Sí, los móviles no están haciendo peores peatones: con la llegada del iPhone se dispararon los accidentes

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Hace no mucho la Fundación Línea Directa publicaba los resultados de un estudio no tan sorprendente: a día de hoy despistarse por mirar o usar el móvil es tan mortífero en carretera como los excesos de velocidad o el consumo de alcohol. El smartphone aglutina el 20% del total de los fallecidos por accidente de tráfico y está en medio de casi 8.000 accidentes con víctimas.

Vigilando al peatón. Y por eso nos parecen lógicas también las conclusiones a las que ha llegado ahora la revista académica nortaemericana JAMA. Se hizo un seguimiento de los informes oficiales en un centenar de hospitales acogidos al Sistema Nacional de Vigilancia Electrónica de Lesiones. Entre 1998 y 2017 2.500 personas reconocieron haber tenido tropiezos o caídas que acabaron en tirones en cabeza y cuello.

El estudio es incompleto porque, al depender de las declaraciones de los pacientes, se estima que sean muchísimos más los accidentes provocados por el móvil, ya que por motivos de póliza de seguros o simple vergüenza muchos habrán ocultado que se debía al despiste de estar mirando alguna app (los responsables del estudio cifran los traumatismos por uso de móvil en este período en 75.000).

Pero también es relevante porque es un estudio que ha permitido hacer la comparación del número de accidentes totales y también los asociados al móvil antes y después de su llegada a nuestras vidas. Desde que salió el iPhone en el verano de 2007 no sólo se percibe una escalada abrupta y sin precedentes de lesiones por móvil, sino de lesiones en general. Sí, por culpa de los móviles somos más torpes.

No sólo dónde caminas, sino cómo: investigadores de la Universidad de Australia también llegaron previamente a la conclusión de que nuestra forma de andar texteando (más lenta, más errática) también influye a la hora de hacernos perder el equilibrio o ser incapaces de andar más recto, lo que nos puede llevar a chocarnos con el entorno.

Atención, smartphone: de ahí que algunos periodistas hayan señalado la relevancia de las señales de tráfico antimóviles, como las que hay en zonas turísticas de superficies irregulares que avisan a los adictos al selfie de mirar bien el suelo por el que pasan y que cuando aparecen en redes sociales se los tilda de ridículos o de prueba del embobamiento general. En realidad es posible que estos carteles sí estén salvándonos de tener más accidentes. Es más, es probable que se haya dado la situación en esta década de que un cartel haya salvado algún tipo que estuviese a punto de escribir por Facebook sobre lo idiotas que son los demás a no esnucarse.

Sí, las cifras son de Estados Unidos, pero, ¿y España? Aunque hay muchos factores que pueden influir en la materialización o no de estos accidentes, hay al menos un dato interesante: los españoles somos casi tan adictos al móvil como los norteamericanos. Éstos pasaban en 2016 2:37 horas por ciudadano pegado a la pequeña pantalla cada jornada, mientras que nosotros echábamos 2:11 horas por persona y día. Somos el quinto país más adicto.

No mirar el móvil no te salvará de los coches: a pesar de todo lo dicho, otro estudio elaborado por la ciudad de Nueva York para determinar si era necesario incorporar algún tipo de medida disuasoria contra el “peligro” público de los transeúntes distraídos determinó que, pese a todo, la principal amenaza para el tráfico siguen siendo los conductores de coches distraídos, bien por el móvil bien por otras cosas. Aunque alguien vaya pegado al teléfono es (evidentemente) más importante lo que hace alguien montado sobre una tonelada de metal a varios kilómetros por hora.

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