Pocas cosas más baratas dan más gusto que tomarse una buena cerveza bien tirada y fresquita cuando aprieta el calor. Esa espumita, esa sensación cuando agarras una jarra helada y le das el primer sorbito, ay señor... En fin, volviendo al tema. La cerveza es todo un mundo y el que gusta de probar variedades nuevas bien lo sabrá, pero lo que hoy nos ocupa no es la vigesimoquinta cerveza artesana que tu amigo ha probado y que está buenísima, sino una tendencia de lo más interesante: los spas de cerveza.
¿Spas de cerveza? Sí, como suena. Lo último no es beberse la cerveza, sino bañarse en ella (y beber, también). La idea es sencilla: en lugar de bañarte en unas aguas termales te bañas en "cerveza" y te relajas mientras te tomas una detrás de otra jarra de zumo de cebada. Las comillas tienen todo el sentido del mundo, y es que realmente no te bañas en cerveza, sino en agua caliente a la que se le echan los cereales que componen esta bebida.
La experiencia de un spa de cerveza. Hace un par de años tuve ocasión de ir a uno de estos spas con mi grupo de amigos. Éramos un buen puñado de chavales, alrededor de diez, y reservamos en el Beer Spa (una de las franquicias más populares en España) de Granada. Tras ponernos el bañador nos dirigimos a la zona del balneario donde estaban las piscinas de cerveza que, realmente, eran una suerte de enormes bañeras de hidromasaje / jacuzzi disfrazadas de toneles de cerveza.
Nos metimos en agua caliente, no en cerveza. Entonces llegó el asistente con una especie de platos con lo que, a simple vista, parecían especias. Pero no, eran extracto de polvo de lúpulo (Humulus Lupulus), extracto en polvo de semilla de cebada (Hordeum Vulgare), extracto de polvo de levadura (Faex) y aroma de canela.
Estos ingredientes en polvo fueron añadidos al agua en la que nos encontrábamos y fue entonces cuando esta empezó a oler a cerveza. Yo no diría que me he bañado en cerveza, sino en agua con cosas, pero al menos el olor sí acompañaba y se expandió por toda la sala gracias al sistema del jacuzzi. Fue una experiencia bastante relajante.
El grifo con barra libre de cerveza Alhambra y la jarra de medio litro que teníamos cada uno en la mano también ayudó, pero no vamos a entrar en eso.
Más cosas. Además del jacuzzi de cerveza, que es el principal atractivo, recuerdo que este spa en concreto tenía una sauna (sin nada en especial) y una habitación con tres o cuatro camas cuyos colchones estaban rellenos de cebada, así que la idea era echarse en ellos y disfrutar del olor. La realidad es que más de uno, dos y tres caímos rendidos en las camas y el olor fue, honestamente, lo de menos, aunque sí recuerdo que la sensación era muy agradable.
¿Y por qué en cerveza? En cualquier caso, esta es mi experiencia y como esta habrá miles. La realidad es que hay opciones mucho más completas y premium, como la que propone Chateau Spa Beerland, uno de los más importantes de la República Checa donde, además de los ingredientes mencionados anteriormente, agregan algunos cucharones de cerveza checa premium sin filtrar.
La cosa es que, sea como sea, estos spas presumen de los beneficios para la piel y el pelo que tiene la cerveza. Desde Beer Spa, sin ir más lejos, explican que el baño con cerveza tiene los siguientes beneficios:
Evita la formación de arrugas en la piel.
Proporciona vitaminas, sacáridos y proteínas.
Previene y combate la flacidez.
Relaja la tensión muscular.
Reduce el estrés.
Ayuda a la renovación de las células cutáneas.
Ayuda a mejorar la circulación sanguínea.
Favorece la eliminación de toxinas del cuerpo.
Es un tratamiento auxiliar para el dolor de espalda y articulaciones.
Elimina las impurezas que se acumulan en los poros de la piel.
Aumenta el ritmo cardíaco.
Mejora el estado de la piel en casos de psoriasis, acné y celulitis.
Regenera cuerpo y mente
Otra cosa es que lo diga la ciencia. En ese sentido, Cindy Jones, bioquímica de Colorado Aromatics, explica a la BBC que "tanto los granos malteados como la levadura contienen vitamina B, que aumentan la hidratación y elasticidad de la piel y disminuyen la hiperpigmentación". Asimismo, cabe destacar que el lúpulo es rico en xantohumul y humulona (antioxidantes y antibacterianos, respectivamente) y que el lúpulo se ha usado históricamente para ayudar a dormir bien, por ejemplo.
El origen de los spa de cerveza. Muchos spas de cerveza afirman que el origen de este baño se remonta al año 921, cuando el Rey Wenceslao le pedía a sus sirvientes que le llenasen la bañera de cerveza. Para Libor Zajic, experto en historia cervecera europea de la Universidad Masaryk de Brno, esto es "un truco de marketing que explotan los balnearios de cerveza". Lo más probable es que a los baños de la antigüedad se le añadiesen todo tipo de cosas, véase el mito de Cleopatra y la leche de burra.
Imagen de portada | Xataka
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