Hasta hace no mucho tiempo, la única forma para cargar un teléfono celular era por medio de conectores, cables y enchufes a la corriente eléctrica. Pero gracias a los grandes avances en la tecnología, hoy es posible hacerlo de forma inalámbrica, con sólo colocar el smartphone en la base respectiva.
Teniendo en cuenta estas dos formas para cargar la batería a nuestros equipos, surge la duda de la velocidad de cada método. ¿Será más rápido hacerlo con el cargador incluido en el equipo, o los métodos inalámbricos son más veloces y efectivos?
Tiempo | Cargador convencional | Fast Charge | Carga inalámbrica |
---|---|---|---|
10 min | 6% | 24% | 20% |
30 min | 18% | 64% | 60% |
60 min | 35% | 80% | 70% |
90 min | 50% | 100% | 90% |
100 min | 55% | 100% | 100% |
180 min | 100% | 100% | 100% |
Fuente: Qualcomm.
De la carga tradicional a la carga inalámbrica
El primer celular del mundo apareció en 1983, bajo el nombre de DynaTac 8000X y con casi 1Kg de peso, tenía una duración de batería de apenas 1 hora de conversación. Desde entonces, habíamos estado utilizando el mismo método de carga por medio de cables, y la solución para lograr mayor autonomía era mejorar la tecnología de las baterías y dotarlas de mayor capacidad.
Afortunadamente hoy los métodos de carga para nuestros smartphones han mejorado, pues existen métodos como el Fast Charge, que logran reducir los tiempos de espera a la mitad o menos, además de lograr cargar más de la mitad de la batería en apenas 30 minutos.
Y si esto no fuera suficiente, los más recientes métodos inalámbricos también logran tiempos de carga súper rápidos, superando con creces a la carga tradicional, gracias que también implementan sistemas Fast Charge.
El viejo problema de las baterías a superar
En sus primeros años, casi todas las baterías de los teléfonos celulares utilizaban niquel cadmio (NiCd) y níquel e hidruro metálico (NiMH). El problema al que se enfrentaron los fabricantes de teléfonos es que este tipo de baterías requerían de un gran tiempo de carga, y su duración no era muy larga, además que sufrían los efectos de memoria en las baterías, que va degradando la carga con el paso del tiempo.
Las baterías que usamos hoy día en la mayoría de los smartphones y permiten cargas rápidas y horas o días de duración, están fabricadas con iones de litio (Li-Ion) y no sufren de efectos de memoria, lo que ha facilitado que se implementen tecnologías de carga rápida. Hoy, los teléfonos llegan a tener baterías de Li-Ion de 3,000mAh o incluso más, como el Samsung Galaxy S7 Edge que tiene 3,600mAh, para poder ofrecernos una autonomía de 1 a 2 días, dependiendo del uso del móvil.
Una carga nueva en 90 minutos
Además de que las baterías ya nos ofrecen una duración cada vez mayor, los tiempos de carga se han reducido logrando que en 15 minutos, podamos obtener una autonomía de 4 horas o más. Y en 90 minutos, nuestro teléfono esté totalmente cargado.
Esa tecnología, llamada acertadamente Carga Rápida, también se ha implementado en los sistemas de carga inalámbrica y la velocidad de carga es ligeramente inferior que si utilizaramos un cargador Fast Charge directamente al enchufe de corriente, debido a la perdida de energía que se da en el aire.
Algo a tener en cuenta es que el sistema de Carga Rápida, o Fast Charge en inglés, funciona gracias a la tecnología Qualcomm Quick Charge 2.0 y está integrada solamente en los teléfonos más nuevos y que así estén certificados en la caja y las instrucciones, además de que necesitan un cargador que cumpla con esas características, recomendamos usar el que incluye el fabricante o un cargador inalámbrico que esté certificado.
Este sistema de carga promete más del 60% de la batería en tan sólo 30 minutos (así que pide una pizza mientras) y la carga total del teléfono en 90 minutos, gracias que el cargador provee hasta 36W y cuida de que la batería no se sobrecaliente, disminuyendo la velocidad de carga cuando falta el 20% del total, evitando disminuir la vida de útil de la misma.
¿Cómo funciona la carga inalámbrica?
Las bases de carga funcionan con una bobina que genera un campo magnético de intensidad y alcance limitados, mientras que el teléfono también lleva un sistema similar a una bobina, de tal forma que al acercarlos el campo magnético induce una corriente eléctrica que recarga la batería del teléfono inteligente.
Este tipo de carga resulta ideal para objetos pequeños, de ahí que se esté popularizando en los móviles y resulta sumamente práctica porque sólo hay que colocar el equipo sobre la base evitando conexiones físicas al equipo. Y es totalmente segura tanto para el equipo, como para las personas.
Y la carga más rápida es...
La manera más rápida de cargar un smartphone sigue siendo con cables, siempre y cuando sea compatible con algún método como el Fast Charge. Pero la diferencia contra hacerlo de forma inalámbrica es mínima, y las ventajas de hacerlo de esta forma son muchas por su facilidad y comodidad.
La carga tradicional, sin estas nuevas tecnologías, afortunadamente ya es cosa del pasado.
Un smartphone con todas las opciones
Con un equipo como el Samsung Galaxy S7 y Galaxy S7 Edge no hay que elegir entre qué tipo de carga se puede usar, ya que es compatible con la tecnología Fast Charge, además de que puedes adquirir una de las bases que vende el fabricante para cargar su batería sin necesidad de cables. Sobra decir que la base es elegante y te permitirá colocar el Galaxy en varias posiciones para que lo puedas seguir usando mientras se carga.
Además, el tiempo de carga con estos smartphones con el cargador Fast Charge es de apenas 90 minutos, incluso durante los primeros 30 minutos, el equipo se cargará al 60%, suficiente para esos momentos en donde es necesario un empujón de corriente y el tiempo disponible es poco. Y con el sistema de carga inalámbrica, el tiempo de carga apenas excederá de los 90, por lo que sigue siendo suficientemente rápido.