Hay libros que quieren gustar, que nacen únicamente con la intención de ser leídos. Otros quieren ser un punto de reflexión, ir más allá de sus páginas y calar en nuestra propia forma de ver y entender el mundo.
En este segundo grupo, pocos lanzamientos editoriales más actuales y más vivos que ‘Morder la manzana’, una obra que aduce al mito hebreo del pecado y el conocimiento adscrito, la Eva del Jardín del Edén tentada por la serpiente que, en su caída, trastabilló consigo la virtud de la humanidad, apadrinada hasta entonces por Dios mismo.
Y es que, aunque cada vez se hace menos caso a la religión —que no a la fe—, las constantes de aquellos mitos (machistas) siguen impregnando nuestra realidad. El árbol del saber era también el del poder: la información es poder ¿no? Y al privarle de él, esta vieja fábula estaba también proyectando dos mensajes: que debes ser una persona sumisa y que, si no lo eres, recibirás el castigo, el abandono, y vivirás con dolor.
Dos mujeres y un libro
Pero todo parto comienza con dolor, ¿no? Y después viene la alegría —antes también, o debería—. Lo que está claro es que todo empieza con una mujer. ¿Qué fue primero, el huevo o la gallina? El parto, eso es seguro.
De eso va este libro, una idea que nació como novela por mano de Leticia Dolera y que ahora se adapta de forma visual, ilustrada por la creadora de Lola Vendetta, Raquel Riba Rossy. Ambas ya trabajaron juntas en Voces que cuentan, y este fue el germen: la pequeña adaptación de un relato personal de Dolera, incluido en su 'Morder la Manzana', plantó la semilla para que se adaptara al formato largo.
Raquel Riba Rossy es la barcelonesa tras Lola Vendetta, una de las voces más mordientes que canta en su propio disco, ‘El Primer Canto’, y que ilustra con una actitud y un ritmo propio de los Sex Pistols. Formada en Bellas Artes en la Universitat de Barcelona e ilustración en l’Escola de la Dona, ella es mucho más que los pinceles de esta adaptación a novela gráfica de ‘Morder la manzana’: es una de las propias mujeres citadas dentro de la obra.
Sobre Leticia Dolera sobran presentaciones: la actriz y directora de cine ha trabajado en series como ‘Al salir de clase’, ‘Los Serrano’, o ‘El barco’, en películas como ‘El otro lado de la cama’, ‘Spanish movie’ o ‘REC 3’. Su debut a la dirección, ‘Requisitos para ser una persona normal’, se saldó con tres nominaciones a los Goya y un puñado de premios en el Festival de Málaga, y durante los últimos años ha dirigido y protagonizado series como ‘Vida perfecta’.
¿Y qué es ‘Morder la manzana’? El perfecto libro de iniciación en la literatura feminista. El manual esencial para cualquier novato o iniciado. Un conjunto de aprendizajes a través de experiencias personales, salpicado de una cantidad de datos históricos apabullantes. El “libro que me hubiese gustado leer de adolescente”, llegaría a decir la propia autora.
A lo largo de casi 300 páginas se reviven anécdotas, ajenas y propias de la autora, convirtiéndose en desnudos relatos, en bastante más que anécdotas, vivencias sobre acoso y abuso, traumas y cicatrices. Voces que cuentan, siempre. Porque a estos hechos, colmados de datos y estudios de género, le acompañan los ecos de Clara Campoamor, Angela David, Simone de Beauvoir, Kate Millet, Carole Pateman y un sinfín más. La mitad de la humanidad, nada menos.
Mordiendo la manzana
Porque todavía hoy se considera “echar una mano” o “ayudar” a tu novia, pareja o madre una tarea tan horizontal como poner una lavadora. Y todavía hoy se siguen justificando violaciones por paseos nocturnos con ropa “provocativa”.
Una realidad que parece ignorar buena parte de la población: hay quien dice que España va por delante en materia de derechos y libertades. En realidad, si atendemos a las secuelas del tardofranquismo y obras de éxito —a juzgar por su implantación— como ‘El manual de la buena esposa’, todavía queda demasiado hollín de aquel incendio. Un incendio que damos por barrido con cuatro olas de pensamiento progresista y evolución feminista, pero que aún proyecta ecos nocivos.
Es por ello que, para ir a lo concreto, esta obra presenta muchos ejemplos prácticos de sororidad, de simples consejos para poner en ejercicio. Porque un mal profesor alecciona citando de carrerilla, un buen docente ejemplifica, con responsabilidad y acción. Simplificar mediante esquemas ayuda a entender conceptos complejos que después permiten un desarrollo.
Yendo desde las lecturas feministas canónicas hasta las corrientes más vanguardistas, ‘Morder la manzana’ sabe situar en el mapa tanto la ideología como la necesidad de la misma, la teoría y literatura como la práctica, los grandes temas sobre el trato desfavorecedor hacia la mujer —de manera históricamente sistemática, endémica y documentada— hasta las anécdotas más privadas de acoso en una discoteca o al quedar a cenar con unos amigos.
Pero también hay espacio para la comedia, como los descacharrantes nombres de las revistas fake que leen algunos de los personajes, mientras pasean por calles de nombres también inventados que cualquier ciudadano reconocería al instante. Porque el humor también es el camino para acercar la verdad, ya lo han demostrado voces como Pilar de Francisco, Henar Álvarez o Inés Hernand.
El caso es que no faltan chistes como tampoco falta realidad, simple y directa. En un mundo donde aún hoy se tiende a representar la sangre menstrual casi como sangre de crimen, ‘Morder la manzana’ habla abiertamente de lo real, con un tratamiento muy limpio y honesto de la desnudez. Quizá por esto mismo las ilustraciones de figuras históricas están tal detalladas, lejos de la caricatura de trazo ligero, aproximándose a una especie de rotoscopia.
En suma, ‘Morder la manzana’ es la voz de varios siglos de ciencia social y la manera más didáctica de entender cuestiones que pueden parecer, a fuerza de la costumbre, novedosas. Pero si hay algo de novedoso en el feminismo es precisamente porque no se están haciendo las cosas bien. Ya sabes, si una peli te parece feminista es que esa peli simplemente es coherente en términos de equidad, dentro de su marco ficticio. ‘Morder la manzana’ es feminista; su aspiración es ser 100% real.
Ver 4 comentarios