Sumergidos en un eterno ciclo de nostalgia y retórica en retrospectiva, los Juegos Olímpicos recurren cada cuatro años a los mismos mitos y referentes históricos para explicarse en el presente. En Río, las miradas del pasado y del futuro se cruzan en Simone Biles y Nadia Comaneci: del mito del ayer al probable mito del mañana, las historias deportivas de Biles y Comaneci, la mujer más esplendorosa jamás subida a una tarima de gimnasia, explican la evolución del deporte moderno y el fenómeno universal, único y salvaje que representa Biles.
Aupada ya al máximo cajón gimnástico en la modalidad por equipos, conquistada con mano de hierro por Estados Unidos, Biles es la candidata principal a hacerse con el protagonismo total de los Juegos Olímpicos. Dominadora como nunca antes otra gimnasta en casi todas las modalidades conocidas, a excepción de barras asimétricas, Biles es una fuerza de la naturaleza y quizá la atleta más alucinante de estos Juegos Olímpicos. Phelps en 2008, Bolt o Farah en 2012, Biles es el aquí y el ahora, lo que no te puedes perder.
¿De dónde sale Simone Biles?
Hija de una politoxicómana de la que fue apartada por sus abuelos maternos poco después de su nacimiento, Biles es una afroamericana texana de apenas 19 años de edad. Nacida en 1997, se encuentra exactamente en el punto dulce que la competición gimnástica de alto nivel requiere. Hace una década fue descubierta por Aimee Boorman, una entrenadora estadounidense de perfil bajo que, hasta su encuentro con Biles, cuando aún era una niña, jamás había entrenado personalmente a una gimnasta profesional de alto nivel.
La progresión de Biles es sencillamente alucinante: no puede participar en los Juegos Olímpicos de Londres por limitaciones de edad, pero desde su paso al profesionalismo arrasa allí donde pisa. Despunta primero en las competiciones nacionales de Estados Unidos, donde pulveriza de forma sistemática récords de puntuación en el ejercicio completo, en suelo, en barra y en potro. En 2013, tan sólo un año después de Londres, acude a los Mundiales y se hace con el oro en el ejercicio completo y en suelo, junto a otras dos medallas.
Vuelve a arrasar en 2014 y en 2015 en el ejercicio completo de todos los aparatos, superando a la vigente campeona olímpica y estableciendo un récord inédito de tres campeonatos mundiales consecutivos. Exceptuando potro, donde obtiene dos bronces y una plata en tres años, y barras asimétricas, su punto débil, gana todas las medallas de oro posibles en equipos, suelo y barra fija. Con 19 años, acumula 14 medallas mundiales.
¿Por qué es tan alucinante?
Por su inusual potencia física, combinada con una técnica inigualable en los ejercicios de suelo y barra fija. El secreto de Biles, como explican de forma fantástica en The New York Times, es su capacidad para incluir más movimientos en cada serie. Por ejemplo, cuando en el ejercicio de suelo Biles encara desde una esquina la diagonal del tablero, necesita correr menos para generar la misma potencia que el resto de sus competidoras. Así, puede pasar más tiempo en el aire, incluyendo más elementos y ofreciendo concursos más espectaculares.
Espectaculares y arriesgados. Biles mezcla una capacidad física portentosa con un talento natural para clavar movimientos fuera del alcance de otras gimnastas. En suelo tiene un movimiento propio, "El Biles", un doble en plancha que clava con un medio giro sencillamente de otro planeta: aquí se puede observar cómo gana altura tras el primer giro y como aterriza a ciegas. En esencia, lo ha creado ella y nadie más es capaz de hacerlo. En potro, además, ha perfeccionado hasta límites insospechados el Amanar, y en barra borda el mortal hacia adelante.
Biles hace lo que nadie se atreve a hacer de forma perfecta. Es un progidio tanto del físico como de la técnica, un "game changer", como la definiera la revista Times, y una máquina de ganar medallas. La complejidad de sus ejercicios le empuja a cometer errores en barra, pero la altísima dificultad de la que parte, y su capacidad para mantenerse constante durante el resto de sus series, hace que los jueces la coloquen de forma invariable por encima de los 15.000 puntos en todas sus intentonas. En el concurso completo suele irse a los 62.000. Una barbaridad.
Biles es un todo o nada gimnástico. Y siempre sale ganando.
¿A qué aspira en estos Juegos Olímpicos?
A hacer lo que nadie ha hecho: ganar cinco oros.
Es un hito imposible. Lo intentó Nadia Comaneci, la gimnasta que alcanzó la perfección en Montreal en el ejercicio de barras, pero que quedó relegada a la plata en equipos y al bronce en suelo. Y lo rozó con la punta de los dedos Larisa Latynina, la atleta femenina más laureada de todos los tiempos, en 1956, conformándose con la plata en las barras asimétricas tras imponerse al resto de gimnastas en el concurso completo, el concurso de equipos, el potro y el ejercicio de suelo. Biles se mueve ahí, en terrenos de pura leyenda olímpica.
Sus posibilidades son reales. Ya ha conseguido el oro por equipos, imposible para el resto de naciones, a años luz de la capacidad competitiva de Estados Unidos en gimnasia. Es altamente improbable que pierda el concurso completo, cuyo dominio se cierne sobre la gimnasia femenina desde 2013 de forma tiránica para el resto de atletas. Y cuenta con pocas competidoras en suelo y barra, modalidades que ha también ha manejado a su antojo durante el último ciclo olímpico. Resta la duda del potro, descartadas las barras asimétricas (no se ha clasificado para la final: son más técnicas, clásicas, que físicas).
Su primera cita con la historia la tiene mañana. Este es su calendario:
- Jueves 11 → Concurso completo individual.
- Domingo 14 → Potro.
- Lunes 15 → Barra.
- Martes 16 → Suelo.
Cuatro citas con la historia. Si sale victoriosa de todas ellas, Biles será ya por derecho propio una leyenda olímpica a la altura de Comaneci o Latynina, codeada con los grandes nombres de la historia del deporte. Es la gimnasta del futuro, una revolución andante y un privilegio para todo aficionado al deporte. Cuatro citas de obligado cumplimiento para todos aquellos que deseen citarse con la historia más pura del deporte.