El MIT investigó si realmente la dieta del ayuno intermitente es saludable. Hay una buena noticia y otra muy preocupante

De todas las dietas, la del ayuno intermitente puede que sea una de las más populares en los últimos años. Hay una noticia buena y otra mala tras el experimento

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A menos que hayas estado escondido en un búnker subterráneo durante mucho tiempo, habrás oído alguna vez los términos “ayuno intermitente”. Entre devotos de esta dieta y reaccionarios de la misma (como de cualquiera otra), lo cierto es que nunca había quedado claro si la propuesta era o no saludable bajo el radar de la ciencia. Dicho de otro modo, hasta ahora no se había metido mano a largo plazo para saber los “pros y contras”. Esto es precisamente lo que acaba de ocurrir, aunque con resultados mixtos y algo preocupantes.

La popularidad del ayuno intermitente. Lo contamos el año pasado, es posiblemente una de las iniciativas en cuanto a prácticas dietéticas que más popularidad ha ganado en los últimos años. En esencia, estamos ante una práctica donde el patrón de alimentación se alterna entre períodos de comer y de ayuno. No se especifica qué alimentos se deben comer, sino más bien cuándo comerlos. Algo así como una estrategia utilizada para gestionar el peso y mejorar la salud metabólica.

¿Es recomendable? Bueno, aquí está el quid de la cuestión. Hace unas semanas explicábamos que esta regulación de la ingesta calórica no está exenta de riesgos y polémicas. Un estudio anterior encontró la existencia de cambios en el cerebro y el sistema gastrointestinal, aunque las relaciones causa-efecto no estaban claras. Se necesitaba más estudio.

El nuevo estudio. Llevado a cabo con ratones, el trabajo del MIT publicado en Nature analizó cómo el ayuno puede ayudar a las células madre intestinales a regenerarse. Dichas células son la fuente de nuevas células intestinales y su regeneración puede ayudar al intestino. Si bien se encontró un aumento en las capacidades regenerativas de las células madre intestinales, como veremos a continuación, también arrojó noticias preocupantes.

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El experimento. Los investigadores partieron de un estudio anterior donde descubrieron que el ayuno puede aumentar la capacidad regenerativa de las células madre intestinales.

¿Qué hicieron? Se centraron en cómo parece funcionar este proceso. Para ello, estudiaron las células madre intestinales de tres grupos diferentes de ratones: un grupo de control que comió como de costumbre, otro que se mantuvo en ayuno durante 24 horas, y los que estuvieron en ayuno y luego se les permitió comer hasta saciarse durante las siguientes 24 horas.

Conclusiones. El equipo observó que la regeneración de estas células madre intestinales en realidad se suprimía durante el acto de ayuno en sí, pero luego se aceleraba una vez que los ratones comenzaban a comer nuevamente.

Según los investigadores del estudio, Omer Yilmaz, Shinya Imada y Sale, "el hallazgo principal de nuestro estudio actual es que la realimentación después del ayuno es un estado distinto del ayuno en sí. La realimentación posterior al ayuno aumenta la capacidad de las células madre intestinales para, por ejemplo, reparar el intestino después de una lesión".

Malas noticias. Ya lo decíamos al inicio, desgraciadamente, el estudio no arrojó solo noticias alentadoras para los devotos de la dieta. Si bien el aumento en la regeneración podría permitir que las células intestinales se curen más rápido, también descubrieron que podría tener un precio en las circunstancias equivocadas.

¿Cómo? Al parecer, cuando indujeron mutaciones relacionadas con el cáncer en dichas células madre durante la fase de realimentación, las células tenían un grado alto de probabilidades de causar la formación de pólipos precancerosos, mucho más que durante la fase de ayuno.

El riesgo del tumor. Como resumen en el trabajo, si se producen mutaciones cancerosas durante esta fase regenerativa, los ratones tenían un mayor riesgo de desarrollar tumores intestinales en etapa temprana. "Tener más actividad de células madre es bueno para la regeneración, pero un exceso de algo bueno a lo largo del tiempo puede tener consecuencias menos favorables", subraya Omer Yilmaz.

Más pruebas. Como en todo estudio experimental y pionero, se necesitarán más pruebas para entender todos los resultados. Además, los efectos del ayuno en el mundo real en humanos deberían ser más complejos que lo que podemos ver en ratones de laboratorio. Por eso, experimentos futuros que observen los mismos cambios podrán verificar tanto los bueno como lo malo en las células madre intestinales de las personas antes y después de un ayuno.

“Como las vías biológicas son muy complejas y están interconectadas, la principal conclusión de nuestro estudio actual es que se deben realizar estudios minuciosos para probar los efectos de cualquier intervención dietética en el cuerpo humano”, recuerdan en el estudio.

Comprender mejor la dieta. Por último, el trabajo refleja que los ratones en ayunas producían muchas poliaminas, es decir, los compuestos orgánicos que desempeñan un papel en, por ejemplo, ayudar a las células a crecer, dividirse y convertirse en otras células.

Esto es importante porque el siguiente avance consistirá en probar si los suplementos de poliaminas se pueden utilizar para imitar fácilmente el ayuno en estudios futuros. Con ello, esperan que los trabajos ayuden a aprovechar al máximo el ayuno.

“El análisis cuidadoso de la contribución de cada una de las fases del ayuno (ayuno versus realimentación posterior al ayuno) nos brindará una mayor comprensión de cómo planificar dichas intervenciones dietéticas para maximizar la regeneración y, al mismo tiempo, evitar un mayor riesgo de otras enfermedades como el cáncer”, zanjan.

Imagen | Angie, RawPixel

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