Los pañales desechables monopolizan el mercado infantil desde 1950. Sin embargo, la llegada de internet y la expanción de los blogs hace 15 años fueron introduciendo alternativas como los pañales de tela. Ahora, aquella tendencia aislada de mediados de los 2000 se está convirtiendo en la última moda ecológica en Instagram, aunque en realidad lo de ecológico sea una eslogan publicitario más.
Nicho en Instagram. El hashtag #makeclothmainstream supera los 300.000 resultados en Instagram y es solo un ejemplo más de esta nueva corriente que pretende concienciar a los padres (sobre todo primerizos) de que los pañales de tela son más recomendables que los desechables. En torno a esta idea, se está fraguando un pequeño sector que se dedica a producir una oferta muy amplia de pañales de tela. Hay pañales para cada tipo bebé: modelos con mensajes optimistas y otros con estampados recién sacados de Pinterest.
Productos cancerígenos. Junto a los argumentos ecologistas este es el principal reclamo que utilizan tanto las marcas como los influencers del ámbito de la paternidad. La Agencia de Salud francesa determinó que los pañales desechables de las principales marcas presentes en el país contenían sustancias químicas y tóxicas por encima de los niveles recomendados. A raíz de estos resultados, las autoridades francesas pidieron a los productores una reducción de estos compuestos por el temor a que pudiesen entrar en contacto con la piel de los bebés a través de la orina.
¿Tirar o lavar? Una de las principales diferencias entre los pañales de tela y los desechables reside en que unos se reutilizan y otros se tiran. Sin embargo, al contrario de lo que se promociona y se suele pensar, en este caso lavar los pañales genera mayor impacto ambiental que tirar los desechables a la basura. Este estudio realizado en Reino Unido determinó que la huella de carbono es mayor a la hora de utilizar pañales de tela porque el proceso de lavado a 90 grados (temperatura indicada para lavar este tipo de productos) y posterior tiene mayor impacto en términos de CO2. Utilizar pañales desechables durante dos años y medio genera 550 kg de CO2 y apostar por los de tela eleva éste a los 570 kg.
Expertos como Chris Goodall, autor del libro Cómo vivir una vida baja en carbono, contaban a The Guardian que otro de los problemas generados en torno a la nueva moda de los pañales de tela es su proceso de biodegradación: tardan 50 años en descomponerse y este proceso expulsa metano a la atmósfera.
Producción. El impacto ambiental derivado de producir los pañales de algodón que venden en Instagram es altísimo. Para hacernos una idea, para fabricar una sola camiseta de algodón se invierten 2.700 litros de agua. Esto sumado a los pesticidas y químicos utilizados que van a parar a los ríos y acuíferos de los países productores (China e India principalmente) es otra de las razones por las que utilizar pañales de algodón no es tan sostenible como nos lo venden. No es casualidad que la industria de la moda tenga el segundo puesto en materia de industrias más contaminantes.
Otras alternativas. El site inglés Ethical Consumer publicó el pasado mes de junio un estudio que hablaba de las marcas de pañales desechables más respetuosas con el medioambiente, entre otras cosas, porque utilizan materiales reciclados. Además de ser más sostenibles también suplen la preocupación de los productos químicos presentes en los pañales comerciales y marcas como Bambo Nature exponen abiertamente el listado de ingredientes en su web.
Imagen: @thirstiesinc/Instagram