Pongámoslo negro sobre blanco: según la Organización Mundial de la Salud, cada año, hasta 650.000 personas mueren por enfermedades respiratorias relacionadas con la gripe estacional. Es algo realmente terrible porque significa que, cada año, todas las sociedades del mundo esperan pacientemente a que las atropelle la epidemia estacional y se lleve a más de medio millón de personas.
No es que no hagan nada, entendedme bien; es que no es suficiente. Y pese a que llevamos años tocando la solución con la punta de los dedos... no acabamos de conseguirla. Ahora los NIH norteamericanos creen haber encontrado la vacuna universal contra la enfermedad. Está en pruebas con humanos y esto es lo que sabemos de ella.
¿Qué nos pasa con la gripe? Es una pregunta con mucho sentido: la comunidad científica se puso manos a la obra y fue capaz de encontrar una vacuna contra el coronavirus en un tiempo récord. ¿Por qué ha fracasado con algo como la gripe que conocemos desde hace tanto tiempo? Para responder a esto, lo primero es tener en cuenta que acabar con una enfermedad es difícil. De hecho, a lo largo de toda la historia de la humanidad, solo hemos sido capaces de erradicar dos: la viruela (1980) y la peste bovina (2011).
No solo es una cuestión de financiación y tecnología, las enfermedades tienen mucho que decir. Todas las "candidatas a la desaparición" tienen ciertas cosas en común, pero la principal es que su reservorio natural es única y exclusivamente el ser humano (o, en caso de enfermedades como la peste bovina, el reservorio animal es una especie fácilmente identificable). Esto significa que son enfermedades que tienen dificultades para saltar las barreras entre especies y son fáciles de seguir en ecosistemas abiertos.
Al menos con nuestro desarrollo tecnológico, sanitario y social, "solo podemos asumir la erradicación de enfermedades que podamos identificar, monitorizar y sobre las que podamos intervenir a una escala técnicamente asumible". Y la gripe no está en ese club: se trata de una enfermedad con una capacidad sorprendente para saltar entre aves, caballos y cerdos. No solo eso, se trata de una enfermedad con una capacidad sorprendente para generar nuevos subtipos en esos animales y luego saltar de vuelta al ser humano. Con esto en mente, podemos decir sin temor a equivocarnos en el futuro cercano que la gripe no es una enfermedad erradicable.
¿Podemos al menos controlarla?. Sí, pero es muy difícil. Y no exagero: la campaña de vacunación anual es uno de los programas sanitarios más ambiciosos que se han realizado nunca. La Organización Mundial de la Salud tiene una red de centros vigías por todo el mundo para determinar qué cepas están circulando cada año y cuáles tienen un mayor potencial de crecimiento. Con esa información, se genera una vacuna que cubra los subtipos que más probablemente se convertirán en epidémicos. Pero la OMS se equivoca y, a veces, el subtipo predominante es otro. En esos años, la efectividad habitual de la vacuna está entre el 40 y el 60%, pero hay vacunas como la de 2008 con efectividades por debajo del 25%.
En busca de la vacuna universal. Encontrar "vacunas contra la gripe que puedan proporcionar una protección duradera contra una amplia gama de virus de la gripe estacional, así como los que tienen potencial pandémico, serían herramientas de salud pública de gran valor". Un valor altísimo, de hecho. Esa parece la única alternativa viable de combatir de verdad la enfermedad.
Aunque lo cierto es que aún no hemos conseguido que se materialice. Y eso que llevamos años intentando encontrar algún factor del virus que sea lo suficientemente estable en todos los subtipos como para usarlo con él. No damos con él.
Un candidato que llega a primera división. O, quizás sea más interesante decir que no dábamos con él. Porque un equipo de investigadores de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de Estados Unidos está comenzando un ensayo de fase 1 en humanos para probar una nueva vacuna universal contra la gripe.
La BPL-1357, como ha sido bautizada, es una vacuna multivalente de virus completo que contiene copias inactivadas de cuatro cepas particulares de la gripe (H1N9, H3N8, H5N1 y H7N3). La intención es cubrir el máximo espectro posible de subtipos y los estudios preclínicos con ratones y hurones han señalado que dos dosis de la vacuna han sido capaces de proteger al 100 % contra dosis mortales de seis cepas diferentes de gripe. Unos datos espectaculares que tendrán que confirmarse en humanos.
Aún es pronto, pero hay buenas sensaciones. Los ensayos de fase I son ensayos muy pequeños (100 personas en este caso) y su labor fundamental es saber si el fármaco puede pasar a la fase 2. Es un camino lento y no es la primera vacuna universal que llega a ensayos con humanos para darse un batacazo. Sin embargo, hay buenas sensaciones: hablamos de una aproximación tecnológica sólida y los datos son prometedores. Ya solo queda cruzar los dedos y esperar que la ciencia y la tecnología "hagan su magia".
Imagen | Steven Cornfield
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