Desde hoy, todos los niños de España tienen permitido un paseo de alrededor de una hora por los alrededores de su domicilio. Deberán ir acompañados por un adulto en todo momento, y no podrán interactuar con otros niños. Es uno de los muchos y paulatinos pasos que esperan a millones de españoles en el proceso de desconfinamiento. Un recorrido largo, arduo y marcado por la condicionalidad de los permisos.
Es decir: saldremos a la calle. Pero seguramente lo hagamos con restricciones o recomendaciones estrictas, como el mantenimiento de la distancia social. Es algo que otros países ya están experimentando (la gran mayoría nunca prohibió todas las salidas al exterior, como sí ha hecho España o como terminó haciendo Italia cuando en el momento más crítico de la epidemia). En todos los casos, se mantiene una petición por parte de las autoridades: siempre más de metro y medio de separación.
¿Pero es posible sostenerlo en ciudades diseñadas para otro tipo de interacción social? No siempre, y mucho menos en cascos históricos angostos como los que pueblan el corazón de Europa. Como vimos en su día, si numerosas ciudades se plantean ampliar el espacio de bicicletas y peatones en detrimento del coche, precisamente ahora, es por la necesidad de mantener a toda costa la distancia social.
Tales reformas llegarán a corto plazo. Y no todo el mundo tiene una bicicleta. Así que hasta entonces, no queda más remedio que pasear con precauciones. Para afinar nuestros pasos, ha surgido un mapa mediante el que podemos descubrir qué calles son las más aptas para mantener una separación adecuada. Desarrollado por Inspide, una empresa española dedicada a proveer servicios de análisis y visualización geoespacial, por el momento abarca únicamente a Madrid.
El mapa emplea una escala de colores (del amarillo al morado, de más estrecho a más amplio, pasando por el naranja) para señalar las calles más aptas para el paseo distanciado. Además, incluye variables con niños. Si dos personas necesitan una anchura de 3,5 metros, dos adultor y un niño, una de 4 metros. Dos adultos con sus respectivos niños necesitan 4,5 metros. La herramienta se ajusta a las tres variables en cada zona.
¿El resultado? Uno relativamente previsible. La mayor parte de las calles del casco histórico (Latina, Malasaña, Chueca, Lavapiés, etcétera) no cumplen con los requisitos para caminar distanciados. Sólo las vías principales, como Gran Vía, parte de Alcalá, las peatonales que surgen de Sol (Arenal, Preciados) y otros puntos más amplios (Plaza Mayor, obviamente). En general, es una zona a evitar si se quieren mantener los dos metros de separación con otros viandantes.
En barrios más alejados del centro y de planta reticular, como Salamanca o Retiro, construidos a finales del siglo XIX, es más sencillo. Son calles más amplias, aunque en la actualidad el grueso del espacio se destine al vehículo privado. En zonas obreras como Vallecas, Numancia, San Diego o Pueblo Nuevo, con trazado mucho más caóticos y encajonados, el porcentaje de zonas caminables se reduce de nuevo. El coronavirus, como el urbanismo, también es una cuestión de clase. En los barrios pobres es más difícil encontrar calles amplias.
En general, el mapa ilustra lo complicado de retomar una vida en la calle tan fluida y aglomerada como la que solíamos llevar. Retomar la normalidad y garantizar la distancia social será imposible en ciudades destinadas históricamente a ser paseadas y extremadamente densas, como lo son las españolas. Por el momento, es útil para saber qué zonas son más y menos seguras cuando se camina con niños.