Seguro que alguna vez has escuchado la expresión “cómprate una isla y piérdete” cuando alguien nos quiere perder de vista. Pues bien, una pareja finlandesa lo hizo y no les ha ido nada mal. Tras construir una casa sostenible y añadir algunas comodidades, ahora la alquilan por 2.400 euros la noche.
La vida de los finlandeses Aleksi Hautamäki y su pareja Milla Selkimäk, diseñador de interiores y diseñadora gráfica respectivamente, está muy vinculada al mar. La pareja pasó muchos años navegando por más de 2.000 islas del litoral finlandés hasta que se les ocurrió la loca idea de convertir alguno de aquellos retazos de tierra desconectado del continente en su hogar.
Diseñadores ambos, no contaban con una economía tan boyante como para rascarse el bolsillo y sacar una cantidad de dinero suficiente como para comprarse una isla entera, por muy deshabitada e inhóspita que ésta fuera. El mercado de islas desiertas no parece muy atractivo para las inmobiliarias finlandesas, por lo que se lo tomaron con calma y decidieron buscarla por su cuenta.
Comienza la aventura de Proyecto Ö
Con la ayuda de Google Maps fueron investigando, una a una, las 50.000 islas que forman el litoral hasta que daban con alguna que tuviera signos de no estar habitada. Entonces, se acercaban al ayuntamiento de la localidad en la que se encontraba la isla, averiguaban quién era el propietario y si estaba interesado en venderla a un precio razonable. Tardaron cinco años en encontrar la isla de Skjulskäret, situada al sur del país y más cercana a Tallin, la capital de Estonia que de Helsinki, la capital de Finlandia.
Los propietarios de la isla de 100 x 200 metros resultaron ser los habitantes de una isla vecina. Habían recibido Skjulskäret como parte de un lote junto a su isla, por lo que estuvieron encantados de deshacerse de un trozo de tierra separado por 1 km de agua de su hogar que no iban a usar.
En 2018, la pareja vendió su apartamento en el centro de Helsinki para pagar su isla y se mudaron a uno de alquiler en una ciudad cercana mientras proyectaban y construían su hogar: daba comienzo el Proyecto Ö (isla en finlandés).
Los nuevos propietarios no querían que la nueva construcción rompiera el equilibrio del entorno. Tuvieron claro que querían una vivienda ecológica inspirada en las construcciones tradicionales finlandesas, y debía ser totalmente autosostenible ya que en la isla no había ningún tipo de servicio.
Hautamäkia y Selkimäki terminaron la construcción de su refugio en la isla en solo cinco meses. Lo primero que se construyó fue el embarcadero, desde el que los constructores que levantaron la estructura de la casa y los cerramientos pudieron descargar todos los materiales, que llegaron en más de diez barcos.
Dadas las latitudes en las que se encuentra la isla, la obra debía terminar antes del otoño ya que en esa época el clima es impredecible y el sol se pone a las tres de la tarde, por lo que las jornadas son muy cortas. Así que para ahorrar tiempo y algo de dinero, Aleksi tuvo que pedir una excedencia en su trabajo y arrimar el hombro completando los acabados del interior. "Tenía algo de experiencia en carpintería, pero no demasiada, así que fui aprendiendo con consejos de mis amigos y usando YouTube". dijo Hautamäki en una entrevista.
La casa obtiene la energía de paneles solares y el agua potable de una purificadora de agua de mar. La calefacción central tiene su centro neurálgico en la estufa que calienta la sauna (son finlandeses, y se tiene que notar), pero el calor se aprovecha y se distribuye mediante un suelo radiante por el resto de la casa y se usó turba como aislante para las paredes.
Una vez terminada la construcción principal, la pareja continuó añadiendo elementos por su cuenta. Volcaron 50 toneladas de tierra en una de las pequeñas ensenadas de la isla donde construyeron su propia playa privada a 50 metros de su casa. Más tarde, descubrieron un hueco en la roca lleno de barro. Lo limpiaron y, tras algunas pruebas y muchos errores, consiguieron convertirlo en un jacuzzi natural.
La compra de la isla y la construcción de la casa autosostenible tuvo un coste total cercano al millón de euros, por lo que la pareja alquila la isla completa a razón de 2.400 euros la noche, con una estancia mínima de tres noches.
Alquilarse una isla desierta para pasar las vacaciones y perderte en ella puede que solo esté al alcance de unos pocos bolsillos, pero la isla Skjulskäret, además, tiene un bosque de pino autóctono, por lo que sus habitantes también podrán buscarse un bosque y perderse también en él. Un 2x1 de manual.
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Imagen | Project Ö
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