La empresa de desarrollo de software Basecamp, propietaria, entre otras herramientas, de la aplicación de gestión de proyectos del mismo nombre, hizo ayer un anuncio polémico a través de su CEO, Jason Fried: sus empleados no podrán hablar más de política o temas sociales de gran calado porque “es una gran distracción, agota nuestras energías y redirige nuestro diálogo hacia lugares oscuros”, dijo el director ejecutivo de la compañía en su blog.
El anuncio enseguida generó numerosas críticas en redes sociales, entre las que hay acusaciones a la empresa de querer coartar la libertad de sus empleados, por lo que tanto Fried como otros ejecutivos de Basecamp tuvieron que apresurarse a matizar sus declaraciones. El CEO de la compañía radicada en Chicago editó el comunicado para aclarar que la prohibición es sólo para los canales de comunicación internos y compartidos de la organización, pero que los trabajadores pueden seguir hablando de esos temas en su ámbito privado, incluso en el espacio de mensajes directos de Basecamp.
Esta matización no ha sido suficiente, y otro de los responsables de Basecamp, David Heinemeier Hansson, CTO de la empresa, ha publicado a su vez una entrada en su blog en la que ha compartido un fragmento del supuesto comunicado interno que difundieron a los empleados antes de hacer público el anuncio, en el que refuerza la idea de que la prohibición sólo se circunscribe a los espacios de trabajo compartidos, pero que la compañía no va a impedir que los trabajadores opinen o sean activistas de las causas que deseen en su vida privada.
“Constantemente nos enfrentamos a terribles tragedias, nos vemos arrastrados a luchas políticas polarizadas y las redes sociales nos incitan a participar. Hay muchos lugares para involucrarse, exponerse y concurrir en esas conversaciones. Basecamp no debería ser uno de esos lugares”, escribe Hansson.
El CTO de Basecamp también fue muy criticado tras el anuncio, ya que en los últimos años ha defendido en reiteradas ocasiones que empresarios y empleados se comprometan políticamente, por lo que se ha visto obligado a señalar que sigue siendo partidario de que todo el mundo exprese su opinión, pero en espacios personales.
“Esta no es una nueva política de tolerancia cero y consecuencias máximas. Lo alentamos a que continúe estas difíciles discusiones con colegas en otros sistemas, y a que ejerza su derecho al activísimo y al compromiso político fuera del trabajo”, se puede leer en uno de los fragmentos del supuesto comunicado interno dirigido a empleados y compartido por Hansson.
“Somos una empresa de software, no de impacto social”
En el comunicado original, Fried subrayaba que Basecamp es una empresa de desarrollo de software, no de impacto social, por lo que su influencia debería limitarse a lo que hace y cómo lo hace. “No tenemos que resolver problemas sociales profundos, ni intervenir públicamente cada vez que el mundo solicita nuestra opinión sobre los principales problemas del día, o respaldar un movimiento u otro con tiempo o dinero”, dice el CEO de los chicagüenses.
Una neutralidad que ha sorprendido e indignado a muchos integrantes del sector tecnológico estadounidense, generalmente inclinado a promover una cultura empresarial comprometida con las causas sociales, que consideran que las grandes compañías deben preocuparse por las injusticias del mundo.
La decisión de Basecamp es similar a la tomada en octubre de 2020 por la plataforma de criptomonedas Coinbase, que también prohibió a sus empleados hablar de política para que se centrasen en los objetivos empresariales de la compañía. De acuerdo con Bloomberg, aquel anuncio hizo que docenas de trabajadores se marchasen de la empresa de compraventa de criptodivisas.
Adiós a los “beneficios paternalistas”
La prohibición de hablar de política no ha sido el único punto controvertido del anuncio de Fried. El CEO de Basecamp también ha escrito que en la compañía no habrá más “beneficios paternalistas”.
“Durante años hemos ofrecido beneficios para el bienestar, el acondicionamiento físico o la educación continua, pero hemos cambiado de opinión. No es asunto nuestro lo que haces fuera del trabajo, y el papel de Basecamp no es fomentar ciertos comportamientos, independientemente de que sean bienintencionados. Al proporcionar fondos para ciertas cosas, estamos condicionando las decisiones individuales de las personas”, señala.
De esta forma, Fried anunció que dejarían de ofrecer los beneficios que estaban dando hasta ahora a sus empleados y que, en su lugar, les ingresarían el dinero de esas ventajas adicionales en efectivo para que hagan con él lo que quieran.
Ambas decisiones, tanto la de la neutralidad política como la de acabar con los beneficios, han sacudido a un sector acostumbrado a que las empresas sean mucho más que meros lugares de trabajo. La oferta de ventajas adicionales al sueldo y una cultura de empresa comprometida con causas sociales comúnmente aceptadas como justas han sido hasta ahora incentivos adicionales para atraer talento en un mundo, el tecnológico, en el que la batalla por los recursos humanos es especialmente dura.
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