Mucho se ha comentado acerca de que nuestra generación vive en una época, donde la falta de sueño está afectando el desempeño en nuestras actividades, mucho de esto se adjudica a la gran presencia que tiene la tecnología en nuestra vida diaria. Pero por increíble que parezca, esto no es del todo cierto.
Un nuevo estudio nos da a conocer que esta falta de sueño no es exclusiva de las regiones industrializadas, sino que también se presenta en sociedades que carecen de electricidad, lo que nos da una posible idea de cómo dormían nuestros antepasados en la edad de piedra.
Aún sin energía eléctrica, el promedio es de 6,4 horas de sueño
De acuerdo a la National Sleep Foundation, la recomendación para la mayoría de los adultos, es dormir entre seis y nueve horas, pero esto es basado en un estilo de vida industrializado y lleno de deberes, vamos, lo normal en las ciudades. Pero ahora se ha descubierto que también las personas que no viven en ciudades tienen esta tendencia a dormir menos, claro, por circunstancias diferentes, pero al final se trata de falta de sueño.
El líder del estudio e investigador del sueño Jerome Siegel, de la Universidad de California en Los Ángeles, ha estudiado el comportamiento de tres grupos: los Tsimane de Bolivia, los Hadza de Tanzania y los San en Namibia. Donde descubrió el mismo patrón de sueño, a pesar de tratarse de tres sociedades separadas por miles de kilómetros, en dos continentes.
Lo curioso de esto, es que comenzó como un estudio de sueño de los leones salvajes, a partir de ahí se encontró con uno de estos grupos pre-industrializados, y decidió cambiar por un momento el objetivo del estudio, ya que esto podría proporcionar información sobre los hábitos de sueño de los primeros seres humanos.
Encontró que estos grupos presentaban el mismo patrón de sueño, un promedio de 6,4 horas, es decir, tiempo muy semejante a lo que ocurre en las sociedades industrializadas. Con esto, Siegel quiere dar el mensaje de que debemos estar más relajados, la presión que existe al día de hoy por dormir "lo suficiente" está añadiendo un grado adicional de estrés, cuando la realidad es que estamos durmiendo lo mismo que nuestros antepasados.
Dormimos lo mismo, pero no tenemos los mismos hábitos
Dentro de este estudio, también se han dado a conocer interesantes diferencias entre ambas sociedades, ya que a pesar de dormir lo mismo, las dos tienen razones distintas para permanecer despiertas. Por una lado, las sociedades industrializadas tienen esa carga visual y de responsabilidades, que los hace dormir "relativamente poco" donde no se descansa lo suficiente, todo el tiempo que debería ser asignado al dormir, se va en otras actividades y tareas pendientes.
Por otro lado, hay que destacar que los tres grupos estudiados no poseen electricidad, iluminación artificial ni climatizador, y duermen en casas sencillas construidas de materiales como hierbas y ramas. Gracias a unos cuantificadores, los investigadores descubrieron que esta gente se va a dormir tres horas después de la puesta del sol y despiertan casi una hora antes del amanecer. Pero el punto más destacable, es que los registros de sueño no muestran que la gente se despierte en plena madrugada, es decir, las casi siete horas de sueño, son completamente de descanso.
En estos grupos, la falta de sueño se aprovecha en diversas actividades enfocadas en convivir y unir al grupo. Brian Wood, coautor del estudio y antropólogo de la Universidad de Yale, explica que los Tsimane comen, charlan, a veces tejen y cazan. Los Hadza dedican ese tiempo a conectase con familiares y amigos, reflexionando sobre lo que hicieron durante el día y planificando el día siguiente. Un punto interesante, es que en los tres grupos, no existe una forma de referirse al insomnio, simplemente no existe el concepto, asimismo, no tienen la necesidad de tomar siestas a lo largo del día.
Otra diferencia sustancial, es que estos grupos rigen sus horas de sueño por la luz y la temperatura natural, mientras que las personas dentro de una sociedad industrializada, se han apartado de esto, ya que no importa donde duerman, la mayoría de las habitaciones poseen las condiciones para imitar un ambiente agradable al cuerpo humano.
Es claro que existen marcadas diferencias entre ambos grupos, pero este estudio busca desmitificar la creencia de que necesitamos dormir más, o que la tecnología es la culpable de nuestra falta de sueño, que claro que tiene algo ver, pero no es la única responsable de esto. Con esto, los investigadores quieren demostrar que se puede dormir menos de siete horas, y seguir siendo productivo. Por supuesto, esto es sólo uno de los tantos estudios que existen del tema.
Vía | National Geographic Imágenes | Martin Schoeller | Nicolas M. Perrault | Adrian Jaeggi En Magnet | ¿Cuánto debo dormir según la ciencia y qué le pasa a mi cuerpo si no lo hago?