Lo que hace Google no es distinto de lo que otras empresas quieren hacer con sus respectivos ecosistemas, claro, pero aquí el peligro es que en Google hacen uso de su potente buscador, que antes era más que nunca puerta de enlace a toda internet, para presentar las respuestas a nuestras preguntas antes de necesitar ir a ningún otro sitio.
Eso no es necesariamente malo: obtenemos nuestros resultados de búsqueda en la propia página de Google gracias a los llamados 'featured snippets' que incluyen parte del contenido de fuentes externas en esos resultados del buscador. Todo funciona estupendamente para el usuario y para Google —sobre todo si usas algunos trucos extra—, pero quienes realmente han hecho el trabajo de contestar a la pregunta y redactarla se quedan sin esa visita. Tanto es así, que menos de la mitad de las búsquedas en Google acaban en un clic a un sitio web externo. Las demás se las queda Google.
Google se lo guisa, Google se lo come
Al menos eso indica el estudio de Jumpshot citado por SparkToro. En ese análisis incluyeron datos de más de 140 millones de búsquedas realizadas tanto en navegadores móviles como de escritorio en Estados Unidos desde abril a junio de 2019. Los datos son aplastantes:
Menos de la mitad de las búsquedas acaban en un clic a terceras partes: casi la mitad se quedan en Google, no hay clic, el resultado de la búsqueda le basta al usuario para encontrar lo que buscaba. No solo eso: Google envía casi un 6% del tráfico a sus propios sitios web: YouTube, Maps, el blog de Google y otros subdominios de la empresa se benefician de esos resultados de forma importante.
Como indican en SparkToro, es probable que esos sitios de Google acaben dando el mejor resultado porque son excelentes resultados (YouTube y Maps son dos servicios muy utilizados por sí solos), pero el comportamiento del buscador, por fantástico que sea para los usuarios (y para Google), representa una amenaza para quienes se encargan de producir esos contenidos: la gente ya no va (tanto) a esos sitios web. No lo necesita.
.@mattcutts I think I have spotted one, Matt. Note the similarities in the content text: pic.twitter.com/uHux3rK57f
— dan barker (@danbarker) 27 de febrero de 2014
La crítica no es nueva. En 2014 Twitter convertía en viral un mensaje de Dan Barker que dejaba claro que los 'featured snippets' eran peligrosos para quienes se encargan realmente de dar respuesta a las preguntas de los usuarios. El texto del snippet era idéntico al de la Wikipedia que definía ese término de búsqueda, y aunque Google citaba claramente la fuente (ahora lo hace de forma aún más patente) el debate estaba (y está) ahí.
En Google ya explicaban hace tiempo cómo estos resultados especiales tienen sentido porque "creemos que este formato ayudará a la gente a descubrir con mayor facilidad lo que están buscando". Es una característica, añadían "especialmente útil para los que buscan con la voz o en el móvil".
Danny Sullivan, uno de los responables de la división de Google Search, destacaba que la característica no restaba visitas a quienes publican los contenidos. "Pronto quedó claro que los feature snippets de hecho incrementan el tráfico". Eso no queda demasiado claro con las estadísticas de JumpShot, que muestran por ejemplo el mercado de los buscadores en Estados Unidos en el segundo trimestre de 2019:
Para los responsables de ese estudio Google Search es un monoplio que no va a menos, sino que va a más, con las búsquedas orgánicas -aquellas que llevan a sitios de terceras partes- van decreciendo mientras que las búsquedas con cero clics (las que se quedan en la página de resultados de Google) y aquellas que van a resultados de pago (porque son resultados promocionados por publicidad) crecen:
El estudio termina mostrando otras dos gráficas difíciles también de discutir, y que muestran cómo tanto en móviles (sobre todo en móviles, de hecho) como en escritorio esas tendencias comentadas se consolidan.
Como queda claro en esas gráficas, a los usuarios les basta con el resultado que muestra Google en sus resultados sin que haya que ir más allá... aunque quien haya hecho el trabajo de ofrecer ese resultado sea un tercero, enlazado, sí, pero que nunca recibe el ansiado clic.
Es difícil no alabar la utilidad del buscador de Google: nos hace la vida más fácil y millones de personas lo utilizan a diario para encontrar respuestas rápidas y claras a cualquier cuestión.
Frente a ese fantástico comportamiento está el aparente peligro para aquellos que se encargan de "hacer el trabajo sucio": los que responden las preguntas son en realidad otros, y la mayoría no les prestamos atención. Google no se lo pone demasiado fácil tampoco, desde luego.
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