No es rápido, ni aerodinámico y lo más probable es que prefieras ir caminando antes que subirte en su cabina para recorrer distancias medianamente grandes, pero al Crawler-Transporter 2 (CT-2) de la NASA no se le puede negar un mérito: es poderoso. Muy poderoso. Y grande. Muy, muy grande. Tanto que en primavera una delegación del Guinness World Records viajó al Centro Espacial Kennedy, en Florida (EEUU), para entregar a sus responsables el título que acredita al Crawler Transporter 2 como el vehículo autopropulsado más pesado del mundo.
No ha sido la cita más sorprendente del CT-2 en los últimos meses.
¿Qué es el Crawler-Transporter 2? Una mole. O mejor dicho, una mole autopropulsada, con capacidad para desplazarse con cargas descomunales a sus "espaldas". El también conocido como CT-2 es un vehículo oruga de transporte diseñado con un propósito muy específico: desplazar los cohetes desde las naves donde se ensamblan hasta sus plataformas de lanzamiento. Con esa finalidad, el vehículo —al servicio de la NASA desde hace ya más de medio siglo— está dotado de unas dimensiones, un peso y una capacidad de carga excepcionales.
¿De qué dimensiones hablamos? El Crawler-Transporter 2 pesa 3.016 toneladas y mide 39,9 m de largo por 34,7 de ancho, lo que equivale más o menos al tamaño de un campo de béisbol. Gracias a su sistema de nivelación hidráulica, el CT-2 puede regular su altura, subir, bajar e incluso inclinar su plataforma superior, pero el máximo que alcanza es de 7,92 metros. Como recuerda el Guinness World Records, que le reconoció en marzo el mérito de ser el vehículo autopropulsado más pesado del mundo, el CT-2 no está diseñado para transportar cohetes, sino para cargar con las plataformas de lanzamiento en las que se asientan.
¿Es el vehículo más grande del mundo? Sus enormes dimensiones convierten al CT-2 en un titán al servicio del programa Exploration Ground System de la NASA, pero viene bien manejar algunas claves para entender qué lugar ocupa entre las megaestructuras del mundo. A pesar de su tamaño, de su longitud y peso, el CT 2 no es técnicamente el vehículo más grande que recorre la tierra.
Lo supera por ejemplo la enorme Bagger 293, una excavadora de rueda gigante diseñada para operar en minas de carbón y que mide 225 m de largo, supera los 90 m de alto y pesa 14.200 toneladas. CT-2 tiene sin embargo una peculiaridad que la hace especial: a diferencia de esos titanes, no requiere una fuente de alimentación externa. El enorme sistema de transporte de la NASA genera su propia energía.
¿Y qué velocidad alcanza? Que sea grande, pesado y potente no significa que CT-2 tenga que ser rápida. Su ritmo de desplazamiento de hecho desesperaría al más paciente de los conductores. La NASA precisa que se mueve a una milla por hora (1,6 km/h), aunque su velocidad máxima teórica sin carga es algo mayor, de 3,2 km/h. Hasta fecha los ingenieros de la NASA han preferido sin embargo no llevarlo al extremo. Sus viajes suelen durar entre ocho y doce horas.
Además de cuatro juegos de orugas, para desplazarse el Crawler-Transporter 2 dispone de motores diésel de locomotora. La NASA precisa que el vehículo pesa más o menos el equivalente a 15 estatuas de la Libertad o un millar de camionetas y su capacidad de carga es extraordinaria: puede transportar unas 8.164 toneladas, el peso que sumarían más de veinte aviones 777 completamente cargados.
¿Cuál es su historia? El récord oficial del Crawler-Transporter 2 es muy reciente, pero eso no implica que él lo sea. No al menos si tenemos en cuenta toda su historia. CT-2 es uno de los dos vehículos orugasconstruidos por Marion Power Shovel Company para la NASA en la década de los 60 —entre marzo del 63 y enero de 1966—, en plena pugna espacial con la URSS. De hecho se fabricó para mover los cohetes Saturno V y sus plataformas de lanzamiento desde las instalaciones de ensamblaje hasta la plataforma de lanzamiento 39A o 39B, un trayecto breve, de apenas 6,7 kilómetros, que exigía sin embargo un coloso a la atura.
Pero... ¿Y desde entonces? El Crawler-Transporter que podíamos ver en la década de los 60 no es exactamente igual al que opera a día de hoy la NASA. Desde entonces ha experimentado cambios importantes. Durante un tiempo el CT-2 se usó en el programa del transbordar espacial y cuando este se retiró, en 2011, la autoridades decidieron renovar el viejo Crawler-Transporter 2 a fondo, sometiéndole a una serie de mejoras que culminaron en 2016.
Durante ese proceso se reemplazaron rodillos y cojinetes, se mejoraron los sistemas de lubricación y ventilación y la cabina de control y se añadieron dos nuevos generadores. Todo con el objetivo de alargar la vida operativa del vehículo y permitirle transportar las cargas previstas para el cohete Space Launch System (SLS), clave para el programa Artemis que aspira a llevarnos de nuevo a la Luna.
¿Cuándo lo hemos visto en acción? Probablemente más veces de las que imaginamos, pero el CT-2 está diseñado para hacer un trabajo tan espectacular como discreto. Los CT —tanto el 1 como 2— se han utilizado para transportar el primer cohete y cápsula Saturno V para la misión Apolo 4 del 67, el transbordador espacial Atlantis durante su última misión en 2011 y, más recientemente, el SLS.
El año pasado el CT-2 fue el responsable de transportar el SLS y la cápsula Orion desde el edificio de ensamblaje de vehículos hasta el complejo de lanzamiento 39B. "Eran piezas de maquinaria increíbles cuando se diseñaron y construyeron, en los años 60. Y pensar en el trabajo que han realizado para Apolo y el transbordador y ahora para Artemis los hace aún más increíbles", celebra entonces John Giles, gerente de operaciones de elementos de orugas de la NASA.
Imágenes: NASA/Kim Shiflett 1 y 2, NASA/Isaac Watson, NASA/Jim Grossmann y NASA
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