Los fabricantes de coches ya no fabrican (solo) coches: son desarrolladores de software. En 2020 BMW lo demostró anunciando su nuevo Operating System 7, que llegaría en 2021 y que entre otras cosas incluiría nuevas opciones de suscripción. La más llamativa y polémica, la suscripción mensual de 18 dólares que te permitiría disfrutar de asientos calefactables. Aquello ha acabado trayendo (mucha) cola.
¿Malditas suscripciones?. Este modelo de negocio se ha convertido en todo un éxito para los Netflix y Spotify del mundo, y eso ha hecho que muchos quieran aprovecharlo para sus propios segmentos. Los fabricantes de coches lo han hecho: Mercedes lo aplicó a su eje trasero direccionable, Kia planteó un servicio de streaming y Stellantis avisó de cómo sus ingresos podrían crecer en 20.000 millones de euros gracias a las suscripciones.
BMW da marcha atrás. Este fabricante ha abandonado sus planes para mantener su suscripción de 18 dólares para asientos calefactables. Los clientes no paraban de quejarse ante una propuesta que les obligaba a pagar un extra por desbloquear funciones extra en sus coches.
Los experimentos, mejor con gaseosa. Así lo ha indicado Pieter Nota, directivo de BMW que durante la conferencia IAA Mobility en Munich ha explicado que este proyecto era parte de los esfuerzos del fabricante por experimentar con microtransacciones, aunque en este caso las pruebas hayan sido un fracaso. "La gente tenía la sensación de que pagaba el doble, lo cual no era cierto, pero la percepción es la realidad, como siempre digo. Así que esa es la razón por la que paramos [este proyecto]", destacó Nota.
Los extras, mejor de una vez. Opciones de los coches como los asientos calefactables o los ejes direccionables seguirán costando un extra, pero se ofrecerán como una alternativa de pago que se ofrecerá durante la compra del coche y se pagarán de una vez para poder usarlos siempre. Otros extras como sistemas de asistencia a la conducción avanzados, por ejemplo, siguen ofreciéndose en según qué países como suscripciones.
No es el primer fracaso de BMW. En el pasado el fabricante ya tuvo que afrontar las críticas de sus clientes por motivos similares. La empresa intentó cobrarle a los usuarios una cuota de 300 dólares al año para que pudieran usar CarPlay, aunque luego rebajó esa opción a 80 dólares al año. La mayoría de fabricantes ofrecen tanto CarPlay como Android Auto de forma gratuita.
Lo que importa es el software. Las alianzas entre fabricantes y los conglomerados cada vez más grandes han hecho que prácticamente todos los coches parezcan iguales. Para diferenciarlos ahora comienza a ser más importante el software de dichos vehículos, y estas plataformas habilitan esos extras que se pagan por suscripción. Tesla, por ejemplo, ofrece su sistema de asistencia a la conducción —lo que ellos peligrosa y engañosamente denominan Conducción Autónoma Completa, o FSD— tanto en forma de paquete opcional perpetuo en un solo pago de 12.000 dólares, como mediante una suscripción de 199 dólares al mes.
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