“Por primera vez, probablemente desde la Revolución Industrial, la salud y el bienestar están en retirada”. La frase la pronunció hace no mucho el prestigioso economista inglés Andy Haldane y aunque entronca con el mantra —repetido con frecuencia durante los últimos años— de que a las nuevas generaciones les tocará vivir peor que sus a padres, también deja ver otra realidad igual de crucial: en ciertos aspectos nuestros trabajos parecen haberse vuelto más dañinos.
Hay datos desde luego que así lo sugieren.
¿Nos sienta peor el trabajo ahora? La pregunta se la hacía hace poco la columnista Sarah O´Connor en un artículo publicado en Financial Times (FT) que deja una conclusión interesante: nuestros empleos quizás sean menos peligrosos que los de nuestros padres y abuelos en lo que a riesgos físicos se refiere, pero no ocurre lo mismo si lo que valoramos es la salud psicológica. Puede que se hayan vuelto más llevaderos para el cuerpo, pero no parece que sea así para la mente.
¿Qué dicen las cifras? Que las lesiones que afectan a los trabajadores a nivel físico han descendido de forma notable. Su curva es decreciente. Exactamente lo contrario que ocurre con los casos de ansiedad y depresión. FT recoge un estudio elaborado con datos del HSE, el regulador para la salud y la seguridad laboral en Gran Bretaña, que muestra la tasa estimada de trastornos musculoesqueléticos autodeclarados por cada 100.000 empleados durante un período de 12 meses.
En 2003 el dato estaba algo por debajo de 2.200. En 2021 pasaba de 1.400. Cuando se analiza el mismo parámetro para los casos de estrés, depresión y ansiedad, la tendencia es bastante distinta. En 2003 la tasa no llegaba siquiera a los 1.600, pero hace dos años el mismo indicador sobrepasaba ya los 2.600.
What if work is making us sick?
— Financial Times (@FinancialTimes) December 26, 2022
While employment has become less physically dangerous, it seems to have become more psychologically harmful. Read more here: https://t.co/8mXsSfgRtK pic.twitter.com/8YuALp6dkg
¿Hay más estudios? Sí. El HSE muestra la fotografía de Reino Unido, cuyo mercado laboral —reconoce O´Connor— presenta sus propias peculiaridades, como una reducción de los sectores de la minería y manufactura, exigentes a nivel físico. Si se analiza la situación en España se aprecia sin embargo que la salud emocional está detrás de un número significativo de bajas laborales.
Así lo indica un estudio elaborado FREMAP tras analizar 380.000 bajas de una muestra de tres millones de trabajadores correspondientes al período 2015-2021. Su conclusión: “Durante esos siete años, la incidencia media de los procesos de incapacidad temporal por trastornos mentales y de comportamiento mostró una tendencia al alza para todos los grupos de edad, con una subida del 17,36%”.
¿Se puede ir más allá? El estudio aporta más claves, alguna especialmente relevante, como los grupos en los que más se ha agravado el problema. Su análisis concluye que el mayor aumento se dio entre los menores de 35 años, con un alza del 30,91%, muy por encima del 8,28% anotado entre los empleados con más de 49 años. En cuanto a la duración de las bajas, el mayor aumentos se anotó en la franja de entre 35 y 49 años: de 67,76 días al año en 2015 se pasó a 100,57 en 2021.
“Es destacable que, según el informe, las bajas laborales derivadas de estas patologías —si se exceptúa el impacto del COVID-19— ocasionaron durante 2021 el 15,04% de los días de baja, lo que supone el segundo grupo de enfermedades que más días de baja han generado, por detrás de los trastornos musculoesqueléticos”, zanja FREMAP. El informe apunta el peso de estos últimos casos en España, que según calculaba en 2017 la patronal andaluza (CEA) están detrás del 25% de las bajas laborales y siguen centrando la preocupación de los sindicatos.
¿Por qué ese estrés y ansiedad? Porque en cierto modo los trabajos son más estresantes ahora. Así lo apunta Financial Times, que alude a estudios que reflejan cómo hoy tenemos menos control sobre nuestras responsabilidades, sobre todo en los puestos peor remunerados. Si en 1992 la proporción de empleados mal pagados que aseguraban tener voz en las decisiones que afectaban a su desempeño alcanzaba el 44%, en 2017 ese porcentaje se había desplomado al 27%.
El descenso habría sido particularmente pronunciado entre aquellos empleados que se dedican a la hostelería y el comercio minorista. Prueba de que el problema preocupa es que el efecto de la exposición prolongada a la "tensión laboral" a largo plazo se ha convertido en materia de estudio entre los científicos.
¿Influye el tiempo de trabajo? En 2019 un grupo de investigadores de las universidades de Cambridge y Salford publicaron un estudio para el que valoraron las encuestas de 71.000 personas en edad laboral de Reino Unido. Su conclusión es desde luego interesante: trabajar es bueno para la salud, pero siempre y cuando se haga durante un período de tiempo concreto. Concreto y limitado. Para una salud mental óptima, la "dosis más efectiva" sería de unas ocho horas semanales.
Los investigadores concluyeron que cuando una persona pasa de estar desempleado o en casa a desempeñar una labor remunerada que se ajusta a esas características, con hasta ocho horas semanales, su riesgo de parecer problemas de salud mental caída de forma considerable: un promedio de cerca del 30%.
Imagen de portada: Camille Chen (Unsplash)