En enero de 1984 apareció en los kioskos yugoslavos el número uno de la revista ‘Racunari’ (‘computadoras’, en croata), la primera publicación en serie sobre informática de la historia de este país. El protagonista de su portada era un ordenador que un usuario con algunos conocimientos podía construir por sí mismo. Nada que ver con las modelos que comenzarían a aparecen algunos meses después y que conformarían una saga de cubiertas hasta finales de los 90 que hoy es casi más recordada que los contenidos de la publicación.
“La revolución de los ordenadores comenzó justo después de la salida del primer número. El momento y las circunstancias eran favorables”. Dejan Ristanovic, el impulsor de la idea, describe así en su web personal el impacto que tuvo la revista a la hora de despertar el interés por la informática en Yugoslavia. Llevaba escribiendo desde 1981 en ‘Galaksija’, una publicación sobre ciencia, y el éxito del especial sobre ordenadores personales que le encomendaron en ella supuso el comienzo de ‘Racunari’ como proyecto independiente.
Durante los primeros meses la publicación discurrió por cauces poco llamativos, más allá del valor de sus contenidos. Se elaboraba en Belgrado y el propio Ristanovic era uno de los editores. Estaba muy centrada en ofrecer conocimientos útiles a los lectores, tanto para comprar un ordenador como incluso para fabricarlo. Y las portadas se basaban imágenes de productos o diseños evocadores o futuristas.
Sin embargo, a finales de 1985 la revista empieza a mostrar modelos en sus cubiertas. Al principio eran un acompañamiento a los productos y servían para ofrecer cierto contexto de uso, pero en años posteriores llegaron a ocupar más espacio y con menos ropa, hasta llegar a composiciones realmente peculiares. Ninguno de los protagonistas contactados por Xataka ha querido pronunciarse sobre esta estrategia.
Mujeres como anzuelo vs mujeres como público
La aparición de chicas atractivas en las portadas de ‘Racunari’ fue hasta cierto punto precursora de lo que veríamos en años posteriores en algunas publicaciones en el área de la tecnología. El ejemplo más claro es el de ‘Stuff’, nacida a finales de los 90, cuya edición británica está muy enfocada a la tecnología de consumo para los hombres y que el director de cuentas de Edelman Gareth Davies definió como "porno de gadgets’ en PRWeek.
Hasta 2014 era frecuente ver en sus cubiertas a mujeres, pero a mediados de ese año su director decidió dejar de utilizar ese recurso, por considerar que “esas portadas antes nos ayudaban en los kioskos, pero nuestros estudios nos dicen que ya no es así”.
Una de las claves a la hora de abandonar ese modelo fue precisamente la evolución del perfil del lector. Si ‘Stuff’ aparece en plena era de las ‘lad mag’ (‘revistas para tíos’, en inglés), ‘Racunari’ había surgido una década antes, cuando la tecnología era percibida como un área de interés mayoritariamente masculina. En la Yugoslavia previa a la disolución el margen de desarrollo laboral de las mujeres estaba confinado a áreas muy específicas que no incluían profesiones técnicas, tal y como cuenta la periodista croata Slavenka Drakulic en su libro ‘How we survived communism and even laughed' (Cómo sobrevivimos al comunismo e incluso nos reímos).
Las mujeres han ido ganando peso en el público de las publicaciones del sector y con el tiempo han hecho poco procedentes portadas como las de ‘Racunari’, pero los contenidos tecnológicos no se han incorporado de la misma forma a las revistas femeninas. Poco antes de que los posados sugerentes desaparecieran de ‘Stuff’, la agencia Lady Geek había realizado un pequeño estudio sobre los contenidos de las publicaciones dirigidas a mujeres en Reino Unido. Y concluyó que no había prácticamente nada en ellas sobre tecnología o ‘gadgets’.
Ese es uno de los factores que sirven para contextualizar la escasa representación femenina en las empresas tecnológicas. En la medida en que la información especializada del sector se dirigía hacia los hombres con portadas como las descritas, se promovía cierto distanciamiento de las jóvenes respecto a un mundo que aparentemente les reservaba una función estética y de entretenimiento para los varones.
El final de la revista
Ristanovic cuenta en su web que “durante 1994 las circunstancias en la empresa editora de ‘Racunari’ ya no eran aceptables”. No entra en más detalles al respecto y explica cómo durante aquel año empezó a pensar en crear una empresa privada para poder editar otra publicación. Ese proceso desembocó en su salida para fundar PC Press en 1995, en la que desde entonces dirige la revista ‘PC’.
La buena acogida que tuvo desde el principio ese proyecto explica en parte la entrada en declive de ‘Racunari’. “Prácticamente todos sus colaboradores decidieron escribir para ‘PC’ y las empresas de ordenadores estaban muy interesadas en anunciarse en nuestra nueva revista”, escribe Ristanovic.
‘Racunari’ sobrevivió a una inflación galopante, que se ve en los precios cambiantes de los distintos números, y también a las guerras internas que terminaron con el propio concepto de Yugoslavia. Pero su andadura terminó en 1999, ya con portadas en las que la tecnología había recuperado el protagonismo. Para entonces otras revistas sobre tecnología como la citada ‘Stuff’ o T3 habían aplicado su modelo previo para llamar la atención en los kioskos.
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