Como casi cada año desde 1901, el Instituto Karolinska de Suecia acaba de anunciar el Premio Nobel de Fisiología o Medicina de 2016 y los ganadores han sido Yoshinori Ohsumi por "sus contribuciones en el campo de los mecanismos de la autofagia".
De entre los 273 científicos que han sido nominados al premio, el comité del Nobel ha decidido premiar a este biólogo celular que trabaja en el Instituto Tecnológico de Tokio.
La autofagia se lleva el Nobel
Y no, los señores del Nobel no se han vuelto locos premiando el (auto)canibalismo. El premio de 2016 ha recaído en la autofagia celular el proceso que se encarga de la degradación y reciclaje de componentes celulares. El sistema de reciclado del cuerpo, como la llaman algunos.
Aunque suena algo extraño, es un fenómeno que se conoce desde los años sesenta cuando un grupo de científicos se dio cuenta de que las células eucariotas eran capaces de reutilizar y reciclar parte del material que ya tenían. Yoshinori Oshumi identificó el conjunto de genes que controlan la autofagia en la levadura de panadero y demostró que el mismo mecanismo funciona también en los seres humanos. Si os interesa el tema aquí podéis leer una completa historia del desarrollo científico del campo de la autofagia escrita por el mismo Oshumi.
Yoshinori Oshumi nació en 1945 en Japón y estudió en la Universidad de Tokio y trabajó durante algunos años en la Universidad Rockefeller en Nueva York. Posteriormente, volvió a Japón donde ha desarrollado el resto de su carrera y donde ya ganó el Premio Kioto (los nobel japoneses) en 2012.
Francis Mojica y CRISPR se quedan sin Nobel de Medicina (pero aún queda el de Química)
Durante estas semanas, se ha hablado mucho de que el profesor de la Universidad de Alicante, Francis Mojica, podía convertirse en el tercer nobel español de ciencias junto con el de Severo Ochoa en 1956 y el de Santiago Ramón y Cajal en 1906. Francis Mojica tuvo un papel esencial en el descubrimiento y desarrollo de CRISPR, una técnica que está revolucionando la genética. No era muy probable y finalmente no ha sido así. No obstante, aún queda la posibilidad de que sea premiado en el Nobel de Química (algo quizás más apropiado por el desarrollo actual de la técnica).
Sabemos de su nominación por rumores y no hay nada seguro. Oficialmente, las normas del premio exigen que los nominados se mantengan en secreto durante 50 años. Entre las razones están preservar la independencia de los miembros del jurado, pero también asegurar que el premio no se convierta en una competición". O, al menos, no en algo más competitivo aún.
En el caso de la medicina, y tal como estableció Alfred Nobel en su testamento, el jurado es seleccionado por el Instituto Karolinska, uno de los centros médicos más prestigiosos de Europa y una de las referencias indiscutibles del país escandinavo. Pero, pese a eso, el sistema tiene tantos problemas de transparencia que todos los años hay alguna polémica.
En muchos sentidos, los premios han fallado en adaptarse a la realidad actual de la investigación médica y, de una forma u otra, cada vez se hace más difícil entregar premios por problemas de atribución: en muy pocos grandes descubrimientos tienen un papel clave menos de cuatro personas. Algo que no ha pasado hoy con Yoshinori Oshumi y su descubrimiento.
Imágenes | Nobel
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