"El mosquito invasor Aedes aegypti es una de las plagas más peligrosas del mundo, capaz de propagar enfermedades devastadoras como el dengue, el zika y el chikunguña y responsable de infectar a millones de personas en todo el mundo cada año", explicaba Rob Grenfell, director de salud y bioseguridad del CSIRO.
¿Cuál es la solución? Soltar miles de esos mosquitos en la costa norte de Australia. Al menos, esa es la solución que han puesto en marcha científicos de la CSIRO, Verily y la Universidad de James Cook. El detalle crucial es que esos mosquitos eran machos y, sobre todo, eran estériles. El resultado fue claro: el experimento eliminó el 80% de los mosquitos transmisores de enfermedades.
A la caza del mosquito
Desde noviembre de 2017 hasta junio de este año, estos investigadores han soltado a tres millones de mosquitos infectados con una bacteria (Wolbachia) que los esteriliza. Estos mosquitos se aparearon con hembras de la misma especie, pero los huevos (al no estar fertilizados) no eclosionaron.
El resultado ha sido un importante descenso de la población. La técnica no es nueva, se conoce como ‘técnica del insecto estéril’ y se empezó a usar en la década de los 50. Sin embargo, con el Aedes no se había conseguido aún.
La dificultad de criar los mosquitos, separar hembras de machos, infectar a estos y liberarlos era bastante alta. Para hacernos una idea, hicieron falta 20 millones de mosquitos para poder seleccionar los tres millones que se usaron.
Lo cierto es que la mayoría de mosquitos son solo molestos, no transmiten enfermedades. Pero hay tres de ellos Aedes, Anopheles y Culex que se encuentran repartidos por casi todo el mundo y son responsables del 17% de todas las transmisiones de enfermedades infecciosas a nivel internacional. Este es uno de esos experimentos que nos ponen en camino de salvar muchísimas vidas cada año.
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