La fiebre por la inteligencia artificial está por todas partes, y parece que todas las grandes empresas están aprovechando está disciplina de una u otra forma. Entre las últimas en presumir de ello está Coca-Cola, que afirma haber integrado estos sistemas en sus máquinas de vending.
Hay quien de hecho afirma que esa inteligencia artificial ha logrado convencer a los directivos de Coca-Cola a comercializar un nuevo refresco, llamado Sprite Cherry. No ha sido así: lo único que han hecho las máquinas es contar votos, porque son los consumidores de esas variantes de Coca-Cola los que han decidido qué nuevo sabor era el más prometedor.
Vendiendo "experiencias inteligentes"
Hace poco Greg Chambers, responsable de innovación digital en Coca-Cola, participaba en el evento MobileBeat 2017. Allí aprovechaba para hablar del papel de inteligencia artificial en su empresa, y una vez más la ocasión era aprovechada para usar esas palabras mágicas sin que lo que estaba diciendo significara realmente demasiado.
Mi objetivo es ampliar los límites y e impulsar el avance de nuestra marca. La inteligencia artificial es la base de todo lo que hacemos. Creamos experiencias inteligentes. La inteligencia artificiales el núcleo que potencia esa experiencia
¿En serio, señor Chambers? ¿Beber una coca cola es una experiencia inteligente? Puede que no se refiera a beber Coca-Cola como tal: la empresa va a distribuir una nueva familia de máquinas de vending con una especie de asistente (algo así como un Siri hecho en Coca-Cola) que hará que la interacción con la experiencia de compra sea más atractiva para los usuarios y permita ampliar las opciones de compra.
De inteligencia artificial, más bien nada
Ese experimento se une a otro que ya lleva algunos meses en marcha: en abril de 2017 se inició el programa Coca-Cola Freestyle, con unos expendedores especiales situados en ciertos comercios en los que era posible disfrutar de más de 100 nuevos sabores experimentales gracias a la combinación de ciertos sabores base.
Ese experimento dio su fruto. Con más de 40.000 de estas máquinas en todo Estados Unidos y 14 millones de bebidas servidas al día se generaron muchos datos. Un montón de ellos, y fueron esos datos los que determinaron qué sabor fue el ganador.
La idea es desde luego curiosa, pero tiene poco de inteligencia artificial, porque quienes probaron nuevos sabores y decidieron cuál era el más interesante fueron los que usaron estas máquinas, no su inteligencia artificial (si es que había alguna).
Así pues, no, no hay mucho de inteligencia artificial en los nuevos refrescos Sprite Cherry y Sprite Cherry Zero comercializados por Coca Cola. Lo que sí hay más bien es un caso práctico de como la sabiduría de las masas ('wisdom of crowds'), o dicho de otra forma, el Big Data, puede ayudar a tomar decisiones comerciales. Lo que ha hecho la inteligencia artificial de Coca-Cola, si es que ha hecho algo, es contar votos.
En Xataka | ¿Puede 'volverse loca' una inteligencia artificial?
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