El coche eléctrico español tiene un nuevo dolor de cabeza: el robo de cobre de los cargadores

Una práctica muy lucrativa para el delincuente que puede causar estragos en las compañías de cargadores

Cargador
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Según datos de la Asociación de Fabricantes de Automóviles en Europa (ACEA), en España seguimos a la cola en lo que respecta a adopción del vehículo eléctrico. Nuestro país va bastante por detrás de Europa occidental, y los datos no parecen apuntar a una tendencia reversible en el corto plazo.

Curiosamente, hay un punto clave en el que no estamos tan atrás: España es el séptimo país de Europa en disponibilidad de puntos de recarga. Nuestro país está por detrás de Países Bajos, Alemania y Francia, pero cerca de Suecia.

Los 30.000 cargadores que hay en España siguen siendo una cifra insuficiente, aunque el parque móvil 100% eléctrico en España ni siquiera llega al medio millón.

Un problema que se suma tiene que ver con los robos de cobre, una práctica muy lucrativa con la que los delincuentes pueden llegar a obtener hasta 105 euros por cargador (hasta 15 kilos de cobre por cargador de 400 amperios por los 6/7 euros a los que se paga el kilo).

Según apuntan expertos del sector, "no hace falta ser un manitas para seccionar una manguera. Basta con una cizalla o una sierra y en cinco minutos ya han conseguido su objetivo".

El impacto del robo de cobre tiene un costo aproximado de entre 1.000 y 1.500 euros por manguera, según Ferran Menescal, Sales Manager de la compañía finlandesa de desarrollo de cargadores Kempower.

Tras cortar la manguera, suele haber también daños en el conector, haciendo que las reparaciones puedan subir hasta los 3.000 euros por unidad. Teniendo en cuenta que hay cargadores con hasta seis mangueras, las pérdidas económicas son considerables.

¿La alternativa? Instalar cables con mayor protección para dificultar el corte. El plan B, apostar por aluminio en lugar de cobre, algo que por el momento los fabricantes no se plantean. Esta última solución aumentaría el peso de la manguera considerablemente.

Tampoco parece servir de mucho redoblar esfuerzos en lo relativo a la vigilancia de cargadores. Los expertos apuntan que los ladrones toman cada vez más medidas para evitar ser identificados. "Aparcan sus vehículos fuera del alcance de las cámaras, se acercan a pie y con pasamontañas para ocultar sus rostros. En menos de cinco minutos, completan el robo y se marchan con el material sustraído".

Una problemática sin fácil solución aparente que no solo afecta al coche eléctrico. En España se están robando kilómetros de cobre de distintas infraestructuras, incluidas carreteras secundarias. 

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