El salmón AquAdvantage, el primer animal genéticamente modificado apto para consumo humano, ya está en los mercados de Canadá. En agosto de este año, las primeras cuatro toneladas y media de salmón salieron de los almacenes de AquaBounty en Massachusetts para intentar hacerse un hueco en el mercado de uno de los pescados más consumidos del mundo (a 11,70 dólares el kilo).
Es decir, tras 28 años de trabajo e investigación, tras una de las mayores polémicas biotecnológicas de los últimos años y tras decenas de millones de dólares, el salmón transgénico se enfrenta ahora a su principal reto: convencer a los consumidores de que es bueno, bonito y, sobre todo, seguro. De que lo consiga o no depende buena parte del futuro de la biotecnología de los alimentos.
El largo viaje del salmón hacia el... mercado
Casi nada. Cuando hace dos años hablábamos de la aprobación del salmón, pensábamos que los principales obstáculos ya habían pasado. Pero de ninguna manera. El año pasado, el Center for Food Safety de Washington presentó a la demanda ante la FDA para revocar la decisión. Según planteaban no estaba claro qué pasaría si por una razón o por otra, el salmón llega a ecosistemas naturales.
Como tantas otras, la demanda quedó en nada. La razón fundamental es que los salmones son estériles y además están completamente aislados de los ecosistemas naturales, siempre según las autoridades. Ya en el mercado, el AquaAdvantage va a empezar a criarse en Canadá y Estados Unidos además de en las actuales granjas de Panamá.
Y sus planes de expansión no se queda ahí. Los próximos pasos incluyen EEUU (el próximo año), Argentina, Brasil, Chile y China. Pero no será fácil. En Estados Unidos, numerosas cadenas como Target, Whole Foods, Trader Joe's o Safeway ya habían anunciado que no iban a vender el salmón cuando estuviera disponible.
No encontramos, pues, ante una tensión casi irresoluble: Estados Unidos importa el 95% del salmón atlántico que consume y aunque el AquAdvantage puede resolver parte del problema (gracias a dos genes crecen hasta el doble que un salmón normal), goza de una enorme rechazo entre grupos ecologistas y antitransgénicos.
El gran temor de los ecologistas y, a la vez, la gran esperanza de la biotecnología
En cambio, y siempre según la empresa, el recibimiento del primer lote ha sido muy bueno entre los distribuidores que “están encantados con el producto”. No hay que olvidar, no obstante, que son apenas cinco toneladas de pescado frente a los más de dos millones que se consumen en todo el mundo cada año. Una gota en el mar.
Pero una gota muy importante. En este sentido, todos los sectores alimentarios y biotecnológicos están mirando a AquaBounty con atención. Como ya defendíamos hace dos años, la importancia del salmón no reside en el salmón en sí. Sino que ha servido para abrir la puerta de algo realmente nuevo. Con él, numerosos animales van a incorporarse, de una forma u otra, a las opciones alimentarias del mundo. Animales que, como la cabra de la UCDavis, pueden contribuir a luchar contra numerosas enfermedades. En el fondo, todo está por hacer.
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