Los últimos datos "filtrados" sobre el remdesivir apuntan a una mejoría importante en los pacientes con COVID-19. Este medicamento, de la marca Gilead, es el único antiviral contra el SARS-CoV-2 que ya está en fase clínica III.
Además del desarrollo de vacunas, los medicamentos que atacan directamente a la reproducción del virus prometen tratar la enfermedad en vez de prevenirla. Según aparecía la filtración, las acciones de la empresa parecen haberse disparado, y la atención sobre el medicamento sigue en aumento. ¿Estamos ante la tabla de salvación? En estos momentos existen, literalmente, decenas de soluciones en desarrollo contra el coronavirus. ¿Qué tiene de especial esta medicación en concreto?
Datos filtrados y bolsa en alza
Recientemente, los prestigiosos periodistas científicos Matthew Herper y Adam Feuerstein publicaban una supuesta filtración sobre el ensayo clínico con remdesivir. Este está siendo llevado a cabo con 125 personas, 113 de ellas graves, en el hospital de Chicago.
En la nota explican que "la mayoría de los pacientes tienen una rápida recuperación en la fiebre y en los problemas respiratorios, hasta el punto de que reciben el alta en menos de una semana". Sin embargo, no han aportado cifras concretas a la espera de terminar y analizar adecuadamente el estudio.
A pesar de no contar con datos específicos, las acciones de la compañía se disparaban un 16,41% el pasado 16 de abril. ¿El optimismo en bolsa vaticina una cura para la COVID-19? Positivos o no, los resultados no permiten sacar conclusiones tajantes al respecto, al menos de momento.
Por otro lado, sí que es cierto que este es el primer medicamento antiviral que parece actuar específicamente contra el SARS-CoV-II y que ha llegado a la fase clínica III. Recordemos que esta es la última, previa a la comercialización, y que determina si un medicamento será efectivo de forma general para combatir una enfermedad. ¿Por qué es el único en esta fase?
¿Qué es y cómo funciona el remdesivir?
El antiviral de la compañía biotecnológica Gilead Science fue desarrollado no para el coronavirus actual, sino para combatir el ebolavirus causante del ébola. Curiosamente, no se mostró efectivo. Más tarde, se descubrió que el medicamento tiene actividad antiviral contra otros virus, como el de Marburgo, el sincitial respiratorio, el virus Junín, el virus de la fiebre de Lassa y el coronavirus causante del MERS. A raíz de estos conocimientos, el 6 de febrero la empresa comenzó sus pruebas con el SARS-CoV-2 contando con 761 pacientes.
Remdesivir parece bloquear la replicación (reproducción) del coronavirus mediante la inhibición de una enzima concreta conocida como ARN polimerasa ARN dependiente. Y decimos parece porque todavía no se ha descrito su mecanismo exacto. La hipótesis explica que el medicamento engaña a la enzima, como si fuera el ARN del virus. Al tratar de actuar sobre el medicamento, la molécula "se atasca" y no puede realizar su función, por lo que el virus no continúa reproduciéndose.
Esta vía es radicalmente distinta a la de otros tratamientos, como las vacunas. Estas tratan de "enseñar" a nuestro sistema inmunitario que este virus es un enemigo. Así, nuestro cuerpo está preparado desde antes de que nos contagiemos, generando inmunidad adquirida. La inmunidad es importante para asegurar que no ayudaremos a expandir la enfermedad. El remdesivir también es diferente a otros fármacos, los cuales apuntan a componentes de nuestro sistema que provocan reacciones más adversas y letales, reduciendo el peligro de la acción del virus.
Como comentábamos, remdesivir es la única molécula antiviral que actúa contra la ARN Polimerasa dependiente de ARN en fase clínica III, lo que podría garantizarle el primer puesto dentro de los antivirales contra la COVID-19. Desarrollar una nueva aplicación médica es costosa. Sin embargo, la empresa contaba con la experiencia adquirida de ensayos previos para otros coronavirus. Al ser un medicamento con cierta trayectoria, las fases clínicas se aceleran de forma natural, especialmente ante la situación tan complicada que vivimos.
¿Quiere decir esto que el medicamento es la mejor apuesta contra el coronavirus? Esto sería ser demasiado tajantes. Si bien la muestra empleada en los ensayos clínicos parece buena (comenzaron con más de 700 personas y en estos datos se habla de otros 125) esto no implica que vaya a funcionar en todos los casos o mejor que otros fármacos, aunque no deja de ser positivo. Debemos esperar a que la empresa aporte los datos concretos para entender el alcance y potencial real del remdesivir.
Se están desarrollando muchos otros tratamientos contra la COVID-19
Al menos 50 nuevos tratamientos, si no más, están actualmente en desarrollo para tratar de mitigar la pandemia. Entre los tratamientos existentes hay dos grandes grupos: las vacunas y los fármacos, y dentro de ellos hay subgrupos, por decirlo de alguna manera. Entre los más avanzados, como decíamos, está el remdesivir por sus supuestos éxitos y su posición adelantada en fase clínica III. También podemos hablar de al menos otros dos fármacos también muy avanzados.
Sin haber pasado el mismo proceso pero con resultados prometedores está el Favilavir, aunque su impacto se encuentra localizado en el sudeste asiático y no ha llegado a Europa. Este antiviral fue el primer medicamento usado en China y parece tener muy buenos efectos en virus de ARN como el SARS-CoV-2. Las pruebas realizadas han tenido repercusiones muy positivas. Pero sigue sin haber sido aprobado por la FDA ni ningún otro organismo de salud fuera de Asia.
Viajando al otro extremo del mundo, la cloroquina es uno de los medicamentos insignia en Estados Unidos, aunque está presente en farmacias de todo el mundo. Como ya os contamos, algunos estudios y pruebas hechas a contrarreloj marcan este medicamento como beneficioso en el tratamiento del coronavirus. Sin embargo, este medicamento contra la malaria y la artritis todavía no ha pasado los ensayos clínicos que nos aseguren su eficacia, aunque llevan ya muchos años en el mercado. Aun así, debido a su bajo coste y alta disponibilidad, esta podría ser una gran promesa.
En cuanto a las vacunas, lo cierto es que hay decenas en desarrollo. Algunas han entrado ya en la fase clínica I y hemos hablado de ello. Pero, su evolución desde cero es mucho más lenta. Esto quiere decir que todavía nos falta un tiempo hasta poder llegar a un tratamiento 100% eficaz, especialmente si hablamos de prevención.
¿Cuánto tiempo? Para la vacuna todavía quedan varios meses en el mejor de los casos, o más de un año en el peor. Para otros fármacos capaces de tratar directamente el virus menos tiempo. Sin embargo, hay que tener en cuenta lo complicado que resulta desarrollar un medicamento que actúe en todas las personas de la misma manera. Las dianas terapéuticas, es decir, el punto "donde actúan" las moléculas de los fármacos varían según muchos aspectos biológicos como la genética. Puede que un medicamento funcione aquí y no en China o viceversa.
Las vacunas suelen ser más universales ya que no actúan sobre una diana concreta sino que activan nuestro sistema inmunitario y este está adaptado a las variaciones. Por esta razón, por ejemplo, todavía queda un tiempo hasta que podamos controlar de forma eficaz la epidemia causada por la COVID-19. Y es que la única manera de frenar un virus con tanta virulencia (recordemos que su R0 es de al menos 5,7) es frenándolo desde antes de que contagie a nadie.
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