El 4 de mayo de 2015 David Cameron legaba para la posteridad el siguiente eslogan electoral: "Reino Unido afronta una simple e ineludible decisión: estabilidad y un gobierno fuerte conmigo, o caos con Ed Miliband". Poco podían imaginarse los votantes británicos la carga irónica involuntaria de aquellas palabras. Reino Unido eligió a Cameron. Tres años después, vive instalada en el más absoluto de los caos políticos.
Si te has perdido en la maraña infinita de diatribas políticas y en el sinfín de cuestiones técnicas, es probable que el Brexit, a esta hora del día, resulte muy confuso. Le sucede a todo el mundo. Gran parte de la opinión pública británica admite que desconocía las complejidades del asunto (!), y otra porción significativa ha cambiado su opinión respecto a la salida de la Unión Europea. Hay quien reclama incluso un segundo referéndum.
¿Pero cómo explicarlo de forma breve, en un puñado de segundos? Ayer todas las cadenas de televisión británica dedicaron gran parte de la emisión al debate en la Cámara de los Comunes. La BBC incluyó a una intérprete del lenguaje de signos para traducir las conversaciones entre los diputados. El resultado fue un vídeo viral que resume el Brexit a la perfección, y que en diez segundos expresa el sentir de toda una nación.
The sign language interpreter doing the Brexit Agreement on BBC News is perfectly conveying the perplexing fuckery of this situation #Brexit #BrexitChaos pic.twitter.com/bA66SYMXqN
— Ell Potter (@Pottell) 15 de noviembre de 2018
Si el Brexit es un caos, la intérprete de la BBC es su mejor símbolo. Las caras de horror, espanto y puro pavor provienen, con probabilidad, de la eficiencia de la mujer haciendo su trabajo. Pero representaron tan bien el espectáculo ofrecido por la clase política británica en el Parlamento que, para muchos, fue el mejor resumen de un proceso que se prolonga tres años en el tiempo y que ha resultado traumático e ininteligible.
No necesitas saber inglés para entender lo que está diciendo, o para percibir unaa pequeña fracción de la incertidumbre y el abierto hartazgo de gran parte de la sociedad británica para con el Brexit. Sólo basta con un vídeo.
¿Cómo están las cosas hoy?
Ayer mismo hasta cuatro ministros y altos cargos del gobierno de Theresa May presentaron su renuncia. El motivo, su oposición al acuerdo firmado por la primera ministra con Bruselas. Lo juzgan demasiado lesivo para los intereses de Reino Unido. O en palabras de Boris Johnson, convierten al país en un "estado vasallo" de la Unión Europea. La jornada fue el caos: May acudió a la Cámara de los Comunes a defender su acuerdo y regresó a casa con una cuestión de confianza en ciernes.
Gran parte del partido conservador de May mostró su rechazo frontal al acuerdo, y reclamó términos más duros para la salida de la Unión Europea. La primera ministra fue clara: las opciones se limitan a este acuerdo, dado que la UE no renegociará; a un "no deal" que podría resultar en catástrofe plena; o a un "no Brexit at all", es decir, a revertir todo el camino andado. May explicitó que el Brexit, quizá, podría tener marcha atrás.
En el parlamento, sin embargo, dejó claro que a partir de marzo de 2019 el país estará fuera de la Unión Europea, y que a partir de 2021 lo hará en plenitud de condiciones. Es aquí donde todo se complica: el acuerdo firmado por Bruselas y Londres establece una cláusula "backstop" que podría prolongar la permanencia de Reino Unido en la unión aduanera de forma indefinida. En teoría, lo negociado es transitorio. Pero si no se alcanzara un acuerdo para un futuro tratado comercial o para Irlanda del Norte, el "backstop" sería la normalidad.
Dado que muchos diputados tories creen que la Unión Europea jamás tendrá incentivos para renegociar mejores términos en la relación bilateral, creen que el acuerdo aprisiona a Reino Unido en una unión aduanera de la que no formará parte y en la que no tendrá ni voz ni voto. El país, esto es cierto, pierde la posibilidad de salirse unilateralmente del pacto transitorio. Y la UE, también es cierto, podría postergar las negociaciones para un futuro tratado comercial bilateral.
Pese a todo, Reino Unido no tiene más posibilidades. La experiencia de Syriza es muy ilustrativa del poder negociación que tienen los estados miembros contra la totalidad del bloque. Tras numerosos rumores de una dimisión, May compareció por la tarde expresando su voluntad de sacar el acuerdo ("the right decision, not the easy decision") en la Cámara de los Comunes. Es harto improbable que obtenga los apoyos. Su partido está dividido, y el Partido Laborista y el SNP escocés no tienen previsto acudir en su rescate.
¿Qué pasa si May pierde la moción, o no aprueba el acuerdo, o dimite? Que no habría tiempo para más. Si lo negociado con Bruselas es inaceptable para los diputados británicos, el "no deal" es el siguiente paso. Y el peor de todos. La cara de horror absoluto que pone nuestra intérprete en el vídeo de más arriba bien podría convertirse en la nueva bandera del Brexit.