Durante el principio de la pandemia, cuando a quienes querían seguir haciendo deporte no les quedaba otra que montarse sus particulares “gimnasios” en casa, la demanda de bicicletas estáticas, elípticas y cintas se disparó y empresas como la estadounidense Peloton, que vende dispositivos para participar en clases de fitness online, se toparon con una oportunidad de oro. En cuestión de meses la firma vio cómo su valor en bolsa se disparaba y la demanda crecía tanto y a tan buen ritmo que tuvo que reforzar su plantilla. Ahora, con los gimnasios ya abiertos, la tendencia parece ser la contraria y han empezado a surgir rumores sobre compañías interesadas en presentar una oferta por el negocio. Entre ellas, la que más destaca, anunciada por Wall Street Journal, es Amazon.
El viernes el diario económico informó de que Peloton ha atraído el interés de varios “pretendientes”. Aunque habla de aspirantes, en plural, destaca en concreto a Amazon, firma que —siempre según Wall Street Journal— habría estado abordando con asesores un posible acuerdo. A día de hoy sin embargo no hay garantías de que el gigante de las compras online haga una oferta o de que la propia Peloton vaya a ser receptiva. En cualquier caso, la empresa de Seattle no sería la única que ha puesto a Peloton en su radar. Ayer mismo Financial Times iba un poco más allá y desvelaba que Nike también estaría evaluando —si bien hablaba de pasos preliminares— una oferta por la empresa de fitness. The Information apunta a otra posible pretendiente: Apple.
Lo más curioso es que los rumores parecen no haber sentado nada mal a Peloton. Tras las informaciones sobre el supuesto interés de Amazon, sus acciones subieron más de un 30% en las operaciones extendidas del viernes. Y eso a pesar de que no hay constancia de que la compañía haya iniciado un proceso de venta formal y de que el propio Wall Street Journal reconoce que al final todo podría quedarse en aguas de borraja y el acuerdo, de cuajar, no sería inminente
De la subida estratosférica al desplome
Los rumores sobre el futuro de Peloton llegan en un contexto complejo para la firma. En los comienzos de la crisis sanitaria, cuando el fitness casero parecía un negocio redondo, los inversores se lanzaron apostar por la oferta de Peloton. Sus acciones llegaron a subir más de un 440% en 2020 y la capitalización de mercado rozó los 50.000 millones de dólares. Para atender la gran demanda, la compañía invirtió en la mejora de su capacidad de suministro y reforzó su plantilla. Dos años después del inicio de la pandemia y con los gimnasios ya totalmente abiertos, la realidad es que se encuentra con una estructura reforzada —lo que implica costes—, pero previsiones menos boyantes.
A lo largo de los últimos meses, sus acciones se han desplomado y dentro de la compañía se han alzado voces que piden el despido de su presidente ejecutivo, John Foley, o incluso apuestan por valorar la venta. A finales de 2021, en noviembre, la firma recortó sus previsiones para el año fiscal 2022 tras informar de una desaceleración de los ingresos y suscripciones.
Sencillamente, y como reconoció la propia ejecutiva, tras el bum de la crisis sanitaria le estaba resultando difícil mantener el ritmo de crecimiento. De los 50.000 millones de dólares que había llegado a alcanzar, su valor de mercado bajó a 8.000. Y de subir un 440% en 2020, sus acciones pasaron a desplomarse un 76% en 2021. A finales de enero la CNBC llegó a publicar que, ante ese escenario, la compañía detendría su producción a medida que bajara la demanda.
La empresa también afrontó otras dificultades. Sus bicicletas parten de 1.495 dólares, precio que se eleva a 2.495 en los modelos más nuevos. A lo largo de los últimos meses ha tenido que afrontar la competencia de opciones más económicas que sus usuarios utilizan con la aplicación de Peloton. Otro golpe duro que afectó a su imagen fueron las noticias sobre docenas de lesiones —e incluso el fallecimiento de un niño— que obligaron a la firma a retirar en mayo de 2021 dos cintas de correr, modelos cuya seguridad había defendido pese a las quejas de los usuarios.
Amazon lleva años invirtiendo en salud conectada. Desde el verano de 2020 ha presentado, por ejemplo, varias versiones de su pulsera cuantificadora Halo, la última a finales de 2021. El año pasado incluso llegó a apuntarse la participación del gigante del comercio electrónico en Prime Bike, una bicicleta de ejercicio de la firma de deporte Echelon Fitness que apuntaba a convertirse en una alternativa a Peloton compitiendo en uno de sus grandes hándicaps: el precio. Frente a los más de 1.000 dólares del dispositivo de Peloton, la Prime Bike se anunció con un precio de 500 dólares. En septiembre el fabricante llegó a deslizar que Amazon se había embarcado en el proyecto, si bien la firma de Seattle salió poco después para desvincularse y marcar distancias.
Al final de su primer trimestre —apunta CNBC— Peloton sumaría cerca de 2,5 millones de suscriptores de fintess conectado, dato que se elevaría a 6,2 si se tiene en cuenta a los suscritores digitales. Las noticias de Wall Street Journal y Financial Times llegan en un momento clave, a solo un par de días de que la compañía emita su informe de ganancias del segundo trimestre de 2022.
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