Si te parece un concepto digno de una peli de terror es porque, en efecto, este argumento ha sido usado para más de una o dos de ellas.
Sentimos tener que contártelo espoileándote la resolución que ha causado furor estos últimos días en Twitter, pero esto es lo que ha ocurrido: una joven neoyorkina de 26 años llamada Samantha Hartsoe compartió en esta red y también TikTok en formato vídeo las cuatro partes de su última aventura.
En resumen:
1) Le inquietaba que, en el piso recientemente alquilado, siempre hacía frío. Ubicó el origen de las corrientes en el baño. Tras mucho trastear, sale del espejo.
2) Descuelga el espejo sólo para encontrar detrás de él un boquete a través del cuál se percibe un enorme espacio y, al fondo, una habitación oscura.
3) La mujer consigue entrar por el hueco para ver qué hay.
4) Martillo en mano, nuestra exploradora encuentra toda una vivienda medio derruida, pero con algunas estancias intactas muy malrrolleras. Hay algunas señales de vida reciente, como botellas de agua o productos de higiene personal. Tras recorrer todos los recovecos sale por una puerta nueva, que daba a una salida al otro lado del complejo de apartamentos donde vive. Esto es, no se trataba simplemente de la vivienda de al lado, sino una vivienda secreta entre todas las viviendas, y podría accederse a su casa y tal vez otras por los huecos de los baños. Hartsoe llega a su habitación de nuevo para exclamar “vaya vaya, parece que mi casero tendrá mañana una llamada telefónica de lo más interesante”.
Las casas ocultas: la joven ha declarado a otros medios que, tras hablar con los propietarios de la vivienda, estos tampoco dicen tener ni idea con todo ese asunto, pero en redes sociales siempre hay alguien dispuesto a responder. En cierto tipo de construcción social estadounidense para entornos de bajos ingresos puedes encontrarte espacios pensados para el personal de mantenimiento que, pensando en ocultarlos de la vista de los residentes en las zonas comunes, tenían entradas a algunas viviendas como esta para poder hacer su trabajo de forma invisible.
Candyman y otros sucesos de este mundo. Si a muchos ha recordado a la película así titulada de 1992 es porque el argumento, aunque en teoría basado en una novela de Clive Barker, también tiene una importante resonancia con lo que vemos aquí y algo que pasó en Chicago en 1987. En la zona más peligrosa de la ciudad de la costa este se montaron las Grace Abbott Homes, siete torres de 15 pisos en forma de Y que hospedaban a 3.600 ciudadanos pobres, en su mayoría madres solteras sin ingresos, yonkis y miembros de bandas de narcotráfico.
Fun fact: In the 80s a lady was murdered after a few boys climbed through her mirror pic.twitter.com/FMgtJKP24K
— Skullkidliam 🤘 (@SkullkidliamFox) March 4, 2021
Allí vivía Ruth Mae McCoy, una mujer con graves trastornos mentales que llamó a la policía medio delirando y diciendo que venían a por ella “a través del botiquín del baño”. Los agentes no hicieron mucho caso, pero sí descubrieron dos días después su cadáver con tres balas en el cuerpo. Se descubrió que dos hombres solían entrar en las casas de esta gente para robarles, pero en este caso el allanamiento fue mortal.
¿Piso gratis? Hartsoe ha llegado a declarar que, a pesar de haber visto un submundo abierto al otro lado del baño en el que vive, más propio de un creepypasta que de algo real, empezó a dormir más tranquila tras la investigación. Ahora al menos sabía que no había ninguna presencia ectoplásmica congelando su piso, sino una explicación arquitectónica y racional. Tampoco parece del todo molesta con saber que alguien con ciertos conocimientos podría invadir su casa por el hueco camuflado cuando menos se lo espere.
Otros han visto en sus comentarios ya virales un error imperdonable: podría haberse guardado el hallazgo para sí, haber aseado un poco el espacio extra y disfrutar de un piso de 55 metros cuadrados por el precio de la ratonera que le alquilaron.