'El Grito' de Edvard Munch, de 1893, es una de las pinturas más famosas del mundo. A lo largo de las décadas su iconicidad ha influenciado desde películas de terror en Hollywood (las de aquel enmascarado que asesinaba a quien se le ponía por delante) hasta algunos emoticonos de WhatsApp. Es ya una expresión de la ansiedad humana, de la locura, la catarsis y la angustia existencial.
La pintura original, exhibida por primera vez en la ciudad natal de Munch, Oslo (entonces Kristiania) en 1893, ha intrigado a todas las generaciones y personalidades del arte desde entonces.
Y aunque se trate de una de las pinturas más famosas del mundo los historiadores han ignorado durante décadas una pequeña inscripción escrita en lápiz en la esquina superior izquierda del lienzo. En ella se lee esto:
Sólo podría haber sido pintado por un loco.
Y la pregunta es: ¿Quién escribió dicha frase en el cuadro? De entre los que se han empeñado en averiguar el suceso hay quienes piensan que podría haber sido el resultado de un vandalismo improvisado en alguna de las galerías que acogieron la obra o en su traslado. Y otros quienes piensan que el mismo autor podría haberla escrito, ya que se sabía que había tenido problemas de salud mental a lo largo de su vida.
Bien, durante muchos años los expertos en arte pensaron que se trataba de la primera hipótesis: un espectador descontento o indignado había "destrozado" la obra y fin de la historia. Un estudio exhaustivo de sus obras por el historiador del arte Gerd Woll en 2008 sugirió que la frase había sido garabateada por un vándalo. "Al menos así se percibió en 1904", cuando se exhibió en Copenhague, escribe, "que una mano sin tacto ha escrito con lápiz". Pero todos ellos estaban equivocados.
Mientras el Museo Nacional de Noruega estaba restaurando y examinando el trabajo en preparación para la apertura de su nuevo museo en 2022, Mai Britt Guleng, un curador del museo aprovechó la oportunidad para investigar y resolver el enigma. "Me resultó extraño que hubiera tan poca curiosidad sobre esta inscripción, porque es una cosa muy peculiar, lo de escribir en tu propia pintura", señalaba el experto.
El texto "sólo podría haber sido pintado por un loco" no es lo suficientemente grande como para que la mayoría de la gente lo note, especialmente cuando se presenta en el museo detrás de un vidrio. Para estudiarlo, los investigadores necesitaban utilizar fotografías infrarrojas para hacerlo más legible. "No se escribió en letras grandes para que todos lo vieran", decía Guleng. “Realmente hay que mirar mucho para verlo. Si hubiera sido un acto de vandalismo, habría sido más grande".
Con ayuda de tecnología punta y un minucioso análisis, el museo ha llegado a la conclusión ahora de que esas palabras fueron escritas por el mismo autor, Edvard Munch. "Ha sido examinado con mucho cuidado, letra por letra y palabra por palabra, y es idéntico en todos los aspectos a la letra de Munch", comunicó el museo.
Lasse Jacobsen, un bibliotecario de investigación del Museo Munch de Oslo que trabaja con los escritos recopilados de Munch, dio el visto bueno a los hallazgos de Guleng. Las fotografías infrarrojas que hicieron mucho más fácil ver las palabras corroboraron un estilo similar al de la escritura del pintor: "Hay algunas letras en su letra que son realmente distintas a las de la gente corriente, como la N o la D, que aparecen al final. Cuando las vi bien pensé: 'Esto es de Munch'", explica Jacobsen.
El estado mental del artista
Munch pintó cuatro versiones de 'El Grito' desde 1893 a 1910, representando una figura esquelética en un puente sosteniéndose la cara mientras gritaba de agonía. La primera versión, pintada al temple sobre tabla con pasteles, es propiedad del Museo Nacional, y es la única que lleva esta inscripción. En su diario, Munch escribió que la obra se inspiró en "una ráfaga de melancolía". Ahora es un símbolo de angustia existencial e incluso se le ha llamado la Mona Lisa del arte moderno. Otros dos originales se encuentran en museos noruegos; una versión de 1895, en pastel sobre cartón, es propiedad de un coleccionista privado.
Se cree que el autor podría haber escrito la frase en 1895. ¿Qué sucedió entonces? Según algunos escritos, durante un debate sobre la exposición en la Asociación de Estudiantes de la Universidad de Oslo una noche, un estudiante de medicina, Johan Scharffenberg, dijo que la obra de arte le dio motivos para cuestionar el estado mental del artista, llamando a Munch anormal y "loco". Esto dejó en el artista una huella de la que luego escribiría años después en su diario. Los investigadores sospechan que la inscripción está escrita con ironía y refleja tanto el dolor por ser atacado como el miedo a ser considerado un enfermo mental.
La locura se vinculó a menudo con la expresión artística en el siglo XIX, y formaba parte del caracter místico del artista. Tanto el padre como la hermana de Munch sufrieron episodios de depresión y Munch finalmente fue hospitalizado después de un ataque de nervios en 1908. Su madre y su hermana mayor murieron antes de que el artista cumpliera 14 años por tuberculosis, su padre murió 12 años después y otra hermana ingresó en un manicomio con trastorno bipolar.
"Desde que tengo memoria he sufrido un profundo sentimiento de ansiedad que he tratado de expresar en mi arte", escribió Munch. "Sin esta ansiedad y esta enfermedad habría sido como un barco sin timón", mencionaba en algunos textos. Esto podría verse reflejado en la pintura y ser, al final, un espejo de nuestros propios miedos. Por dentro, ¿no estamos todos gritando también?
Es curioso que Munch volvió al incidente de 1895 repetidamente en cartas donde se observa que el artista estaba obsesionado con la enfermedad después de ver morir a su familia. Los investigadores creen que los antecedentes podrían haberlo llevado a hacer esas marcas en la pintura para abordar las críticas a la obra y sus propios demonios internos. Nunca sabremos qué le llevó a hacerlo verdaderamente, pero al menos ahora sabemos que fue él quien dejó ese mensaje en una pintura que más de 100 años después seguimos investigando. Y es, al final, uno de los poderes que tiene el arte, que el tiempo no supone una barrera entre el pasado y el presente.
Imagen: Museo Nacional de Arte de Noruega