210W, ya hemos llegado. El Xiaomi Redmi Note 12 Pro+ en su edición Explorer ha alcanzado esta cifra de récord, siendo actualmente el móvil con mayor carga rápida del mundo. Es, básicamente, más del triple de potencia que mi portátil (66W), y la potencia máxima que alcanza mi Crockpot (compra recomendadísima, por cierto). Cargar a la misma potencia que cocino, curioso.
Hace unos años la carrera era solo por los megapíxeles (aunque esta también ha vuelto). Pero ahora la carrera es por ver quién carga a más potencia. La carga rápida está desbocada, y quizás conviene pararse a pensar si estas cifras tienen sentido, lo que no nos cuentan los fabricantes y cómo se están trabajando estas tecnologías para intentar ser lo más seguras posibles.
Cifras que impiden una investigación precisa
La carga rápida en móviles avanza a un ritmo tan absurdo que hace sencillamente imposible disponer de una sólida base científica para comprobar si es perjudicial o no. Hace apenas cinco años, con el OnePlus 3, la compañía presumía de una de las cargas rápidas más rápidas del mundo. Su Dash Charge tan solo cargaba a 20W, y ya nos parecía una barbaridad en aquel entonces. 33W, 67W, 80W, 100W, 120W, 150W, 210W... Año tras año la cifra crece, hasta llegar al punto actual en el que cargas por debajo de 100W pronto empezarán a parecer lentas.
La evidencia científica sigue en sus trece: las cargas lentas benefician la vida útil de la batería. Gracias al auge de los coches eléctricos, tenemos cada vez más bibliografía al respecto de las baterías de litio que corrobora este dato. Parecemos tener claro también que, si controlamos la temperatura el impacto se minimiza, aunque la solución idónea de carga a la longevidad siempre será una carga más moderada.
Sobre el impacto de cargar diariamente a 120W o 210W no tenemos datos, y seguramente no los tengamos nunca si todo sigue avanzando a este ritmo. Hay que tener en cuenta, eso sí, que el pico máximo de carga solo se alcanza durante unos pocos minutos y que, posteriormente, el móvil cargará a una cifra menor.
Lo que también sabemos es que mantener la carga entre el 20 y el 80% también es sumamente beneficioso para la vida útil de las baterías. Mientras tenemos este dato claro desde hace años, seguimos viendo una carrera por ver quién carga más rápido del 0 al 100%.
En definitiva, estamos sacrificando longevidad al ir en contra de todas las pautas recomendables que marca la evidencia científica. La clave aquí es si nos importa o no renunciar a la longevidad: el mercado parece estar diciendo que no demasiado.
Se supone que no es mala pero... actívala tú
Los fabricantes tan solo nos venden el espectacular tiempo de carga, pero no nos cuentan todo lo demás. Uno de los puntos que más me sorprende es que, en buena parte de los teléfonos que cargan a 120W, esta carga viene desactivada por defecto.
Si queremos que el móvil cargue al máximo, suele ser habitual tener que ir a ajustes, activarla y, tras un aviso de que nuestro móvil se puede calentar, empezar a cargar a estas cifras. Por el lado contrario, hay fabricantes permitiendo a los usuarios limitar tanto la potencia de carga como el porcentaje máximo.
Una curiosa dualidad en la que encontramos fabricantes intentando proteger al máximo las baterías durante los ciclos de carga, mientras otros apuestan por la máxima velocidad de carga intentando minimizar el impacto que pueda tener sobre la misma. El mercado gira más hacia lo segundo.
El lado oscuro de la carga rápida
"La batería retiene un 80 % de capacidad después de 800 ciclos de carga. Datos de los laboratorios internos en donde se probaron 800 ciclos de carga a 25 ℃. Los datos relacionados con la batería y la carga se obtuvieron de laboratorios internos. Los resultados reales pueden variar en función de las diferencias en las versiones del software, el entorno y las condiciones de uso, y es posible que no reflejen el producto real."
No leemos la letra pequeña, y eso es un problema. En los anuncios de teléfonos de diversas compañías, se suele indicar el número de ciclos que esta soporta. Hemos escogido como ejemplo un sistema de carga rápida de 120W, en el que se prometían 800 ciclos de carga. Yendo a la letra pequeña, resulta que no se dice a qué potencia hay que cargar para alcanzar esos ciclos, y que solo llegaremos a esos ciclos si cargamos constantemente en un entorno de 25 grados.
A día de hoy, seguimos sin saber cuáles son los ciclos reales que aguantarán esas baterías, ya que algunas de estas pruebas de laboratorio se llegan a hacer con la batería fuera del teléfono, en entornos completamente artificiales.
Vista la vida útil de los teléfonos, se abre el debate sobre si merece o no la pena preocuparnos por la longevidad de la batería (componente que no deja de ser relativamente sencillo de reemplazar si se desgasta al par de años) para seguir teniendo sistemas de carga que, en poco más de 10 minutos, nos dan el 100% de la batería.
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