Si hay una certeza que, los jugadores habituales de videojuegos en PC podemos tomar por veraz, es que el mundo del gaming por fin da lo que promete. Los sobremesas ya cuentan con fórmulas de serie para optimizar su temperatura sin obligarnos a desmontar el equipo y gastarnos un sobreprecio en montar refrigeración líquida. Y los portátiles, algunos, pueden lanzar juegos de 2018 a resolución 4K sin morir en el intento.
Al contrario, sólo hay que fijarse en el análisis que hicimos hace algún tiempo al GT75VR 7RF Titan Pro de MSI, una de esas bestias pardas con 32 GB de RAM, procesador i7-7820HK y una GTX 1080 por gráfica, ahí es nada.
Pero nos surge la pregunta, nos apetece darle una respuesta fundamentada: ¿de verdad se puede jugar a 4K en un laptop? Sin caer en la trampa de «a ‘League of Legends’ a 30fps sí, claro», que ya nos conocemos.
En búsqueda del verdadero 4K
Si estás cansado de leer artículos sobre 4K pensarás: «no es tan complicado, dos GPU en SLI/Crossfire y suficiente VRAM. Fin». Y es cierto. Pero conviene matizar. Las clásicas comparativas de tarjetas gráficas para jugar a 4K lo tienen bastante claro: o una 1080 o vas a tener problemas.
En primer jugar, para jugar a 4K debemos contar con un monitor 4K (3.840 x 2.160 puntos). Esto es un dolor de cabeza en portátil. Si un panel a resolución 1080p posee poco más de 2 millones de píxeles, 4K son 8.294.400 píxeles.
Esto exige una inversión superior —encima es un arma de doble filo, ¿se puede mantener una cadencia estable de frames a una resolución tan grande?—, ya estemos en 16,5 pulgadas o 17. O eso, o contar con una salida dedicada. ¿Y podemos ahorrar unos euros? Quizá: podemos encontrar monitores UltraHD por 300 euros. Y tendremos 10 pulgadas más que en un portátil. Pero tendremos que arrastrar un gadget extra y varios HDMI. Y esa no es nuestra idea de movilidad.
El GT75VR 7RF Titan Pro, ejemplo citado al comienzo, cumple con las dos máximas: HDMI apto para 4K@60 Hz y monitor LCD IPS LED 4K UHD a 60 Hz. Por supuesto, no se trata simplemente de poder, sino cómo. Muchos de esos paneles económicos ofrecen menos del 60% de cobertura del espacio de color Adobe RGB.
¿Qué tal el balance de blancos, el tiempo de respuesta en píxel de gris a gris, la cobertura anti reflejos o el ángulo de visualización —en un portátil no es especialmente importante, ya que jugamos generalmente más cerca—? Preguntas que convienen hacerse si buscamos esa «experiencia total».
Estos son los requisitos para jugar a ‘Rise of the Tomb Raider’ a 4K y 30 frames por segundo:
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CPU: Intel Core i7-3770 o AMD FX-8350
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GPU: NVIDIA GeForce GTX 970 o AMD Radeon R9 290X
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RAM: 8 GB
Subiendo un escalón extra y el doble de memoria gráfica, estos son los requerimientos de ‘Forza Horizon 3’ a 4K:
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CPU: i7 3820 a 3.6GHz de velocidad
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GPU: NVIDIA GTX 1060 o AMD RX 480
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VRAM: 4GB
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RAM: 8/12GB
Pero seamos pragmáticos: para jugar a 4K en lanzamientos actuales, aún pensando en los ejemplos más optimizados, no es fácil. Decía Kevin Hoare, presidente de Rockstar Toronto, que para mover ‘GTA V’ en 4K a 30fps hacía falta, como mínimo, «una tarjeta Nvidia GTX 760 con 2GB de VRAM». Fácil. En monoGPU, para mover ‘The Witcher III’ a unos 30 fps, necesitamos como mínimo una 980ti.
Con el fin de ganar algunos frames siempre podemos desactivar el antialiasing —total, a 4K rara vez veremos dientes de sierra— la vsync o la densidad de las sombras o tecnologías como NVIDIA Gameworks. O apostar por un sistema high tech.
Y encontrando el equipo ideal
Claro, si en un portátil apuestas por los mejores componentes, esto tiene que verse en todas las facetas. No recurrir a una gráfica solvente y esperar a que el usuario descubra que instalar y arrancar los juegos le cuesta la vida. El citado GT75VR 7RF es un buen ejemplo para analizar esto, porque monta dos SSD de 256 GB NVMe M.2 RAID 0 más otro disco mecánico de 1TB SATA600 a 7.200 rpm de velocidad. Una combinación muy difícil de mejorar teniendo en cuenta las limitaciones de la placa.
Toda esta potencia tiene un precio. Si queremos dejarnos caer en la tumbona, dentro del cerco de la sombrilla, con el aroma a cloro en el aire y el chapoteo piscinero de fondo, tal vez necesitamos un alargador. A cambio de jugar a cualquier locura con las especificación en very high.
El MSI GT75VR 7RF Titan Pro posee batería suficiente para un par de horas de rendimiento agresivo. No se puede esperar más de un sistema con dos imponentes ventiladores —y doble ranura de ventilación—. Podemos decir que es más una estación de juego para LAN Parties, para atletas de esports. Un portátil por necesidad de desplazamiento, no por su condición de peso pluma.
Volviendo al núcleo, este equipo responde a las exigencias más duras con diligencia: ejecuta ‘Rise of the Tomb Raider’ en Ultra y 4K a más de 30fps, o 'The Witcher III', también en ultra y a resolución ídem (2160p), a 42 frames por segundo. La faceta más física también está saciada: teclas RGB independientes —de forma que podemos asignar un tono distinto a cada tecla— y una disposición estructural pensada para las sesiones maratonianas, con reposamanos y construcción pensando en la comodidad de las muñecas.
Aunque con estas features, tal vez estamos enfocando mal la meta: podemos usar este equipo como segunda estación de trabajo, movernos por el mundo editando vídeo o haciendo casi cualquier cosa sin miedo a quedarnos colgados. Con unos tiempos de respuesta de 3 ms y un teclado mecánico que ya quisieran para sí muchos escritorios de sobremesa, con más espacio y recursos.
La pregunta, por tanto, no orbita en torno a si podemos jugar a 4K tumbado en el césped de la piscina, sino cómo. Y la verdad es que hoy es más fácil que nunca.
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