CRISPR sobrevive a su primera gran crisis de reputación (o cómo un paper cuestionable puede hacer temblar la biotecnología actual)

CRISPR sobrevive a su primera gran crisis de reputación (o cómo un paper cuestionable puede hacer temblar la biotecnología actual)
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Hace pocos días comentábamos que el "paraíso genómico" al que prometía llevarnos la revolución del CRISPR parecía un poco más lejos tras la publicación de un estudio científico que afirmaba que algunas aplicaciones del celebrado 'bisturí genómico' podían causas centenares de errores y mutaciones imprevistas a lo largo del genoma.

Como era previsible, el patio de la ingeniería genética ha estado muy revuelto, aunque no en el sentido en que esperábamos tanto nosotros como la propia comunidad biotecnológica. Tras revisar a fondo el estudio de marras, la preocupación (e incluso la indignación) ha crecido: el artículo, según parece, tiene serios problemas técnicos y metodológicos que comprometen sus conclusiones. Ya nos enseñó John Milton que a todo "paraíso perdido" le sucede un "paraíso recobrado".

Denunciar los errores de un paper que denuncia errores

Crispr

Siendo sinceros, el estupor y la extrañeza surgieron tras la publicación del artículo de Nature Methods. Como explicaba Luis Montoliu, una de las voces más autorizadas en este tema, los resultados eran muy sorprendentes porque iban en contra de otros muchos (muy parecidos) que se habían realizado en los últimos años. Pero, claro, esa sorpresa era lo que convertía al artículo en una "jarra de agua fría" biotecnológica (y, todo hay que decirlo, en un bombazo mediático). Pero, tanto la revista como el equipo que lo publicaba hacían que, por necesidad, tuviéramos que darle el beneficio de la duda.

Faltaba revisar en profundidad el trabajo y a eso se ha dedicado la comunidad investigadora estos días. Y el problema es que, según parece, el estudio de Nature Methods extiende cheques que sus datos, su metodología y su diseño experimental no pueden pagar. Y es que "hay otras explicaciones alternativas que permiten explicar las mutaciones que observan estos autores"; que permiten explicar las mutaciones mejor que la explicación CRISPR.

Una vez se revisan estos detalles técnicos (y los comparamos con otros homologables) los errores o, al menos, las más que cuestionables decisiones experimentales ponen en cuestión las conclusiones del trabajo. Más aún, si tenemos en cuenta que disponemos de secuenciaciones completas del genoma de ratones tratados con CRISPR que no muestran los problemas que señalan el cuestionado estudio.

La consecuencia de este lío es que tenemos un buen número de empresas y de investigadores de primer nivel pidiendo en público que se retracte el estudio porque, en sus propias palabras, es un despropósito. No sabemos qué pasará porque, entre otras cosas, aún estamos esperando la contestación detallada de sus autores, pero la situación no pinta nada bien.

EL paper que hizo temblar a la industria

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Se confirme o no la retractación, el caso nos devuelve antes los importantes problemas en los que se encuentra el sistema biotecnológico. No exagero ni un ápice que la publicación del artículo de Nature Methods se vivió como un terremoto en todo el sector de empresas dedicadas a desarrollar aplicaciones de CRISPR (y de metodologías similares).

Se unió la volatilidad propia del mundo del capital riesgo que sostiene estas empresas con algo que hemos aprendido a fuerza de equivocarnos: los errores, los fallos y las mentiras publicadas en revistas científicas (el estándar de oro en cuanto a verdad, verosimilitud y procesos de verificación) son especialmente dañinos. No es razonable que, apenas unos días después de su publicación, un estudio de con este impacto esté puesto en duda de forma tan seria.

No cabe duda de que los conflictos de interés en este caso se cifran en cientos de millones, pero precisamente por eso estos trabajos deben requieren de una exquisitez y una limpieza absolutas. Sirva esto no solo como reflexión general ante los problemas de la ciencia contemporánea, sino también como autocrítica. Necesitamos hacerlo mejor.

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