Hace casi dos años Google empezó la fase beta de Google Glass. Un dispositivo que desde su anuncio y posterior lanzamiento a los desarrolladores ha suscitado reacciones de todo tipo. Desde quienes veían en este accesorio el futuro de la tecnología a quienes no terminaban de encontrarle utilidad. Fue, y sigue siendo, muy escritorio y es que su precio, más de 1.000 euros, no lo hace precisamente apetecible.
A priori, todo lo que hemos comentado parecen los problemas normales de una tecnología puntera y que a la larga podrían arreglarse. Sin embargo, hay varios motivos que hacen pensar que el futuro de Google Glass no podría ser tan brillante como algunos se imaginaban hace un año. El abandono implícito en Mountain View y la salida del proyecto de su creador hacen pensar que el experimento no ha sido el éxito que algunos pronosticaban.
Dos años después, no ha salido de la beta
Junio de 2013. Google termina su Google I/O con un salto en paracaídas de Sergey Brin en un plano secuencia más propio de una película de acción. Aterriza sobre el edificio donde se celebra el evento y posteriormente entre en bicicleta. Todo retransmitido con las Google Glass a través de Hangouts. Vale, no es el uso que le daríamos normalmente pero no se le puede negar el impacto.
Pasa el tiempo y aunque los desarrolladores se van interesando por el producto empiezan muchas dudas sobre el uso de las gafas. ¿Qué está mirando realmente la persona que tengo delante y lleva Google Glass? ¿Estará grabando vídeo? ¿Hay algún problema porque las use mientras conduce? Incluso hubo quienes acuñaron el concepto de glasshole para definir a estos jóvenes emprendedores tecnológicos que abrazaban este gadget de Google.
Poco a poco Google fue renovando sus gafas añadiendo algunas funciones pero siguiendo con un programa beta accesible para unos pocos. Se señala al precio como barrera de entrada para usar esta tecnología y algunos informes apunten que el coste de los componentes una de estas gafas es realmente reducido. Lo que no se cuenta en esa cifra es el trabajo que de ingeniería y desarrollo que hay detrás.
Hasta aquí podríamos decir que se trata de la vida normal de un gadget experimental que está en desarrollo. Va avanzando poco a poco y solo unos pocos tienen acceso a él. Sin embargo en la edición de Google I/O de este año ocurre algo bastante significativo: las gafas desaparecen del escenario central.
Durante la keynote principal del evento de desarrolladores de Google, las gafas no tienen ni un segundo de protagonismo. Los focos apuntan a diferentes novedades: Android L, Android Wear, Android TV, Android en el coche… ¿Qué ha pasado con las gafas? ¿No hay novedades importantes?
Glass ha ido perdiendo protagonismo frente a otros desarrollos de Google
Hay que ser justos: sí que hubo a posteriori eventos relacionados con las gafas pero el hecho de que desaparecieran del principal foco mediático hacen pensar que el final de Google Glass está cerca. Si quieres que te vean y hablen de ti, no puedes rehuir del evento al que más prensa acude. No solo desaparecer de la pista central les penaliza: su creador, Babak Parviz, deja Mountain View para irse a Amazon.
Esto nos deja un escenario donde solo Brin y un grupo de desarrolladores apuestan por las Google Glass. Un accesorio que recordemos tiene un precio poco accesible para la mayoría y aunque hace poco se actualizó para funcionar con gafas graduadas, no parece que los acuerdos con las grandes compañías del sector les vaya a servir para darle un empujón.
El precio es un problema pero hay otros aspectos que también hay que resolver: la duración de la batería, todo lo relacionado con la privacidad y crear un producto que sea útil más allá de un nicho de desarrolladores y emprendedores tecnológicos que buscan en Glass nuevos modelos de negocio.
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