Tenemos ganas de volver a viajar, y es algo que normalmente implica volar en avión. Tanto desde nuestro papel de madres como desde nuestras profesiones de toxicóloga y epidemióloga experta en enfermedades infecciosas hemos pensado mucho al respecto. Si bien a nivel personal hemos decidido que de momento no nos vamos a subir a ningún avión, queremos compartir los aspectos a tener en cuenta y cómo minimizar riesgos.
La principal preocupación a la hora de volar, o de viajar en autobús o en tren, es estar sentado a menos de dos metros de una persona infectada con el coronavirus. No hay que olvidar que las personas asintomáticas también pueden transmitir el virus y que el riesgo de infección está relacionado con nuestros niveles de exposición al virus, algo determinado por [el tiempo de exposición][4] y la cantidad de gotas contaminadas con el virus que se encuentren en el aire.
Una preocupación secundaria es el contacto con las superficies contaminadas. Si una persona infectada contamina el reposabrazos, el tirador de la puerta del baño, la bandeja del asiento o cualquier otro objeto que pueda ser compartido con otro viajero, el virus puede llegar a sobrevivir durante horas pese a que se acabe degradando con el tiempo. Si tocas dicha superficie y posteriormente haces lo mismo con tu boca o tu nariz, te estás poniendo en riesgo.
Pese que no existe ninguna manera de hacer que los vuelos sean 100% seguros, sí que existen formas de aumentar la seguridad. Es importante tener en cuenta las particularidades de cada viaje.
Reduce riesgos o reduce viajes
Una forma de abordar la toma de decisiones es utilizar lo que los expertos en salud ocupacional denominan la jerarquía de controles. Este enfoque se basa en dos cosas: se centra en las estrategias para controlar la exposición cercana a la fuente y minimiza la dependencia en el comportamiento humano individual a la hora de controlar la exposición. Es importante recordar que tú puedes ser transmisor del virus y que todos los que te rodean también pueden serlo.
La mejor manera de controlar la exposición al virus es eliminar los riesgos. Puesto que no podemos eliminar el nuevo coronavirus, pregúntate si puedes eliminar el viaje.
Piénsalo bien si eres una persona mayor o padeces alguna enfermedad, o incluso si pretendes visitar a una persona con esas características. Si gozas de un buen estado de salud y las personas a las que vas a visitar también, piensa en formas de sustituir el riesgo. ¿Existe la posibilidad de ir en coche? Esto te daría más control a la hora de minimizar la exposición, sobre todo si la distancia de viaje es menos de un día.
Si decides volar en avión, comprueba las normas de las aerolíneas respecto a asientos y embarque. Algunas compañías aéreas están reduciendo la capacidad de los vuelos y aumentando la distancia a bordo de los pasajeros evitando usar los asientos centrales y dejando filas vacías. Otras compañías realizan el embarque desde la parte trasera del avión. Algunas de las que fueron criticadas por llenar los aviones han anunciado planes para permitir a los pasajeros la cancelación de sus vuelos si la capacidad del aparato está por encima del 70%.
Las normativas de cada país cambian constantemente, así que asegúrate de informarte sobre las directrices más recientes, así como las propias de las aerolíneas y del aeropuerto que vayas a usar. Aunque pueda sonar contraproducente, considera la posibilidad de reservar varios vuelos más cortos. De esta forma disminuirás la probabilidad de tener que usar el baño y la duración de la exposición a una persona infectada en el avión.
Tienes que volar: qué hacer
Una vez reservados los vuelos, selecciona el asiento de ventanilla en la medida que sea posible. Si tienes en cuenta el radio de 2 metros a tu alrededor, teniendo una pared en un lado [reducirás de forma directa el número de personas a las que te expones][11] durante el vuelo a la mitad, por no hablar de las personas que van y vienen por el pasillo. También puedes revisar cuáles los controles técnicos de tu aerolínea a la hora de reducir los riesgos: los sistemas de ventilación, las barreras en el avión y el uso de desinfectantes en los vuelos.
Cuando el sistema de ventilación de los aviones está en funcionamiento, los aviones cuentan con una proporción muy alta de aire fresco exterior con respecto al aire de recirculación: unas diez veces mayor que la mayoría de los edificios comerciales. Además, la mayoría de los sistemas de ventilación de los aviones tienen filtros HEPA. Se trata de filtros con un mínimo de 99% de eficacia a la hora de eliminar partículas de 0,3 micrones de diámetro y más eficaces en la eliminación general de partículas, tanto pequeñas como grandes.
Desde la facturación, pasando por el control de seguridad y el embarque, vas a tocar muchas superficies. Para minimizar riesgos:
- Lleva contigo toallitas desinfectantes para utilizarlas en superficies como el cinturón de seguridad y tus objetos personales, como puede ser tu pasaporte. Si no dispones de toallitas, puedes llevar un trozo de tela mojado en lejía diluida en una bolsita de plástico. Es menos probable que tengas problemas en el control de seguridad de esta forma que llevando encima una botella de gel hidroalcohólico y es poco probable que el virus se propague en un trozo de tela con lejía.
Recuerda: usar más lejía no es más seguro y puede ser nociva. Tan sólo necesitas una cucharadita de lejía en cuatro tazas de agua para que sea eficaz.
- Utiliza bolsas de plástico con cierre hermético para aquellos objetos personales que pasen por manos de terceros, como puede ser tu documento de identidad. Lleva bolsas de más y así podrás poner todo en una nueva bolsa hasta que tengas la posibilidad de desinfectar los objetos.
- Lávate las manos o utiliza desinfectante de manos siempre que sea posible. Aunque lavarse las manos con agua y jabón sea lo más efectivo, el desinfectante de manos es de buena ayuda para acabar de desinfectar aquellas zonas de las manos que puede te hayas dejado sin desinfectar.
- Una vez llegues a tu asiento del avión no abandones el asiento.
- Utiliza una mascarilla. Si tienes una mascarilla de tipo N95 puedes usarla, pero plantéate utilizar las mascarillas más sencillas. No recomendamos comprar mascarillas de tipo N95 hasta que todo el personal médico cuente con reservas suficientes de este tipo de mascarillas. Técnicamente, también es necesario comprobar que se adapta bien a nuestra cara. No recomendamos el uso de guantes, puesto que pueden proporcionar una falsa sensación de seguridad y están relacionados con [una menor atención a la higiene de las manos][16].
Si estás pensando en volar con niños, hay varias cosas a tener en cuenta. Hacer que un niño pequeño tenga que llevar mascarilla y que mantenga una buena higiene ya es complicado en casa; así que puede ser imposible a la hora de volar. Los niños menores de 2 años no deberían llevar mascarilla.
Cada día estamos expuestos a tomar decisiones sobre nuestro confort personal a la hora de enfrentarnos a los riesgos de estar expuestos al virus. Si te informas bien sobre el aeropuerto y la compañía aérea y maximizas el uso de medidas protectoras sobre las que tienes control, puedes reducir los riesgos. Una buena analogía podría ser que cada vez que te montas en el coche para ir a algún sitio existe el riesgo de sufrir un accidente, pero hay una gran diferencia entre conducir respetando los límites de seguridad con el cinturón puesto y conducir con los ojos vendados a 80 kilómetros por hora en medio de la ciudad.
Imagen: David Tanecek/AP
Autoras: Kacey Ernst, University of Arizona; Paloma Beamer, University of Arizona.
Este artículo ha sido publicado originalmente en The Conversation. Puedes leer el artículo original aquí.
Traducido por Silvestre Urbón.