jugadores crear sus propios mapas.
Estos incluían campos de concentración nazis o un campo de detención uigur en videojuegos como Roblox y Minecraft. Un minijuego de conducción de Roblox invitaba a los jugadores a simular el asesinato de personas pertenecientes a minorías étnicas atropellándolas con un coche. "Estos son pequeños, pero lo que hacen es permitir que los extremistas creen experiencias para vivir fantasías radicalizadas online", explica Jacob Davey, del Instituto de Diálogo Estratégico.
A escondidas. La investigación de otra organización, Tech Against Terrorism, también sugiere que grupos neonazis usan terminología de plataformas como Roblox para esconder mensajes, ya que la compañía prohíbe el contenido inapropiado. Un ejemplo en Telegram: un usuario que publica instrucciones completas para hacer bombas a un joven con el mensaje: "Oye chico, ¿quieres hacer una bomba de buzón para Roblox?".
El contenido de los videojuegos también genera preocupaciones. El mítico Counter-Strike, por ejemplo, permite a los jugadores simular a terroristas que intentan perpetrar un ataque. Apodado el "Gaming Jihad", las organizaciones yihadistas han explotado los videojuegos de disparos en primera persona para atraer a jóvenes reclutas. En 2014, el Estado Islámico desarrolló una película de propaganda diseñada para parecerse a los populares Call of Duty y Grand Theft Auto.
Poca regulación. Valve Corporation y su comunidad Steam han estado en el centro de atención por la presencia omnipresente de grupos neonazis que operan en la plataforma. Steam ofrece servicios de videojuegos online basados en la comunidad, donde los jugadores hacen amigos y se conectan mediante perfiles, mensajes y videoconferencias de voz a voz. Actualmente tiene más de 125 millones de usuarios activos. Sin embargo, la comunidad casi no está regulada.
La reciente cobertura de los medios ha revelado miles de usuarios y páginas de la comunidad que apoyan a grupos de supremacistas blancos neonazis. De manera similar, hay miles de páginas dedicadas a glorificar los tiroteos escolares. Lo preocupante de todo es que los videojuegos y esas comunidades online hayan pasado desapercibidos en comparación con otras plataformas de mensajería durante tanto tiempo.