¿Plasma? ¿LED?, una extraña combinación de las dos? La nueva tecnología de pantalla creada por LG y bautizada como PLED ha despertado una montaña de preguntas sobre su funcionamiento, ventajas e inconvenientes.
Comencemos por el principio, los televisores PLED son, en cuanto a cómo se forma la imagen, televisores de plasma. En otras palabras, la pantalla PLED está formada por dos capas de cristal entre las cuales hay pequeñas celdas con gas Xenón y Neón que, al excitarse mediante un impulso eléctrico se convierten en plasma que hace que la cobertura interna de fósforo de la celda brille. En otras palabras, lo que ya conoceis como una pantalla de plasma pura y dura.
¿En qué se diferencia entonces el PLED? En terminos de panel, un PLED es un ‘Plasma con esteroides’ Las celdas de los PLED son mucho más pequeñas. De hecho, cada subpixel es una celda independiente, y los gases que contienen están sometidos, por tanto, a una concentración mucho mayor. Además, cada celda también tiene una capa mucho más densa de fósforo.
Esta concentración implica que hace falta mucha menos energía eléctrica para generar el plasma dentro de cada celda. A resultas de ello llegan las primeras ventajas del PLED: Su consumo eléctrico es menor que el del plasma convencional y se acerca bastante a lo que consumen los televisores LCD.
Al consumir menos, también genera menos calor y su desgaste es menor. Puesto a máxima potencia, un televisor de plasma dura en torno a las 50.000 horas antes de comenzar a degradarse. Esta cifra se suele prorratear respecto a lo que sería un consumo doméstico normal. La cifra resultante es la de unas 100.000 horas, que es el dato que todos conocemos.
En el caso del PLED, la mayor concentración de Xenon y fósforo eleva su vida útil hasta las 80.000 horas de uso salvaje (como en el panel de un aeropuerto, por ejemplo) o 160.000 en un hogar.
Píxeles autónomos y acabado mate
LED y LCD es, en realidad, la misma tecnología. De una a otra sólo cambia el sistema de iluminación de los píxeles. En los PLED, al igual que en el plasma, no hay retroiluminación. Cada píxel emite su propia luz, por eso el contraste no está sujeto a lámparas que iluminan una zona con varios píxeles. Cada píxel del PLED puede apagarse completamente mientras el de al lado permanece encendido.
Esta ventaja compartida con el plasma es la que hace que el PLED tenga mejor relación de contraste que los LED y que no se produzca el fenómeno de estelas en la imagen ya que la rapidez con la que los píxeles se encienden y se apagan es mayor.
El acabado de los paneles LED también tiene una ventaja sobre el plasma, y es que es completamente mate y no refleja brillos. La propia construcción y características del plasma convencional hace que el cristal sea brillante siempre. Algunos fabricantes atenuan esto con capas antirreflejos pero esas capas reducen también el brillo y no llegan a ser completamente mates como la PLED.
La parte del LED
Hasta ahora, podemos considerar el PLED como una especie de ‘superplasma’. Entonces, ¿donde está la parte LED? La respuesta a esta pregunta está en el procesado electrónico de imagen, que es el mismo que en un televisor LED.
Para explicar esto primero hay que entrender el concepto de refresco de la imagen. Los televisores tradicionales de tubo emitían los fotogramas al doble de velocidad de la necesaria para que el cerebro interprete movimiento, o sea 50-60 hertzios.
Los televisores modernos no tienen el problema de parpadeo de los CRT, pero al estar siempre encendidos, el cerebro interpreta estelas e imágenes borrosas en los movimientos más rápidos. Para solucionarlo, los fabricantes aumentaron el refresco de pantalla hasta alcanzar velocidades estratosféricas de hasta 600 hertzios.
Por su funcionamiento, los plasmas tradicionales no pueden interpolar fotogramas ponderados para mejorar la imagen como hacen los LED. Lo único que hace cada píxel es encenderse y apagarse con mucha rapidez para rellenar el espacio entre fotograma y fotograma intercalando imágenes idénticas.
Esto hace que el movimiento de las imágenes a alta velocidad sea muy nítido pero la imagen sea poco fluida. Las pantallas PLED llevan tres procesadores de imagen que intercalan fotogramas, como hacen las pantallas LED, para eliminar la sensación de movimiento ‘a saltos’ del plasma convencional.
¿Es el futuro?
Los televisores PLED tienen ventajas en calidad de imagen sobre los LED, pero consumen más que estos. También tienen la ventaja sobre el plasma de consumir menos y tener una pantalla sin reflejos, pero comparten con esta tecnología el efecto de ‘pantalla quemada’. Si obligamos al dispositivo a emitir la misma imagen estática durante periodos de tiempo muy largos, quedan sombras en la pantalla. Al igual que en los plasma, LG ha incorporado diversas herramientas para eliminar este problema como borrado de color o un salvapantallas simple.
De momento, los PLED son exclusivos de LG, pero esta ventaja es sólo temporal. Al preguntar a los técnicos de LG sobre cual será la tecnología de pantalla dominante en el futuro a largo plazo, la respuesta casi automática es OLED.
OLED funciona como el plasma, con píxeles independientes, pero de material orgánico en vez de cápsulas de gas, por eso ofrece una calidad de imagen como la del Plasma o mejor, pero con un consumo menor que el LED y una durabilidad óptima.
Desgraciadamente, las pantallas OLED aún son muy caras de producir, lo que se refleja en su altísimo precio de mercado. Mientras se popularizan, que aún tardarán años, PLED es una muy buena opción para el que quiera un televisor de Plasma mejorado, asequible y con algunas de las mejores prestaciones de un LED.
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