“Los hombres son unos quejicas”. Es muy probable que hayáis escuchado esa frase en algún momento. En el mundo anglosajón es tan popular que ha originado un término propio: la “gripe masculina”, un resfriado menor cuyos síntomas son experimentados por los hombres como algo mucho más grave de lo que es. Pura cuentítis, vamos.
Y, claro, nadie se lo había tomado en serio. Sin embargo, en los últimos años un buen número de estudios están señalando que la “gripe masculina” puede ser algo real. No porque haya una enfermedad específica, sino porque la respuesta inmunitaria de los hombres es menor. Una reciente revisión sistemática estudia si esto es posible y por qué.
El "sexo débil" eran ellos
Según parece, varios estudios señalan que las hembras de ratón tienen una respuesta inmune más alta que los machos. No está claro el porqué. Algunos investigadores piensan que se debe al efecto de las hormonas femeninas y otros en la mayor capacidad de soportar el estrés de las hembras.
En este caso, como en muchos otros, los estudios con ratones han demostrado una gran utilidad como modelos fisiopatológicos y las pruebas con células humanas in vitro van en la misma línea. Aunque, curiosamente, apuntan más a un tema hormonal (no hay diferencias entre mujeres postmenopaúsicas y hombres de su misma edad). No obstante, estos estudios tienen una escasa validez clínica.
Para comprobar esta intuición debemos de irnos a estudios más amplios y realistas. Estudios que también señalan al mismo sitio. Por ejemplo, los datos epidemiológicos hongkoneses de 2004 a 2010 muestran claramente que los hombres tienen mayor riesgo de hospitalización y entre 1997 y 2007 la tasa de mortalidad por gripe de los hombres estadounidenses fue más alta que la de las mujeres.
Hay más datos (algunos que van más allá de la gripe): las mujeres responden mejor a la vacuna de la gripe que los hombres y algunos estudios sugieren que la testosterona tiene un efecto inmunosupresor. Tanto es así que la misma Organización Mundial de la Salud hace especial hincapié en el hecho de que “el sexo se debe considerar a la hora de evaluar la exposición de la gripe y los resultados”.
Dejarse los prejuicios en la puerta
Algo hay o eso parece. Por eso, la profesora Kyle Sue, la autora de la revisión, cree que la idea de que “los hombres son unos quejicas” es injusta. Sin embargo, se necesita mucho más investigación para aclarar cómo las diferencias sexuales afectan al sistema inmunitario.
Más allá de esto, sí creo que es otro ejemplo más de cómo las diferencias sexuales y, sobre todo, la incomprensión y la falta de empatía dificulta el trabajo de la medicina. Históricamente, las principales perjudicadas de esto ha sido las mujeres (y sus enfermedades), pero nadie está a salvo. Una invitación más a dejar los prejuicios en la puerta cuando nos disponemos a hacer investigación clínica.
Ver 24 comentarios