Veredicto: monopolio. Esa ha sido la conclusión del último informe del Subcomité de Derecho Antimonopolio, Comercial y Administrativo del Congreso estadounidense, la junta que estaba a cargo de investigar las prácticas de las Big Tech, de los comportamientos de GAFA, acrónimo de Google, Apple, Facebook y Amazon. Se trata de un amplísimo y altamente documentado trabajo realizado por una comisión bipartidista, con miembros demócratas y republicanos, que pone sobre la mesa la necesidad de regular la situación actual y que será tema de dispuntas y cambios políticos en los próximos años.
El trabajo ha llevado 16 meses, 449 páginas, millones de documentos internos de estas cuatro empresas y cientos de entrevistas a académicos, líderes empresariales e incluso a muchos de sus rivales. Aunque sus conclusiones sobre los comportamientos de estas empresas no sorprenderán a ningún observador independiente, como tampoco sorprendieron a Elon Musk, es un documento que, de forma oficial, asegura que:
- Tienen demasiado poder, y ese poder debe ser controlado y sujeto a una supervisión.
- Dentro de Estados Unidos Amazon tiene una posición online excesivamente dominante al controlar entre el 65 y el 70% de todas las ventas dentro del país.
- Por esa misma posición dominante actúa como barrera de entrada para otros potenciales consumidores, ostenta prácticas de poder sobre los vendedores y muchos de sus proveedores cobrando “tarifas exorbitantes”, y tanto Amazon como las otras imponen “términos contractuales opresivos y extraen datos valiosos de las personas y empresas que dependen de ellos".
- Cada miembro de la GAFA son pequeñas start-ups que un día se enfrentaron al statu quo y revolucionaron y mejoraron sus determinados sectores, pero
- A día de hoy operan como “guardianes” de cada uno de estos canales claves de distribución, y no dudan en incurrir en prácticas tradicionalmente consideradas como monopolísticas para quitarse la competencia, como puede ser comprando a sus competidores o apropiándose de las señas de identidad de un rival que estaba prosperando con ideas propias.
- Que Amazon no sólo ejerce un poder inconmensurable en el retail, sino también en sus servicios en la nube o en los dispositivos de voz, cuyos precios fija, según esta comisión ha descubierto, por debajo del coste de mercado.
- En conclusión, que son empresas monopolísticas como no se habían visto “desde la era de los magnates del petróleo y los magnates del ferrocarril", que "erosionan el espíritu empresarial, degradan la privacidad de los estadounidenses online y socavan la vitalidad de la prensa libre y diversa". Y que son dañinos para la economía y la democracia.
Bien, ¿y ahora qué?
Ambos sectores políticos dentro de la elaboración del documento están de acuerdo en todo lo expuesto, y también en que hay que reformar las leyes antimonopolio provocando un cambio legislativo como no se veía desde que la Ley Hart-Scott-Rodino de 1976 estableciera revisiones más estrictas para regular las grandes fusiones. Hay que hacer algo, dicen, como también tuvo que hacerse en 1990 para evitar el crecimiento desmesurado de Microsoft.
Pero demócratas y republicanos se enfrentan a la hora de definir la profundidad de las reformas. Los demócratas piden, además del cambio legislativo anterior, que se lleve a cabo una división efectiva o “separación estructural” dentro de los distintos sectores de estas empresas, por ejemplo segregando en distintas compañías los servicios para la nube de Amazon de su tienda online. Plantean también la necesidad de prohibir a las Big Tech en seguir creciendo en negocios similares a aquellos en los que ya ostentan una posición dominante.
Los conservadores ya han dicho en el Congreso que están en contra de cualquier tipo de intervención para forzar la reestructuración de las empresas, y ya hay congresistas de esta cuerda, diferentes a los que han estado a los mandos de Subcomité de Derecho Antimonopolio, que se están distanciando de las conclusiones del informe considerando que son “partidistas”.