No ha pasado ni una semana desde que Donald Trump fuera elegido como el nuevo presidente de Estados Unidos y ya ha desvelado lo que serán los primeros pasos de una de las medidas principales de su programa: la situación de los inmigrantes irregulares.
“Lo que vamos a hacer es echar del país o encarcelar a todos los que tienen antecedentes criminales, traficantes de drogas, miembros de bandas. Son probablemente dos millones, que podrían llegar hasta tres. Los vamos a sacar del país. Están aquí ilegalmente”. Estas eran las palabras de Trump en una entrevista concedida al programa 60 minutos de la cadena estadounidense CBS.
Pero para conocer cuál es el estado actual de la inmigración en Estados Unidos y qué testigo deja en política migratoria Barack Obama hace falta ver poner las cifras de relieve.
Barack Obama, ha hecho más deportaciones que ningún otro presidente
El Ejecutivo de Obama ha realizado el mayor número de deportaciones de inmigrantes irregulares de la historia de Estados Unidos. Desde 2009 a 2014, las autoridades norteamericanas han devuelto a sus países de origen a unas 2,4 millones de personas, según datos del departamento de seguridad de Estados Unidos. Eso sí, el dato de 2015 aún no es oficial, por lo que está cifra podría alcanzar los dos millones y medio.
Además, de esos 2,4 millones de deportaciones, 1.057.000 eran personas catalogadas como criminales. Esto supone un 44% del total.
Así, Obama supera la cifra de su predecesor George Bush, que deportó durante sus ocho años de mandato (2001-2008) a 2 millones de inmigrantes en situación irregular. Un 36% del total eran criminales.
Los inmigrantes que son deportados son en su gran mayoría procedentes de los países de Latinoamérica. En 2014, un 11% del total fueron mexicanos (275.911). A México le siguen Guatemala, Honduras y El Salvador. De hecho, alrededor de un 16% de todas las personas deportadas son procedentes de América del Sur.
Los inmigrantes no autorizados en Estados Unidos han crecido un 270% desde 1990
Lo cierto es que el número de inmigrantes irregulares ha crecido de manera exponencial durante las últimas décadas. Dicho de otro modo: en 1990 había 3,5 millones de extranjeros en Estados Unidos. Actualmente, esa cifra supera los 11 millones de personas, lo que representa el 3,5% de la población total del país (más de 318 millones de ciudadanos). Eso sí, desde 2007, el ritmo de crecimiento ha logrado estabilizarse.
Según datos del Pew Research Center, un 52% del total de inmigrantes no autorizados son mexicanos, aunque la cifra ha ido disminuyendo durante los últimos años. Mientras que los extranjeros procedentes de un país distinto al de México, ha crecido en más de 300.000 personas desde 2009.
La mayoría de esos inmigrantes se reparten sobre todo en los estados de California y Texas. Tanto es así, que un 36% del total residen sólo en estos dos territorios. Le siguen Florida, Nueva York y Nueva Jersey.
Eso sí, por porcentaje de población, quien más inmigrantes no autorizados alberga dentro de su estado es Nevada con 210.000 residentes extranjeros. Cifra que representa un 7%. En el caso de Texas y California es de un 6%.
El limbo de la política migratoria durante el mandato de Obama
Ante esta situación, Barack Obama llegó a la Casa Blanca con el objetivo de atajar una nueva política migratoria que por fin, pusiera en orden a esos más de 11 millones de inmigrantes en situación irregular.
Así, en 2013 el Senado aprobó un proyecto que abría una nueva vía para la mayoría de residentes extranjeros sin papeles y que no tenían antecedentes penales. ¿Cuáles eran los beneficios de este proyecto? Que estos inmigrantes sin cuentas con la justicia podrían obtener la condición de residentes provisionales durante 10 años y una vez pasada una década se harían con la green card, la tarjeta de residencia permanente en EEUU.
Esta condición de residente legal la han obtenido alrededor de 6,2 millones de personas durante el mandato de Barack Obama. Siempre a la espera eso sí, de los datos oficiales de 2015. Durante la presidencia de George Bush fueron 8,3 millones, según datos del Departamento de Seguridad de EEUU.
Pero el entonces liderazgo republicano de la Cámara de Representantes dio un portazo a ese nuevo proyecto de Obama. La nueva política migratoria volvía a quedarse en el limbo, hasta que en 2014 el entonces presidente estadounidense anunció una acción ejecutiva para intentar regularizar a unos 5 millones de inmigrantes sin antecedentes. Pero 26 estados tumbaron de nuevo esta medida, alegando que era una violación contra la Constitución.
El caso pasó entonces a manos de la Corte Suprema, que el pasado julio declaró un empate entre cuatro jueces progresistas y otros cuatro conservadores. El Ejecutivo de Obama pidió que se reconsiderara la medida cuando el órgano estuviera al completo con sus 9 miembros (había un sillón libre tras el fallecimiento de uno de ellos). Finalmente, en octubre, la Corte Suprema rechazó revisar el fallo.
Donald Trump llega y pone el foco en los inmigrantes con antecedentes penales
Ya lo decíamos al principio de este post, si el nuevo electo presidente de Estados Unidos apenas ha tardado una semana en mover ficha, menos casi ha tardado en recular en sus propuestas iniciales. Y es que en un principio, la idea que tenía Trump (y así lo dijo en reiteradas ocasiones durante la larga campaña electoral) fue la de deportar a todos los inmigrantes irregulares. Más de 11 millones. Tuvieran o no antecedentes penales.
Ahora, eso ha cambiado y el líder republicano parece que únicamente pondrá el foco en los extranjeros que tengan o hayan tenido antecedentes penales. Por cierto, que algo parecido hizo ya Barack Obama cuando ejecutó nuevas prioridades de control que se centraban sólo en aquellos extranjeros que hayan cometido un delito y que por tanto son considerados una amenaza pública.
Aunque eso sí, como se puede ver en el gráfico el número de inmigrantes detenidos ha descendido de manera considerable en los últimos años. Durante el Ejecutivo de Obama unos 5,4 millones de extranjeros fueron interceptados por las autoridades. Un 53% menos que en los 8 años previos a su mandato.
La bajada de las detenciones tiene su razón de ser en una estabilización de la llegada de inmigrantes a Estados Unidos en el último lustro. Porque si bien es cierto que las cifras no han dejado de aumentar, fue en 2007 cuando alcanzó su punto álgido con más de 12 millones de nuevas llegadas a Estados Unidos. Desde entonces, el ritmo de crecimiento se ha mostrado mucho más lento.