Los cuervos son necrófilos. Eso es lo que descubrió la doctoranda bióloga Kaeli Swift después de filmar con su equipo los comportamientos funerarios de esta especie. Para su sorpresa y la de todos los que estaban alrededor, un ejemplar macho se acercó al cuerpo de una de sus compañeras y le dio lo suyo con violencia durante varios minutos. Dos años después y cientos de especímenes analizados en distintas pruebas de campo, lo confirma: en torno al 4% de estos pájaros negros recurre al sexo difunto, en algunos casos hasta destruir los órganos internos de los caídos. Sí, hay vídeo.
Tampoco están solos: es un comportamiento fúnebre con cierto predicamento en el reino animal. Se ha observado tocamientos sexuales y consumaciones entre elefantes, pingüinos, patos, leones marinos, ballenas, primates… Hace no mucho un fotógrafo creyó estar asistiendo a un momento de congoja entre un canguro y su recién fallecida pareja, pero era más bien un acto de pasión. La rana rhinella proboscidea suele descargar sus impulsos sobre las hembras con violencia y hasta matarlas, pero este último caso es una rareza explicable: mientras embiste a la difunta expulsa sus huevos recién germinados de su tripa.
Contrasentido: a priori esta acción carece de una explicación lógica. Desde el punto de vista evolutivo, un coito con un cadáver es una pérdida de energía, ya que no derivará en reproducción. Pero también sabemos que los animales, especialmente los más desarrollados, tienden a actos de homosexualidad y bisexualidad que no se justifican por una mecánica ampliación de la prole. La bióloga también descartó que estos actos tuviesen motivaciones alimenticias, territoriales o reproductivas (que hubiesen confundido un cadáver con un cuerpo vivo). ¿Qué hay entonces detrás del sexo con un muerto?
Emociones complejas: Swift, aunque se ve incapaz de proclamar una única explicación, cree haber dado con una clave importante. Durante la temporada de cría los cuervos padecen fluctuaciones en sus comportamientos habituales, así, cuando aparece un estímulo imprevisto como es la muerte de un animal cercano, a veces el miedo a lo desconocido desencadena escenas inesperadas. Al no saber cómo reaccionar, los cuervos menos experimentados y los más agresivos optan por mostrar varias conductas a la vez, como son la llamada de alarma, el ataque y, por último, la cópula forzosa. Una respuesta amable, agresiva y, por último sexual. Reacciones fuertes ante un evento traumático.
¿Y la necrofilia humana? Según los sexólogos que han estudiado el caso, en nuestras sociedades estas filias tienen más que ver con el placer de la sumisión, de la posesión completa un cuerpo ajeno al nuestro, que del mero trastorno conductual o emocional. Hay quienes se conforman con la simulación, que lo practicarían en privado y sin mayor trastorno, y los que necesitan llevarlo al último término: es decir, la gente que busca amantes muertos para saciar su pulsión. Algunos datos curiosos: muchos de los necrófilos buscan trabajar en morgues, muchos de ellos tienen fantasías vampíricas (que a veces llevan a cabo), hay una gran tendencia a morder los pechos de la víctima y en el 95% de los casos el necrófilo es un varón.
Necrofilia legal: hay quien lo ha intentado. En concreto las Juventudes del Partido Popular Liberal sueco, que defendieron legalizar el acto "siempre y cuando exista un documento escrito en el que la persona muerta declare que desea seguir teniendo sexo después de su fallecimiento". Los suecos les mandaron a paseo.