En abril de 2021, mi compañero Enrique Pérez señaló todos los proyectos que se esperaban para invertir los 70.000 millones de euros del Plan de Recuperación llegados desde Europa. De todas las variables, el automóvil formaba una pieza esencial a la hora de repartir el dinero.
Hay que tener en cuenta que la automoción es clave para España. Según los datos del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, esta industria representa el 10% del PIB español y el 18% de sus exportaciones. En 2021 fue el noveno país que más vehículos produjo y el segundo de Europa.
Con estas cifras encima de la mesa, era de esperar que parte de los fondos europeos se dedicaran a modernizar nuestras plantas de automóviles, con el objetivo de atraer nuevas inversiones y mantener a los fabricantes que ya se encuentran asentados en nuestro país. Es un reto justo cuando China y Estados Unidos están apostando fortísimo para llevarse la producción de vehículos a sus terrenos.
La industria española se encuentra en una decisión complicada. La inmensa mayoría del trabajo se realiza en cadenas de montaje que, con la llegada del coche eléctrico, está siendo el eslabón más débil de la cadena. Por ello, es importante la llegada de los sucesivos planes de ayudas, con el objetivo de modernizar los espacios, invertir en investigación y desarrollo y consolidar a España como un hub del coche eléctrico.
Perte 2, su situación
Los primeros Perte tuvieron un claro ganador: Volkswagen. Las ayudas fueron claves para que el fabricante se decidiera por completo a la construcción de su planta de baterías en Sagunto. Aunque no consiguió todo el dinero que esperaba, la línea económica resultó imprescindible para sacar el proyecto adelante.
Mercedes, Opel, Renault o Stellantis, entre otros, también recibieron un empujón económico para mejorar sus instalaciones en nuestro país. Sin embargo, desde que se pusieron en marcha, algunos fabricantes criticaron los plazos para tener listos sus proyectos en los próximos años, señalando que estos eran demasiado cortos y poco realistas. Ford, por ejemplo, rechazó el dinero que le había sido concedido alegando que sus planes de producción en España se retrasaban.
Desde entonces, fabricantes, directivos y políticos locales han presionado al Gobierno para lanzar una segunda convocatoria de estos Perte VEC, con plazos más flexibles que aumente las posibilidades de que las compañías se sumen al carro de las subvenciones.
El Gobierno pensaba lanzar los Perte VEC 2 en junio. Industria asegura que los planes siguen adelante
El último en hablar ha sido Wayne Griffiths. El CEO de Seat ha sido muy beligerante en los últimos meses, asegurando hace apenas unos días que de la nueva convocatoria de los Perte 2 dependen las inversiones de Volkswagen para su futuro en España.
Los planes del conglomerado automovilístico pasan por crear una planta de ensamblaje de baterías dentro de sus instalaciones en Martorell. De esta manera, Volkswagen podría controlar todo el proceso de producción de baterías, ensamblaje de las mismas y de los vehículos en nuestro país. Recordemos que Seat será la encargada de nutrir al grupo de los vehículos eléctricos pequeños mediante sus cadenas de montaje catalanas.
También Stellantis considera que su única salida para su planta de Vigo es la adjudicación de los Perte 2. La compañía prevé duros ajustes en suelo gallego pero también aspira a que Vigo sea una planta donde poder producir plataformas para vehículos eléctricos a partir de 2026. Unos plazos que los dejaron fuera de la primera línea de ayudas, que contemplaba proyectos a realizar hasta 2025.
Aunque estos dos proyectos han centrado la mayor parte de las miradas, otros fabricantes también están pendientes de las exigencias finales para acceder a estas subvenciones. BYD ha dejado claro que Galicia o Asturias son terrenos válidos para levantar su primera fábrica en Europa.
Además, se ha hecho hincapié en que habrá una línea de ayudas específica para la producción de baterías. En Navalmoral de la Mata (Extremadura) están pendientes de esta posibilidad y de la flexibilización de las condiciones, pues ya se quedaron fuera de la primera línea de ayudas.
La duda, ahora, es en qué quedará todo con el adelanto de las elecciones al 23 de julio. En marzo, el ministro de Industria, Comercio y Turismo, Héctor Gómez, ya apuntaba a que este segundo paquete de ayudas quedaría aprobado en junio. Pero la búsqueda de un nuevo Ejecutivo en menos de dos meses ha vuelto a levantar la incertidumbre.
Los fabricantes exigen premura y, de momento, desde el ministerio de Industria siguen reiterando que los plazos apuntan a su aprobación antes de las elecciones. Las compañías, de momento, presionan y aseguran que la incertidumbre no es buena. Empresas como Tata, que contemplaban a España entre sus planes, podrían haber preferido Reino Unido, según sostiene Bloomberg.
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