No hay escándalo político en Francia que no disfrute de su buena dosis de teatralización. En esta ocasión ha corrido a cargo de Jean-Luc Mélenchon, líder de la Francia Insumisa, formación de viejos principios izquierdistas, y de sus colaboradores más allegados. En el contexto de una investigación judicial a sus sedes físicas y parlamentarias, Mélenchon ha optado por obstruir a la policía judicial y denunciar una conspiración zurcida por el gobierno de Emmanuel Macron.
¿Qué pasa? Que la justicia anda sobre la pista de algunas formaciones políticas francesas por su presunto uso irregular de fondos europeas. Al parecer, formaciones como el Frente Nacional o la Francia Insumisa, entre otras, se habrían valido de las partidas presupuestarias comunitarias para financiarse ilegalmente. La investigación sigue en curso, en ocasiones en las sedes de los propios partidos bajo sospecha.
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— Quotidien (@Qofficiel) 16 de octubre de 2018
Après la #perquisition menée à son domicile, Jean-Luc Mélenchon s’est rendu au siège de la France insoumise, également perquisitionné.
Voici la scène hallucinante devant la porte de son propre local. ⬇#Quotidien pic.twitter.com/c661VAxp5q
¿Cómo? Por medio de la policía judicial. Expertos en fiscalidad entraron en el domicilio de Mélenchon y en las sedes de la Francia Insumisa. Buscaban pruebas. Pese a que la orden provenía del juzgado, Mélenchon y sus compañeros reaccionaron con gran indignación: irrumpieron en pleno registro, se encararon con los policías y lograron echarles entre tensas escenas de confrontación y amenazas verbales.
Suivi par Alexis Corbière, des députés et des militants de la France insoumise, Jean-Luc Mélenchon entre finalement à l’intérieur du local, face à plusieurs policiers. La #perquisition se transforme alors... en scène de catch.#Quotidien pic.twitter.com/PV9m4hmCYJ
— Quotidien (@Qofficiel) 16 de octubre de 2018
¿Hay vídeo? Sí, el alboroto fue grabado. Mélenchon aparece exaltado y enloquecido, gritándole a un policía "la República soy yo". Algunos parlamentarios intervinieron con la banda de la República Francesa puesta, interponiendo su legitimidad como representantes del pueblo a las decisiones judiciales. Fue un gesto arrogante (Francia, al fin y al cabo), y quizá ilegal. Libération lo ha resumido con un hábil titular: "De la insumisión a la obstrucción".
¿Por qué? Porque es una investigación judicial en curso, y los agentes estaban haciendo su trabajo. Mélenchon ha justificado sus actos aludiendo a oscuros intereses del Ministerio de Interior, recientemente renovado por Macron. Ha acusado al partido del presidente de instigar las pesquisas (y la humillación) desde el gobierno. "Es un acto políticamente motivado", explicó ayer. Interior se ha limitado a resaltar que en Francia aún rige la separación de poderes.
¿Es grave? Sí. El registro y la atolondrada reacción de Mélenchon dañan la imagen íntegra de Francia Insumisa. La imagen de varios diputados encarándose con policías al grito de "tirad abajo las puertas, camaradas" evoca en clave paródica la épica revolucionaria de la memoria francesa. Le ha sucedido a otros: Marine Le Pen, a quien el juez le ha exigido un examen para demostrar que está en sus cabales, también acusa al Estado de urdir una conspiración.
Imagen: Ludovic Marin/AP